25 abril, 2024
Scorpions, Nightwish, Status Quo, Saxon, Dream Theater, W.A.S.P., Sabaton...

PARC DE CAN ZAM – STA. COLOMA DE GRAMENET

23-07-2015

Por Anthony Fucking Warrior

Éramos la jodida Patrulla del Infierno. Al volante, Joseph Valley (of Death); la Metal Queen Hannah Machina, su polvo German «Wings» Villain, el trastornado Azrael y yo mismo nos hacinábamos por turnos detrás. El plan: diez horas de trayecto escuchando Heavy Metal para ir a pasar tres días escuchando y viendo Heavy Metal. Y a la vuelta, diez horas más de Heavy Metal. No, esperad: ¡HEAVY METAL! Así está mejor, ¿no? ¿¡NO!?

A mí se me hicieron cortas, la verdad. Faltó quizá algo de más caña, no sé, algo realmente extremo de la hostia, pero los cabrones con los que iba sólo flipan con cosas muy técnicas, y a mí me parece bien, pero a veces necesito esa mierda que sólo llega con un blast beat como Satán manda. Tuve que transigir  y esperar a llegar a este puto parque en medio de una ciudad que no recuerdo cómo coño se llama para soltarme un poco y empezar a dar lo mejor de mí, cosa que suele llegar después de mucha cerveza y poco Heavy Metal. Así que me perdí a Asphyxion, que por lo visto hacen Thrash Metal y deben ser el ojito derecho de la alcaldesa, pero bueno…

Más me importó perderme a Rosendo, un tipo al que le tengo un respeto basado, sobre todo, en lo que hizo hace muchos años con Leño. También tiene la nariz grande, como yo, y toca la guitarra, así que me cae bien, aunque a veces colabore con gentuza. Me lo perdí porque el Metal había colapsado el parking habilitado -curiosos: vean Heavy Metal Parking Lot (1986)- y tuvimos que buscar otro puto sitio donde dejar el tanque.

No pasa nada. Llegamos al recinto, que está lleno de mucha y buena gente peluda y barbuda, tras deforestar un poco los alrededores (éstos son ideales; en el camino pasamos junto a un cementerio y una central eléctrica. ESO ES MUY HEAVY). Los suecos Sabaton están haciendo el gamba con su Metal para cerveceros simples, una categoría en la que entro más tarde, pero molan, porque están fuertes y sus canciones hablan de la belleza perfecta de la guerra, la conquista y la opresión a pueblos inferiores (creo). El cantante le regala sus gafas a un niño de diez años que ya debe ser heavy. De hecho, hay muchos niños. Eso está bien. Hay que extender y perpetuar esta mierda como sea.

El primer concierto que vemos completo es el de Dream Theater. Para muchos de nosotros son la gran atracción del festival. Cada uno de estos tíos es capaz de tocar con un brazo más de lo que la mayoría de los otros músicos aquí reunidos son capaces de tocar juntos, pero eso no necesariamente provoca una respuesta notable. Basan su set en un recorrido cronológico discontinuo por su excelsa discografía. Así, caen «Afterlife», «Metropolis-Part I», «Burning My Soul», «The Spirit Carries On», «As I Am», «Panic Attack» y «Bridges in the Sky» en medio de una intro y otro tema más de su última entrega, el homónimo Dream Theater (2013). El sonido no es muy bueno; una verdadera lástima, porque es una música de detalles. De todas formas pudimos disfrutar de una buena actuación -quizá algo fría- de los neoyorquinos.

A continuación (tras cinco minutos exactos, patrón que se mantendría en casi todas las pausas entre conciertos) llegaban los más viejos del festival: Status Quo. Normalmente la peña vieja me saca de mis casillas. En serio: es torpe, camina despacio y huele raro, pero estos hijoputas dieron una lección a la mayoría de las bandas del cartel esa noche. Rick Parfitt y Francis Rossi tienen pinta de estar muy quemados, pero cuando agarran una guitarra y se calientan un poco la lían bien gorda. «Something ‘Bout You Baby I Like» tenía a todo quisque bailando a gusto desde el principio, y «Rain» sonó a gloria a pesar de que la voz de Parfitt es una puta mierda.

