26 abril, 2024
El Regreso de los Geniales Ingleses no Te Dejará Indiferente.

Blur han sabido marcar los tiempos; se marcharon justo cuando podrían haber empezado a saturarnos, pero con buena letra y aquel extraño y cautivador Think Tank (2003), obra de Damon Albarn en su práctica totalidad. Sí que han pasado doce años desde entonces, pero han sabido intercalar sabiamente sus pasos hasta llegar a The Magic Whip (2015); reaparición a lo grande en vivo en Hyde Park, recopilatorios, gira mundial, dos singles, el brillante “Fool’s Day” y el sublime “Under the Westway”. Sus componentes estuvieron aquí de una manera u otra, musicalmente o no, así que la noticia d que Blur vuelven es tan cierta como que tenemos la sensación de que nunca se fueron. The Magic Whip sigue el rastro que comenzaron con su homónimo quinto álbum, de 1997, dejando atrás ritmos, melodías y letras pop, por las que se les relacionaba con The Kinks, a falta de alguna referencia más cercana. Sin embargo, “Lonesome Street”, que abre el álbum, nos lleva directamente a una canción que bien podría pertenecer a Leisure (1991) o Modern Life Is Rubbish (1993), y lo mismo se podría decir de “Go Out”, primer single del álbum, mientras que la ironía de “I Boradcast” podría pertenecer a Parkllife o The Great Escape. Son estos, precisamente, en los que la guitarra de Graham Coxon suena más prominente. El resto de la grabación recuerda a The Good, The Bad & The Queen musicalmente, y a Everyday Robots de Albarn en los temas que trata, como la alienación del individuo (“Thought I Was A Spaceman”) y la frialdad de la vida moderna (“New World Towers”), representada, nos atrevemos a decir, en el helado incomible de la portada, casualidad o no.

The Magic Whip sigue la última senda de Blur, en la que la experimentación, sin salirse mucho de la raya, (¡como aquel “Bugman” de 13!), y cayendo muy levemente en lo fácil y lo juguetón. Si tuviéramos que resaltar dos de ellos “There are Too Many of Us” (que con una producción más fría entraría en Everyday Robots de Albarn fácilmente), y el sofisticado soul de ojos azules de “Ghost Ship”.

Así son los Blur de esta, digamos, tercera fase con su productor de (casi) siempre, Stephen Street, grabando en Hong Kong tras la cancelación de su actuación en un festival; cuando The Magic Whip es pop, no llega a ser azucarado, cuando se acerca al rock, lo hacen de lejos. ¿Será cosa de los años? Los resultados quedan en una tierra de nadie que atrae y que, sin embargo, hace añorar otros tiempos, sin las pinceladas electrónicas de ahora. Es una lástima que no entraran ni “Fool’s Day” ni “Under the Westway”, pero estos ingleses se dan muy poco a mirar atrás. La crítica está tratando más que bien a The Magic Whip y no les falta razón, pero parecen rodear al álbum con una especie de halo de euforia que se nos hace excesiva. De ahí a que nos deje clásicos, será otro asunto, y no está en manos de los que escribimos, sino en las del tiempo y en las de los que leéis.

 

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