26 abril, 2024
La llegada del fin de semana del Monkey es cada vez más esperada por medios, salas, grupos, managers, empresas de publicidad, discográficas y cualquiera que se vanaglorie de pertenecer a esta gran y multitudinaria industria que es la música.

Fotografías por Esperanza Mar

La llegada del fin de semana del Monkey es cada vez más esperada por medios, salas, grupos, managers, empresas de publicidad, discográficas y cualquiera que se vanaglorie de pertenecer a esta gran y multitudinaria industria que es la música.

Con siete añitos a sus espaldas este festival se ha convertido en el meeting point por el que pasamos todos. No en vano la mayor afluencia de público y profesionales año tras año y el respaldo que da todo un pueblo apoyando el proyecto es la mejor manera de demostrarlo.

Por motivos laborales no pudimos asistir a la jornada que abría el festival, y eso que lo primero que nos dijeron los muchos conocidos que nos encontramos al día siguiente es que el viernes había sido una gran noche. Con conciertos tan destacados como Dienteslargos, Perlita, La maravillosa Gypsy Band, Miraflores o Toundra, entre otros muchos. El único «pero» de la primera noche, la hora y media de retraso que llevaban los conciertos de la Sala Mucho Teatro por un problema eléctrico. Bueno, al menos se pudo solucionar y nos consta que la gente disfrutó de lo lindo.

Pero lo dicho, por mucha pena que nos diera no pudimos hacer nada. Eso sí el sábado estábamos allí a primera hora de la mañana. Y cuál fue nuestra sorpresa al encontrarnos con un desayuno internacional para ir cogiendo fuerzas. Estas sí son maneras de recibir a la prensa. Una manera excepcional para romper el hielo y saludar a conocidos.

Acto seguido llegan las charlas para profesionales, en las que aprendemos multitud de cosas y de las que no me canso de hacer hincapié en cada una de las crónicas de cada año. Si eres profesional y te dedicas a la música los showcases son la mejor forma de ver por dónde andan los tiros en esta industria hoy en día. No nos da tiempo a regodearnos mucho hablando con los invitados ya que a las 12:00 empiezan los conciertos de la Plaza Alfonso X, los únicos completamente gratis del festival. Un tremendo escenario rodeado por barras y merchandising del propio festival que hace las delicias de todos los autóctonos y forasteros que no tienen otra cosa mejor que hacer un sábado al mediodía que ver en directo a unas bandas tremendas tomándose una cervecita y rodeados de buena gente con muy buen rollo. ¿El plan no apetece nada, verdad?

Nos da tiempo de escuchar a los onubenses Ocho Vientos, cuyo último trabajo ha sido producido nada menos que por Paco Loco (Bigott, Nacho Vegas, The Sadies, Niños Mutantes, etc.)

Volvemos a la Bodega Osborne para disfrutar de algunos de los grupos por los que hemos venido expresamente a esta edición. Y es que si no te haces un buen planning antes de venir te vas a perder multitud de cosas, eso tenlo claro. Nosotros veníamos con los deberes hechos y Delorentos era una apuesta segura. Vaya como suenan estos tipos. Tocan en el stand Son Estrella Galicia y si no había allí 100 profesionales flipándolo no había ninguno. Comentario generalizado tras su actuación: Vaya pasada estos tipos, ¿no?. ¿Cuándo tocan otra vez? Pues esta noche a la 1 en la Sala Mucho Teatro. Pues está claro que no me lo pierdo.

Tienen un directo tremendo y su mezcla de Rock, Folk y demás florituras, junto con una voz cantante con personalidad arrolladora y unas guitarras sutiles pero rompedoras hacen de este grupo una apuesta segura para pasar una noche inolvidable.

Vídeo de Mondosonoro Edición Sur

He de decir que antes pudimos ver unos minutos de la actuación de Inside dentro de la parte flamenca del Monkey. A estos tipos garra y fuerza no le faltan. Arrasaron con el aire de la Bodega y los ecos de sus cantes resonaban con fuerza en todos los arcos de las bóvedas. En gran parte debido al baile del Niño de Los Reyes, que nos dejó con la boca abierta a más de uno.

