26 abril, 2024
Nunca un debut recordó a tantas cosas sin perder personalidad. Hologräma, sonido y luz.

Si has estado escuchando estos días las ondas nacionales sabrás que la temporada festivalera se cierra este fin de semana en El Puerto de Santa María, uno de los mejores lugares del mundo. Pero si además lo has hecho con atención puede que se te haya quedado grabado en el subconsciente la inercia psicodélica que se traen entre manos algunos grupos de la escena de Cádiz. Se habla mucho, y bien, del disco que M.O.R. acaba de publicar fruto de la unión de las ideas de varios músicos habituales de la bahía y que, a merced de su envolvente de inspiración espacial, les ha permitido saltar al estrellato (nunca mejor dicho). Pero, a diferencia del trabajo de los de Grabaciones Sumergidas, las ideas de Holögrama surgen como respuesta a las inquietudes de un artista multidisciplinar, originario de Cádiz y establecido en Granada. No son malos lugares para dedicarse a las artes, no.

Cráneo Prisma es el cerebro de este dúo que se autodenomina amante del pescaíto frito y heredero del krautpop. Citando sus propias referencias, Holögrama mira directamente a los ojos de formaciones tan míticas como Deerhunter, Neu! o Spacemen3, aunque es posible que escuchando su álbum de debut Waves 2014 (Trouble in Mind) te pierdas por ciertos destellos a Pulp, Harmonia o Yo la tengo. A ver, no es que todas esas influencias sean patentes en todos los cortes del disco pero sus integrantes las saben manejar con sorprendente madurez para proponerte un viaje psicodélico a partir de las repeticiones de sus cajas enlatadas y la superposición de capas electrónicas.

Para ser justos la primera impresión en la primera escucha es que la intuición ha guiado todo el proceso creativo, revistiendo de arreglos cada idea central siguiendo la coherencia de una supuesta linealidad. Pero tan pronto como el final de “My bicycle” comienza a dibujarse sabes que aquí hay algo más. No es una mera superposición anárquica de arreglos sino una provocación incesante de diferentes sensaciones sin perder de vista la honestidad inicial. Además, ya sabemos que en Cádiz andan sobrados de luz por lo que cada corte rezuma brillantez y frescura a partes iguales, en parte gracias a las melodías vocales saturadas de ecos que te sacan por momentos de la idea central. Toma como ejemplo el inicio de “In your Head” o el grueso de “Moonlight“ para constatar que la voz aporta toda la riqueza que la base de 8bits se deja por el camino, sin olvidar la guitarra que Carlos Alcántara (aka Thylacos Solrac) presenta por primera vez en “Pink sky” y que te puede recordar al mejor David Gilmour.

Así que el minimalismo de todo el disco, que se devora de una sentada gracias a su duración (apenas 35 minutos), sugiere un directo hipnótico y envolvente totalmente imprescindible, que ya se presentó con honores el pasado mes de julio en el FIB de Benicassim. Así que siendo ya profetas en Chicago y en las tierras de levante es justicia serlo en la suya propia en lo que será uno de los platos fuertes del próximo viernes noche en la programación del Monkey week. Será en el Mucho Teatro; que no te lo cuenten.

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