26 abril, 2024
Una vez al año la familia Cajasol daba su archiconocida fiesta Cita con la Música “como los señoritos la llamaban”. Ese día las puertas de la mansión se habrían para pobres y ricos, ese día la gente iba a divertirse, a disfrutar de la música, del lugar, de los amigos.

17 de Octubre de 1920. Fiesta en la casa de la familia Cajasol, una casa suntuosa, con lágrimas en las lámparas y asientos forrados en terciopelo rojo. Un palacete de columnas poderosas y cortinas en las puertas.

Una vez al año la familia Cajasol daba su archiconocida fiesta Cita con la Músicacomo los señoritos la llamaban”. Ese día las puertas de la mansión se habrían para pobres y ricos, ese día la gente iba a divertirse, a disfrutar de la música, del lugar, de los amigos.

La gente se agolpaba en las puertas para entrar, tanto que para aquella noche no cabía ni una sola alma mas.

Cuando entrabas veías un gran escenario al fondo de una sala lujosamente decorada, lleno de instrumentos que presagiaban una maravillosa noche de música y sentimientos a flor de piel.

Quizás la culpa no fuera tanto del precioso entorno sino de los juglares que venían a amenizar esta calurosa noche otoñal. Aunque eran del lugar no mucha gente los conocía. Quizás porque en vez de tocar melodías fútiles y sin sentimiento pero lucrativas, ellos apostaban por entretener a las gentes con ritmos pulcros pero demasiados novedosos para los anquilosados en la música folclórica del siglo XIX.

O Sister! que así se hacían llamar, decían que solo intentaban hacer disfrutar a la gente y de paso divertirse ellos.

Los asientos repletos soportaban todo tipo de conversaciones previas al espectáculo. Se notaba la impaciencia de las gentes ya que su música por desconocida tenía ese halo de misterio y romanticismo propios del jazz y las músicas que llegaban del otro lado del charco.

21:15 Se pagan las luces y el silencio recorre las paredes del lugar mientras unas sombras se mueven por el escenario.

La aguja del gramófono hace un ruido característico y las ensoñaciones toman posesión de nuestras mentes y nuestras sonrisas.

Ataviados con exquisitas ropas a la última moda, ellos con traje sastre con chaleco o americana de rayas finas y sutiles, y ellas con peinado Bobbed y faldas hasta la rodilla.

Un “Shuffle Off To Buffalo” de Al Dubin y Harry Warren sirve de apertura, al igual que en su segundo disco. Entra raudo y veloz por nuestras orejas sin frío y con temperatura desde el primer segundo. Las gentes aplauden con entusiasmo al finalizar la actuación.

Charlie two steps” de The Boswell Sisters se estrena esta noche (claro que si nos situamos en 1920 este tema no llegaría hasta 1933, pero perdonen estas pequeñas incongruencias literarias).

El teatro mueve la cabeza y los pies al unísono, como si hablásemos de una película en blanco y negro, donde la inocencia de estas imágenes aún quedaba bien en la pantalla. El Swing, el Charleston, el Twister y demás delicias musicales tendrán cabida en esta historia. Las voces se entrelazan mágicamente en una sola pista como únicamente se podía grabar en los años 20. Aquí no hay magos que hagan conjuros en la producción, esto es vivo, es real, pero a la vez misterioso y delicioso.

Con “Shine On, Harvest Moon” una sutil combinación de suaves melodías, instrumentos con personalidad y vida propias y unas voces que nos llegan como de una gramola nos erizan la piel.

La historia de una chica que jarta de esperar que le llegue la carta de su amante decide enviársela ella misma (I´m Gonna Sit Right Down And Write Myself A Letter) arranca las risas de señoritos y gentes del pueblo. Para la ocasión Samuel Rigal e Irene, una de sus alumnas en Sevilla Swing Dance, se marcan un precioso acompañamiento que deja al público anonadado y entusiasmado con sus movimientos ligeros y llenos de ritmo.