Ahora, la que para mí ha sido una de las sorpresas de esta edición, Bye Bye Lullaby. Hace unos días nos llegó de la mano de Cultura Inquieta su segundo disco “Origen”. La mezcla folk/rock a nosotros nos encanta, eso lo sabe cualquiera, pero es que estos chicos tenían un noseque, llámalo Esther Valverde, que no lo tienen otros grupos. Claro, si te gusta un grupo lo primero que piensas es, tengo que verlos en directo. Y allí estábamos nosotros a la expectativa. Después de hablar un rato con Susana, de Cultura Inquieta, ya sabíamos que nos iban a gustar. Pero, la verdad, es que nos encantaron. Ya no sólo es la voz de Esther, tremenda, por cierto, sino que la parte instrumental se ve que está cuidada al detalle. No me pienso extender mucho porque en breve entre nuestras líneas aparecerá la reseña del disco, donde pienso explayarme, lo que sí diré es que estoy deseando volver a verlos. Estos chicos tienen muy buenas maneras, un estilo que aun sin ser el más original es bastante personal y un carisma de banda de masas. No os extrañéis si flipáis con ellos cuando los veáis en un festival, nosotros ya os advertimos. Por cierto que este Noviembre empiezan una gira por multitud de localidades, Zaragoza, Salamanca, Huesca, etc. Así que si estáis cerca no dudéis en ir a verlos. Recomendación especial de 8pistas.

Después de escuchar los primeros minutos de Cómo vivir en el Campo, no da tiempo para más, salimos corriendo para ver algo de la actuación de Pájaro Jack. La plaza está abarrotada y aun así defienden con uñas y dientes un sonido particular de notas arrastradas y mezcla indie rock que tantos buenos ratos nos está dando últimamente. Habrá tiempo de verlos en las distancias cortas esta noche y mañana, si conseguimos encajarlos entre tanta oferta. Apenas da tiempo de saludar a amigos y conocidos de otros medios porque Astrolabio está tocando en la Sala Milwakee. Nada más llegar me quedo con el comentario de uno de los asistentes de: “estos son de la escuela de Los Planetas, ¿no?”.

Vaya, yo ni sabía que Los Planetas habían creado “una escuela”. Pero lo cierto es que beben bastante de ellos, aunque a mí me parecieron más desgarradores y sucios, por momentos. Me encanta cuando un grupo lo está dando todo en el escenario y estos chicos no se cortaron ni un pelo. Hay que seguirles la pista. Tras su concierto, un merecido break que la mañana ha sido muy intensa. A coger fuerzas para la noche.

La noche comienza a eso de las 10 y entre una pequeña llovizna se presentaba el Modo Avión  de Lichis. No éramos muchos a esa hora calándonos en la plaza pero los que estábamos hacíamos por suficientes. Como aquí todo queda al lado apenas dejamos terminar al ex-Cabra Mecánica nos fuimos de un salto a la Sala Ponche Caballero donde unos recién aterrizados Club de Río iban a sorprender a propios y extraños con su oferta de energía a raudales, mezcla de estilos y un buen rollo contagioso que se metía en los huesos de todos los presentes. Definir a estos tipos es de lo más complicado así que por una vez dejémonos de etiquetas y diremos simplemente que sus ganas de expresar trascienden las notas eternas y la fusión de estilos de la que hacen gala.

Aquí no te da tiempo a regodearte nada de nada y antes de que acaben nos vamos cual rayo veloz al Niño Perdío a ver aunque sea el final de la actuación de Tremolina.  La finalidad de este festival es ver bandas nuevas, que de seguro sonarán y mucho en los próximos años, pero eso no quita poder disfrutar de algunas bandas de las que ya has saboreado sus mieles con anterioridad. Es el caso de Tremolina, con su sonido completo y compacto. No le falta ni un detalle. La mezcla de los sonidos guitarreros con el violín y la trompeta es de lo más ecléctica y a la vez de lo más embriagadora. No me puedo extender más pero ganas no me faltan ya que para mi han sido uno de los grupos que mejor han sonado en esta edición. Claro que al final tampoco pudimos verlos hasta el final porque lo que sí nos había quedado claro por la mañana era que a Delorentos no podíamos perdérnoslo en la Sala Mucho Teatro.

Y allí que estábamos puntuales a las 1:00 de la madrugada. Por cierto, hoy el teatro iba perfecto de horario. Para no enrollarme sólo diré que para todos los que estuvimos allí presentes este fue, sin duda,  el concierto de esta edición del Monkey Week. Pop de muchos quilates a medio camino entre Coldplay y Keane. Pop de masas, de auditorios llenos de miles de personas, de repeticiones hasta la saciedad en las radio fórmulas. Tras el concierto te queda la sensación de haber visto a los próximos Maroon 5, Coldplay o algo así.

Era el último concierto de su minigira de tres semanas por España y  eso se notó. A pesar de haber tocado por la mañana no se dejaron nada en el camerino. La fuerza que imprimieron a todas sus composiciones resaltaba sus virtudes a la vez que escondían alguna que otra carencia instrumental. Y es que tampoco la necesitaban, su sonido era de lo más compacto que he escuchado en mucho tiempo, alternando tanto voces principales como la figura del leader band. Hasta el batería se marcó un tema a guitarra acústica.

