28 abril, 2024
Twisted Sister, Europe, Helloween, Hatebreed, Ángeles del Infierno, Annihilator...

24-07-2015

PARC DE CAN ZAM – STA. COLOMA DE GRAMENET

Por Anthony Fucking Warrior

Me engañaron. Resulta que mi Patrulla del Infierno estaba llena de Judas – cosa lógica si lo pienso. Nadie salvo yo estaba dispuesto a aparecer por el parque del Metal para ver a Hamlet y los siguientes y esforzados segundones de las bandas fuertes de esa segunda noche. Malditos traidores.

De modo que en vez de ver a Entombed A+D nos quedamos en el hotel viendo vídeos de Babymetal, lo cual tampoco está nada mal si no te importa que tres japonesitas adolescentes jueguen a ser Slayer y Spice Girls a la vez.

Comimos abundantemente, fingiendo que Axxis no estaban tocando en ese mismo momento. Cabrones.

Hicimos la digestión muy tranquilamente, en vez de escuchar los siempre sabios consejos narcos de Brujeria.

No celebramos el 30º aniversario de Nuclear Assault, sino que nos entretuvimos curioseando en Rockamenco, proyecto (también japonés, of course) que agota su propuesta en el título.

Tampoco disfrutamos de una de las cuatro grandes bandas del Thrash Metal alemán, Destruction. No. Nos contentamos con episodios de Metalocalypse, la serie de Dethklok, una banda tan genial que debería ser un poco más real de lo que es.

Y creo que para cuando Powerwolf desplegaba su Power Metal licántropo (¿alguien más, aparte de Moonspell, se siente tan lobo?) la peña decidió que ya estaba bien de tanto Internet y tanta mierda y que había que ir cagando leches a ver y oír Heavy Metal sin una puta pantalla de por medio.

Manda cojones, pero escuchamos el final de la actuación de Ángeles del Infierno caminando hacia el festival. «A cara o cruz», «Fuera de la ley», «666», «Al otro lado del silencio» y «Maldito sea tu nombre» fueron los temas, que sonaron de maravilla incluso desde lejos. Menos mal que lo siguiente era fuerte y me resarciría de tanta renuncia.

En efecto, Helloween era uno de los nombres indiscutibles de la noche. Tras su intro clásica y la eterna calabaza como principal elemento escénico -esta vez caracterizada como la Estatua de la Libertad- los alemanes despegaron con «Eagle Fly Free» y prácticamente no descendieron en ningún momento. «Dr. Stein» redobló la sensación de euforia inicial, y la canción que da nombre a su último y bien recibido disco, My God-Given Right (2015), no desentonó en absoluto, como tampoco lo hicieron «Waiting for the Thunder», «Lost in America» o la más tranquila «If I Could Fly». «Power» resume la cualidad primordial de Helloween en directo, pero lo más divertido de su show fue el medley que se marcaron, que reunía nada menos que «Halloween», «Sole Survivor», «I Can», la genial «Are You Metal?» (yes, I am!) y la épica «Keeper of the Seven Keys». «Future World» y «I Want Out» dejaron claro a todo el mundo por qué Helloween son todo un bastión del Heavy Metal. Poco faltó para que Andi Deris saliera en hombros mientras la banda se despedía al son de «A Tale That Wasn’t Right».

Bueno, pues eso no fue nada. Twisted Sister. Ése es el nombre que por justicia hay que destacar no sólo de la noche, sino de todo el festival. El primer sorprendido fui yo, y es que casi cada canción que conozco de Twisted Sister me gusta menos que casi cada canción que conozco de Helloween, o de Europe, los desafortunados que debían sucederles en el escenario contiguo. Y la sorpresa fue mayor cuando supimos que el sustituto de A. J. Pero, fallecido este último marzo, era ni más ni menos que el ex-rompeparches de Dream Theater, Mike Portnoy. ¿Resultado?: Dream Theater 1 – Twisted Sister 4. Lo que hicieron no se puede pagar con dinero. Están en plena gira de despedida (juran que el año que viene lo dejan, no como Scorpions), y quizá por eso se les nota unas ganas enormes de hacer de esta noche la mejor-jodida-noche-heavy-de-toda-tu-puta-vida. «Stay Hungry» es el credo, y ellos lo cumplen a la perfección. Lo viven. ¿Es «The Beast» una canción, o es más bien otra manifestación de su bajista, el übermensch budspenceriano Mark «The Animal» Mendoza? Este hombre toca como si repartiera hostias cual panes, a discreción; de hecho no hay diferencias entre una cosa y la otra en su ejecución (más que manos, tiene dos manojos de pollas – y de buen tamaño). «You Can’t Stop Rock And Roll», «I Believe in Rock And Roll»… es una fe que no acabará con ellos, como no empezó con ellos, pero pocos valedores están a su altura en estos momentos. Y está, claro, «We’re Not Gonna Take It».

