Como su aguerrida voz, tan dada a los quiebros imposibles, Aurora García no teme a los retos. La que fuera vocalista de los exitosos Freedonia desde sus inicios decidió en 2013 decir adiós a sus colegas de carretera y triunfos para correr nuevos riesgos al frente de una nueva formación, estos Betrayers donde encontraremos nombres como el ubicuo Julián Maeso, miembros de Speak Low o Lisa & The Lips y músicos que han acompañado, atención, a bestias como Fred Wesley. ¿El resultado? Uno de los combos más irresistibles en directo de la escena nacional, una propuesta de lo más atractiva entre la nostalgia y la inmediatez que bebe del (s)explosivo soul de la Stax y el contagioso R&B de Atlantic Records sin dudar en coquetear con ese folk rock de sabores añejos que tanto inspiraría al genio de Jerry Wexler. Nunca Memphis estuvo tan cerca del Manzanares.

“La prensa musical de este país es muy de comer pollas”. Con declaraciones como ésa, es poco probable que veas a Fabuloso Combo Espectro acaparando portadas. Pero lo cierto es que estos cuatro tipos afincados en Madrid no solo pueden presumir de uno de los mejores nombres de banda habidos en nuestro país, sino también de una de las trayectorias más coherentes y lúcidas de los últimos años. Habrá quien opine que lo suyo es como escuchar a unos Ilegales pasados de rosca, pero sin duda hay mucho más donde rascar: ruidismo, lisergia y post punk se dan de hostias en una paliza sónica de lo más agradecida, donde caben por igual los Contortions (ese saxo, madre, ese saxo), Billy Childish, la Movida madrileña y Sonic Youth. “La herencia de los caracteres adquiridos”, su último y recientísimo trabajo hasta el momento, de nuevo bajo cabecera de Discos Humeantes y con un título que pondría palote a Nacho Vegas, es puro goce y delirio. Fabuloso.

Solo no puedes, con amigos sí. Algún día alguien debería dedicar un libro a la sabiduría escondida en los programas de nuestra infancia. Con “Sangrín”, su último y férreo trabajo, Pablo Und Destruktion –ese sobrenombre teutón bajo el que se esconde el asturiano Pablo G. Díaz- se deja querer por su banda, ofreciendo más protagonismo a la misma y abandonando aquella psicodelia de tintes caseros que había caracterizado en gran parte su obra anterior. El experimento no ha podido ser mejor recibido: hay quien habla de la respuesta patria a los Bad Seeds, quien alude a las semejanzas con Nacho Vegas y Lucas 15 (tan queridos por Pablo, todo sea dicho) y hasta quien se lanza a compararles con “la némesis de Víctor Manuel poseída por unos Einstürzende Neubauten con abuelos mineros”. Otro que sabe a terruño es Frank Berjim, cantautor que parece salido de la última de los Coen y el (pen)último hijo artístico de Woody Guthrie. Mejor compañía, imposible.

Cita con la Historia. Así, sin más. Silver Apples es un hito –en mayúsculas, en negrita, en cursiva- en el devenir de la música electrónica. Basta hacer memoria y enumerar la retahíla de artistas y bandas que le deben pleitesía: de Spacemen 3 a Stereolab, de Brian Eno a Portishead, de Beck a Spiritualized. Que dos zumbados por los cacharrería y los osciladores crearan algunas de las más bellas y lisérgicas postales sonoras –contenidas sobre todo en sus dos obras magnas, las seminales “Silver Apples” y “Contact”- que el oído humano haya podido disfrutar jamás ya es por sí una proeza. Que aun hoy, con solo Simeon Coxe al aparato (nunca mejor dicho) tras la desaparición en 2005 de Danny Taylor, la mera invocación de su nombre siga despertando pasiones, dice mucho y bien de su leyenda. Parafraseando aquel eslogan de la peli de Kubrick, ¿estás preparado para el viaje de tu vida?

Hay tipos con estrella. John Gray es uno de ellos. Échale solo un vistazo. Sobrado de elegancia, ésa tan chic que haría las delicias de cualquier editorial de moda, el madrileño J. E. Edward tiene encanto a raudales solo con mirarle. Y luego están los temazos, sus temazos. “Mad On Her”, su mayúscula carta de presentación, contenía todos los reclamos necesarios para convertirse en hit de la noche al día: armazón pop, fraseo R&B y acabado electrónico. ¡Boom! El nuevo wonder boy se destapaba con una composición que haría las delicias de su admirado Kanye West y que corrió como la pólvora entre los mentideros trendies, los blogs indies y hasta en la peluquería del barrio. Un consejo: antes que nos lo robe algún sello guiri avispado, presume de haberle visto en directo. Y tras bailar de lo lindo con lo suyo, dale alegría a tu cuerpo con Dj P3z, nickname de Javi Pez, todo un señor músico con casi treinta años de trayectoria (Parafünk, Triz3ps) y también elegante como pocos, claro. Dios los cría y las maquinitas los juntan.