19 abril, 2024
Una experiencia a base de sorpresas es la que The Strypes ofrece a sus invitados. Que sus caras de niños os asusten cuando tengáis la ocasión de mirarles desde abajo, por favor, porque la experiencia será de miedo

Si eres novato…

Una experiencia a base de sorpresas es la que The Strypes ofrece a sus invitados. Que sus caras de niños os asusten cuando tengáis la ocasión de mirarles desde abajo, por favor, porque la experiencia será de miedo. Se desenvuelven ante el público como si estuvieran programados a seguir los mismos pasos de una puñetera estrella del Rock Y luego se apaga la música. Y resulta que la canción aún no ha terminado. Y te quedas colgada del niño ese con gafas de sol que no para de hacerse el chulo encima del altavoz que logra hacerle un poco más alto. Y ya te ha ganado. Con él te hubieras casado ahí mismo si le hubiese dado por mostrar la elegancia que esconde en la mirada. Porque la de esa voz rasgada que tan bien sintoniza con el ruido de los instrumentos, ya te queda clara. Que vivan los novios, vas pensando.

Pero estoy aquí escribiendo sobre The Strypes porque son unos «chulos» de categoría; refinados, al tanto de lo que consiguen con esas pegadizas coreografías que siguen pausadas -casi burlonas- a lo frenético de cada estribillo, el recreo de sus temas.  Aunque el pelirrojo de Pete O’Hanlon no deja nada por hacer cuando se vuelca con su bajo,  verle tranquilo al lado de Ross Farrelly es también un gustazo. Que te ponen unas caras de aquí te espero,  que se miran, sonríen, gustan un poco más y continúan con la velada. Que te mueres ahí mismo. Que te han desnudado con sus armónicas y no te has querido dar ni cuenta.

Sus puestas podrían incluir una mesa para dos en mitad del escenario, y que las copas sobre el mantel, a pesar de lo pegadizo, ni hubiesen suspirado. Mucho movimiento, sí, pero muy acertada la receta con la que lían la que lían en sus directos. Y no son buenos por haber sido teloneros de Arctic Monkeys en el Palacio de Deportes madrileño el pasado noviembre de 2013, no. Noticia que olía a éxito por otra parte. Son buenos porque son ellos y hacen lo que hacen de la manera en que lo hacen.

Hace escasos días disfrutábamos de estos chavales en Territorios Sevilla. The Strypes dejaron claro que tuvieron cero competencia. Sin duda fueron de lo mejorcito del viernes y de lo más recodado el sábado, pero eso será cosa de mi compañero Mike Romer y las impresiones que vuelque en sus letras al festival.

Este propósito es otro: descubrirles un poco mejor (si se puede) antes de que hablemos del éxito que alcanzaron el pasado fin de semana. Nacida en la ciudad de Cavan – en Irlanda – cerca del 2008, la banda vestía orígen diferente al actual. Hoy, compuesta por Ross Farrelly ( a la voz más principal y a la armónica), Josh McClorey (a la guitarra y a los coros), por el gran Pete O’Hanlon (al bajo y a la otra armónica), y por  Evan Walsh (a la batería), tiene un recorrrido cuyos integrantes han vivido lleno de piezas cercanas al rock and roll, al garaje, al R&B y al pub rock, las principales fuentes de inspiración de la banda, sin olvidar el Punk como componente (aparente) en algunos de sus temas. Queda claro que su estilo les viene del estruendo con la llegada del blues en los 60 y del pub rock de la década siguiente, sí. Muchos dicen que «suenan como si el pop nunca hubiera existido«. Frase atrevida y nada equivocada.

Así que, antes de que en 2013 publicaran su primer álbum, Snapshot, y después de que comenzaran a reunirse en la casa de  Evan a escuchar los discos de su padre cuando eran más críos de lo que parecen, en abril de 2012 un EP, Young, Gifted&Blue, en el que aparecía la famosa versión de Bo Diddley del tema «You can`t Jugge a Book by the Cover», llegaba con garra. Tanta, que fueron varias las discográficas que pelearon por firmar con ellos. 24, las horas necesarias para que la maqueta creara pánico del bueno y la banda comenzara a difundirse por sí sola. Número 1 en iTunes Blues Chart justo al día siguiente de su publicación. Qué me dices.  La toma de decisiones les llevó al acuerdo con Rocket Music Management. Después de firmar con el que fuera fan incondicional del grupo, Elton John, el diciembre siguiente ya estaban firmando con Mercury Records. Desde entonces, un no parar por toda Europa, con gira en Japón incluida.

Y a la prensa también le va The Strypes. Si no, que nos miren a nosotros. Revistas de música como NME y periódicos nacionales acogieron a la banda entre sus páginas muy gustosamente.

Pero volvamos al 2013, año en que sacaron nuevo single. «Blue Collar Jane», cuyo éxito llevó a que fuera reeditado en un doble vinilo de 7 con el single de «Blue Collar Jane», más una cara B con las canciones del EP. Tendrías que haber visto cómo recibía el público de Territorios Sevilla el temita el pasado viernes.

Tras «Hometown Girls» y «What A shame», el segundo y el tercero de sus sencillos respectivamente, la banda anunciaba su primer álbum debut, Snapshot, producido por nada menos que Chris Thomas, conocidísimo por participar en The Beatles y Sex Pistols.

En definitiva, los comienzos de una banda a la que muchos sitúan por encima de los propios Arctic Monkeys. ¿Sucesores que terminarán haciéndoles sombra? El tiempo nos lo contará.

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1 comentario en «The Strypes y el recreo de sus temas»

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