El artista invitado de la noche, el gran Ángel Andrés Muñoz entra en escena para interpretar “Moonglow”, otro tema nuevo, que por lo que nos cuentan ha sido arreglado esta misma tarde. Imaginaos la escena, los niños absortos con ojos de haber llorado y los mocos colgando en completo silencio, las madres amamantando a sus pequeños obnubiladas sin apenas darse cuenta de que ahogan a sus críos, los hombres de traje y sombrero de ala ancha quemándose con la ceniza que cae de sus puros completamente hipnotizados.

Pues no había nadie de esos en la sala, pero el ambiente era el mismo. Es como si no hubiera nadie más a tu lado, “Anything goes”, sus voces lo inundan todo. Transportan aromas en el aire, recuerdos en cada brisa e inocencia en cada pensamiento.

Dinah” de su segundo trabajo precede a otro tema nuevo “St. Louis blues”, quizás el primer blues conocido, que data nada menos que de 1914.

Llegados a este punto de la noche, un cuento para los niños que se han quedado mudos. El cuento del viejo Mose. Un cuento tenebroso que nos hace creer que el viejo Mose ¡aún está vivo! “I believe….old man”. Contado magistralmente por la voz oscura y grave de Camilo.

La puesta en escena pasa de retrospectiva a deliciosa cuando las tres voces se sientan al borde del escenario con un solo foco iluminándolos a cantar “Dream A Little Dream Of Me” con la ayuda de un pequeño ukelele y “a cappella”.

Para la vuelta del grupo, sin pianista, nos tienen reservado “Undecided” de Ella Fitzgerald y “Stop that puttin´it on” y “You-dle-ee” de las hermanas Boswell. Ninguno de los temas aparece en sus discos, al menos de momento, ya que “You-dle-ee” lo hemos podido ver en vídeo y en documental hace poco, donde nos contaban la maravillosa historia que hay detrás de este tema inacabado de las hermanas Boswell.

¿Habéis escuchado a Rose Murphy alguna vez? Como supongo que no, aquí os dejamos el temita que Helena se marcó imitando a Rose “Pennies From Heaven”.

Las risas, el desparpajo y las ganas de contagiar la alegría son las notas características de esta noche. De aquí saldremos sintiéndonos más vivos, más humanos y con un poquito más de ganas de seguir adelante, luchando por volver a vivir noches mágicas como esta.

Ángel Andrés Muñoz regresa para sentarse al piano y deleitarnos con “If it ain`t love”, y “Twins”. Pero la sala se viene abajo cuando Samuel Rigal vuelve a saltar a la palestra, en esta ocasión, para bailar claqué, o tap, en “Puttin´On The Ritz”. Tema originario de  Irving Berlin, pero que todos recordaremos por su aparición en “El jovencito Frankenstein”.

Para la recta final “Everybody Loves My Baby” y “Sentimental Gentleman From Georgia”, por supuesto, precedidos por sus correspondientes historias llenas de humor del sur.

Evidentemente, la noche no se acababa ahí sino que para el bis nos sorprendían con una versión de “The Lullaby Of Broadway” interpretada por Camilo Bosso (bajo), Matías Comino (guitarra) y Pablo Cabra (batería). Al final terminan echándolos del escenario entre risas, para dejar sitio a los profesionales, que con sólo sus voces y la ayuda del piano se marcan un tema repleto de musicalidad y ternura.

Como despedida “It Don´t Mean A Thing (If It Ain´t Got That Swing)”, tema que abre su primer disco, acaricia las notas de la noche para dejarnos un sabor de boca tremendo, donde las estrellas parezcan al alcance de nuestros dedos, donde los comentarios de admiración y risas sean la comidilla de las conversaciones mientras nos dirigimos a la salida.

Al salir por la puerta todo parece distinto, quizás algo más bonito e inocente.

Todas las fotografías por EsperanzaMar. Podrás ver estas fotografías y más en nuestro Flickr, en alta resolución.

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