Una hora que supo a muy poco, que nos hizo saltar y bailar de lo lindo, que nos hizo vibrar con el pop más fresco y currado que te puedas echar a la cara. Pop sin artificios y sin mezclas raras, y es que cuando las cosas tienen calidad no hace falta emborronarlas con nada, es mejor dejar que vayan saliendo solas.

Una pena no quedarnos para terminar la noche pero mañana a primera hora es el meeting internacional y tenemos algunas cosillas que hablar.

La mañana comienza a eso de las 11. Ya sabemos que no es muy temprano pero es lo que hay, que entre una cosa y otra no es extraño liarse aquí. Nos da apenas tiempo de ver algunos de los conciertos de Radio 3, que este año además se han podido disfrutar en streaming desde la misma página de la emisora.

Apenas terminan comienza la charla a tres bandas entre Mikel Erentxun, Esteban de Toundra y el Niño de Elche. Una buena manera de conocer de forma más cercana y personal su punto de vista sobre muy diversos temas, entre ellos el propio streaming, la piratería o el tejido de la industria musical en nuestro país, que se podría resumir en “¿Y si los Arctic Monkeys fueran de San Fernando?”

Los minishowcases son el momento perfecto para ver en unos pocos minutos unas pinceladas de todos los grupos que van a tocar en el día y coger apuntes para no perdernos nada interesante. A destacar, entre las divertidas intervenciones de los presentadores, nombres como Los Vinagres, Betamotion, The Belmez o The Bloop.

Casi a continuación, en la casita de Happy Place se estaba pergeñando una buena. Ni más ni menos que Pájaro añadiendo, si eso era posible, aún más magia a un lugar en el que ya de por sí se respira felicidad. Acompañado por Pepe Frías y Raúl Fernández firmó un bolo más que especial, rodeado de amigos entregados, apiñados y felices. Le siguió la ligereza y bendita locura de Cabezafuego, cuyo descaro y soltura obligaban por pura diversión a quedarse. E hicimos bien, poco después aparecerían unos Miraflores sin complejos ni medida, derrochando sonidazo y actitud a partes iguales.

La ruta que seguiría a continuación incluía a Sen Senra en La Martina, a quien ya tuvimos oportunidad de testar el pasado invierno en Sevilla. Su rock pegadizo y californiano dio paso a un nuevo cambio de ubicación. En la azotea del Bar Santa María. Con un ambiente inmejorable, Robbie & Seth se metían al nutrido público en el bolsillo desplegando un folk pegadizo basado en cortes de The Mockers. Tal fue el éxito y la entrega del dúo que la jarana continuó en la calle y fuera del programa.

Uno de los aciertos de esta edición lo protagonizó la inclusión de Quentin Gas y los Zingaros dentro del apartado Flamonkey. Rock, flamenco y talento en un show que se hizo corto y rellenó todos los huecos de la Bodega Osborne. La pasión al servicio del mestizaje con un Quentin intenso y entregado a una propuesta muy atractiva.

Por desgracia, los imperativos del horario obligaban a elegir entre dos pesos pesados. Julio de La Rosa en formato acústico frente a Mikel Erentxun, acompañado por Paco Loco y Joaquín Pascual (Mercromina). Nos decidimos por el primero y la apuesta resultó un acierto. Imponente presencia la de Julio y sus soliloquios casi recitados, envueltos en capas de loops grabados a pedal, sobre la marcha, mientras dirigía miradas entre desafiantes y burlonas a la concurrencia. Clásicos como “El Traje”, “Hasta que te hartes” o “Gigante” completaron un repertorio de nudo en el estómago.

El cierre a este prolífico Monkey era de órdago. Por un lado, llegaba al Mucho Teatro un esperado Chencho Fernández con mucho que celebrar. Con toda la carga simbólica que supone la reedición por Warner de Dadá estuvo aquí, el sevillano interpretó su papel a la perfección. Un teatro entregado y un Chencho canalla, intenso y bohemio fueron la mezcla perfecta para escenificar esta nueva etapa dorada del cantante.

La última apuesta, la traca final, corrió a cargo de unos correctos Grupo de Expertos Solynieve. Daba gusto cantar a todo pulmón temas como “Déjame vivir con alegría” o “La reina de Inglaterra” acompañados por la mayoría de los monetes, que acudían al último gran concierto del festival como moscas a la miel. Dulce fue, precisamente, el aire con que impregnaron la Sala, con olores de sierra granadina y horizontes planetarios.

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