Es curioso ver a una marea humana, ebria, adulta y oliendo ya a persona mayor coreando el trasunto español del popular estribillo: «huevos con aceite». Y el «anymore» reconvertido en «y limón». También es sublime y hermoso. Lo de irrepetible ya no lo tengo tan claro, porque estuvimos un buen rato haciendo el mongolo con eso, pero es lo de menos. Estaba muy claro que, a pesar de los años, «The Fire Still Burns», y Dee Snider bien puede ser uno de los mejores frontmen en directo, Mick Jagger aparte. Pocas veces he visto a alguien entregarse tanto y con tanto oficio, seguir un guión perfectamente establecido y sin embargo dar la sensación de disfrutar cada momento como si fuera la primera vez que se sube a un escenario. Como cuando mandó al carajo a uno de los pipas de Europe por probar durante su actuación, o a la mierda todo el protocolo y la organización para tocar cinco preciosos minutos más. «Burn in Hell», el bonito solo de batería -en vídeo, gran detalle teniendo en cuenta quién se sentaba tras los timbales- de A. J., a quien se dedicaba casi cada canción, el himno gritado y eterno de «I Wanna Rock» y la efectiva «S. M. F.» nos dejaron flipando con Twisted Fuckin’ Sister, una banda que merece un lugar entre los clásicos. Del Heavy Metal.

De Europe podría decirse que casi no tuvieron una oportunidad, si no fuera porque son un nombre muy grande del panorama metálico de los ochenta y porque son los artífices de «The Final Countdown». Palabras mayores, pero que sonaron susurradas tras lo de Twisted Sister. Joey Tempest y los suyos salieron a por todas, aunque ya quedaban pocas, y el carácter más reservado de los suecos (John Norum parecía estar esperando el autobús) junto con la debida alternancia de temas nuevos y antiguos no les hizo bien. Fueron valientes y omitieron todo un «Carrie» en favor de sus nuevas composiciones, que no están nada mal, pero no han conquistado la imaginación como en sus días dorados. «Superstitious» fue la primera gran reacción de su set, y «Scream of Anger» sonó estupendamente; «Nothin’ To Ya» algo menos. «Sign of the Times» renovó los bríos hasta que «Rock the Night», la nueva «Days of Rock n Roll» y LA canción hicieron que todo el mundo saltara, cantara, sonriera satisfecho y se retirara a otros menesteres.

El nuestro consistió en buscar algo a lo que hincarle el diente de entre todos los pequeños puestos de comida del sitio ése. Yo me decidí por una salchicha del tamaño de John Holmes mientras Hatebreed hacían lo suyo a poca distancia de donde nos agenciamos una mesa. Cantaban algo sobre «Smash Your Enemies» que no estaba mal del todo, el trastornado Azrael desvariaba, yo me desencajaba la mandíbula y observaba a la peña. Recuerdo a un tipo vestido enteramente de cuero negro, brazaletes y collarín de pinchos incluidos, con dos cervezas de un litro y buscando entre la multitud a sus colegas con ojos de cervatillo extraviado y melena ala de cuervo. Era como Camilo Sesto, pero en Heavy. ¡Qué hermoso es el Metal!

Esta vez sí que nos quedamos hasta el final, porque cerraban nada más y nada menos que Annihilator, el poder y la gloria canadienses con permiso de Rush y no sé quién más. Sin embargo tuvieron aún peor suerte que Europe: no sólo les tocaban las dos de la mañana; también hubo persistentes problemas de sonido y encima nos cayó una que, si bien no era sangre, sí que mojaba bastante. El resultado fue que muchos heavies poco heavies se pusieron a cubierto, dejando a Jeff Waters solo con su extremadamente compacta banda y los hombres de verdad. Aquel se quejó de la maldición de la letra «A» (supongo que se refería a Anvil), pero por lo demás se dedicó a reventarnos la cabeza con trallazos del calibre de la nueva «Suicide Society», preludio de su inminente y homónimo disco, «No Way Out», las gloriosas «King of the Kill» y «Set the World on Fire», «Welcome To Your Death», «Second to None» o la genial «Phantasmagoria». Una de las mejores descargas del festival, para unos pocos. La hostia.

 

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