19 marzo, 2024
Los Secretos fueron los encargados el pasado jueves 8 de Junio, de abrir el ciclo “25 Aniversario de la Expo´92” y fue algo digno de grabar en nuestros recuerdos.
Modo concentración, nivel… maestro

Fotografías por Esperanza Mar

Los Secretos fueron los encargados el pasado jueves 8 de Junio, de abrir el ciclo “25 Aniversario de la Expo´92”. Una ocasión única para ver a cuatro grupos de la época dorada del pop/rock nacional. Cuando la gente hablaba de música y no de negocio. Cuando lo que importaba era la creación y no los beneficios.

Desde aquella maravillosa década de los 80´s es un grupo que ha conseguido mantener su espíritu y su identidad a lo largo de los años. Con cerca de 200 canciones en su haber se han propuesto formar parte de los momentos más importantes de nuestra vida. Si bien, han tenido que pasar por épocas muy oscuras, han sabido sobreponerse con mucho esfuerzo para seguir ofreciéndonos todo lo que tienen guardado.

Si no hemos venido a pasarnoslo bien, ¿entonces a qué?
Si no hemos venido a pasarnoslo bien, ¿entonces a qué?

Los señores Álvaro Urquijo (voz y guitarras), Ramón Arroyo (guitarras), Jesús Redondo (teclados), Juanjo Ramos (bajo y gran jugador de mus) y Santi Fernández (percusión) forman parte de nuestra cultura musical, de manera consciente o inconsciente. Sus canciones más famosas se mezclan con pequeñas joyas que a muchos de nosotros nos representan instantes muy específicos en nuestro caminar.

De camino al concierto se cruzaban por mi mente pensamientos en forma de radiofórmulas, de exaltación de clásicos, de mitificación de la persona, de épocas en las que el vinilo producía un sonido engatusador que hacía que todo se oyera bien. Pero en el momento en el que “Échame a mí la culpa” de Albert Hammond, comenzó a sonar sobre el escenario, una ola de comprensión me recorrió el espinazo.

Yo pude vivir Los Secretos en la época de los 90´s debido a mi edad. Me cogió por los pelos los discos Cambio de planes y Dos caras distintas. No pude apreciarlos como se merecían ya que mis hormonas estaban en aquel momento en pie de guerra y pedían gritos The Offspring y círculos de la muerte viendo a Reincidentes.

Posteriormente, y ya con una edad, redescubrí la música nacional. Me estremecí con la profundidad de alguna de sus letras, con la originalidad compositiva y la versatilidad de quien se defendía y creaba sin apenas saber tocar un instrumento. Ese punto de libertad ha desaparecido en nuestros días. Y no hablemos de los mensajes. Por ejemplo, con “Colgado” o “No sé si se acuerda” de aquel Primer cruce y continuará, los mensajes que parecen estar más a la vista se difuminan hasta crear imágenes vívidas en nuestra mente de escenas en blanco y negro, tal y como se representan nuestros recuerdos.

Toda la velada fue un viaje incesante e incisivo de lo pasado, de las noches en blanco pensando en aquella ”Buena chica”, o quizás “Margarita”, de la vida de llegar a casa y tenerlo todo por delante “Solo ha sido un sueño”, de los partiditos a las 5 con “la caló”, de la soledad multitudinaria de la adolescencia  ”La calle del olvido”, o simplemente, de lo que significó para nosotros el madurar  “Cambio de planes”.

Toma Enrique, te la paso

Como en cualquier camino que se viva a fondo, siempre nos encontraremos piedras en las que tropezar, amigos que descubrir y otros que perder, experiencias que grabar intensamente en nuestra mente y otras que intentar borrar lo más pronto posible. Este concierto está dedicado a una de esas personas que aun sin llegar a conocernos directamente nos comprendía como pocos a nuestro alrededor, Enrique Urquijo. Él supo decir con palabras lo que nosotros apenas sabíamos describir con la piel. Él nos habló, a veces directamente, y otras con trapicheos enigmáticos, de lo que ocurría en nuestra vida. Como si nos estuviera viendo por la pantalla de un televisor, a lo Show de Truman.

Precisamente, una de sus canciones favoritas, compuesta por Quique González, fue el espejo del alma de muchos españoles que no tuvieron miedo en mirar su reflejo, “Aunque tú no lo sepas”. ¿Y qué decir de “Ojos de Gata”? Dedicada al maestro Sabina, que después de escuchar las dos versiones, la suya y la de los hermanos Urquijo, dijo, que bien voy a cobrar derechos de autor por dos canciones con la misma letra.

No hace falta extendernos mucho, porque canciones como  “Pero a tu lado”, “Ponte en la fila”, “Amiga mala suerte”, “Te he echado de menos hoy” o “Por el bulevar de los sueños rotos” forman parte ya del abecedario de cualquier amante de la música que se precie. Y eso el grupo lo sabe. A estas alturas de la velada los ánimos ya están a flor de piel. Los pies se asientan seguros sobre el escenario, el sonido se compacta y los sentimientos de los presentes se acompasan.

Ojitos
Ojitos «agárrate fuerte a mi, María»

A estas alturas “Nada más” o “Déjame”, que ya tiene sus 40 añitos, nada menos, suenan sencillamente deliciosas.

Con esto llegamos a la primera despedida con toda la platea cantando a una sola voz el estribillo. Y para la vuelta, los pelos como escarpias con “Agárrate fuerte a mi María”, “Otra tarde” y “Ojos de perdida”.

Móviles en ristre, recuerdos en nuestra mente y recuerdos que estamos creando ahora mismo. Momento para la despedida rockera de “Quiero beber hasta perder el control” y “Sobre un vidrio mojado”, pedida incesantemente durante todo el recital.

Al final, lo típico,  abrazos, aplausos y silbidos, y quizás algo no tan típico, caras iluminadas por la felicidad de quien añora el pasado, dando gracias por lo vivido. Y por momentos como este, donde la mente se abre de par en par para mostrarnos por unos instantes, no sólo imágenes, sino suspiros, llantos y risas de una vida que aun pareciendo lejana, está muy presente en todo lo que somos.

Más de 30 años caminando juntos...y los que quedan
Más de 30 años caminando juntos…y los que quedan

Mientras nos vamos marchando con paso lento, pues queremos degustar todo lo que se nos ha venido encima con tranquilidad, los chicos de Discover nos regalan “Cuando brille el sol” de La Guardia o “Mamma mía” de Abba.

Nos tenemos que ir, pero hoy, días más tarde, aún recuerdo intensamente los ojos de aquella chica de 15 años que por primera vez vio dentro de mí, y la canción que estaba sonando en mi cabeza, que no os la puedo decir…es un secreto.

Los Secretos en el CAAC

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