Hubo un evidente subidón con el «In The Army Now» ése que lo canta tu padre cuando sale en la radio y te dan ganas de sacarle los ojos (sin papá funciona de puta madre). «Roll Over Lay Down» mantuvo el nivel hasta las inevitables «Whatever You Want» y «Rockin’ All Over the World», que cerraron su actuación dejando el listón muuuuuy alto para cualquiera. En esos momentos más de uno estaba borracho como un cabrón, cosa digna pero poco práctica para poder aguantar lo que todavía estaba por venir.

El Heavy Metal se hizo carne con Scorpions. Me quitaba la espinita de no haberlos visto en Madrid por culpa de algún hijo de puta que considera que 8pistas no es lo suficientemente grande para cubrir un bolo así. Bueno, no tenemos un largo historial metalero, pero para eso estamos mis cojones y yo. Arrancaron con un tema de su último disco, Return to Forever (2015), y en seguida la liaron sacando una bandera de España, provocando caras raras. Yo esto no lo entiendo, quizá soy muy heavy (bueno, SOY muy heavy), pero no voy a hablar de política; para eso ya están U2. ¿Debíamos llamar a Sabaton para poner un poco de orden? No hizo falta; los propios Scorpions lo arreglaron con otra proyección en la que muchas tías buenas se refregaban con barras de metal. Eso es clase, coño. Luego la volvieron a cagar abusando de instrumentales que a nadie importan un carajo, supongo que para que Klaus Meine descansara la voz, que no obstante es excelente. «We Built This House» sonó bastante bien, del último disco, pero el ambiente era desangelado.

A continuación entraron en la parte acústica de su actuación, ya para rematarnos de aburrimiento. «Always Somewhere» y «Eye of the Storm», para dormir; «Send Me an Angel» y «Wind of Change», guay. «Rock ‘n’ Roll Band», también nueva, nos rescató de la falta de electricidad, y el solo del batera James Kottak estuvo muy divertido, a base de tatuajes, plataformas elevadas y saltitos. Este hombre vale, sobre todo, para hacerle los coros a Meine, pero sabe cómo dar espectáculo en un festival.

Fotografía por Sergi Ramos

El lema tatuado «Rock and roll forever» de Kottak nos hizo sonreír hasta la verdadera «carne» del show, que consistió en los éxitos encadenados de «Blackout», «Big City Nights», la mata-mecheros (¡qué tiempos!) «Still Loving You» y «Rock You Like a Hurricane». Fin de fiesta por todo lo alto y para resarcirnos de un concierto falto de ritmo y algo decepcionante, teniendo en cuenta lo de antes y lo de después… Exacto: más Heavy Metal (hostias, es que me encanta escribirlo).

Venía yo con curiosidad por ver a Nightwish. Hannah estaba excitada pensando en la posibilidad de ver en directo a la potentísima Floor Jansen. Al cabo de un rato el excitado era yo. Los temas de Nightwish no hacen nada nuevo por el Metal, pero cuando una banda toca bien, el teclista apoya su cacharro en un hombre-árbol, un gaitero se sienta en una piedra, una tía canta dejándose las tetas en el empeño y encima hay fuego saliendo por cada maldito sitio, todo está bien. Para ser sincero, me desagradó tanta voz pregrabada, pero la de Jansen es tan cojonuda que casi no importa. «Amaranth», «I Want My Tears Back» o la épica y magnífica «Ghost Love Score» nos dejaron tan buena impresión que casi olvidamos lo de Scorpions.

Tras esto nos entró hambre. A mí me jodió retirarme, pero aún así pude escuchar con algo de atención el concierto de Saxon mientras hacía la cola para comer un bocata de algo muerto y nos sentábamos un poco. Ya tuve ocasión de verles en Granada hace muchos años, abriendo para los dioses Deep Purple, y esta vez me dieron la misma impresión: Saxon son un grupo tremendamente efectivo en vivo, con una colección de canciones que no tiene que envidiarle nada a casi nadie. Su set list fue prácticamente un «grandes éxitos», justo lo que pega en un festival: «Motorcycle Man», la nueva y estupenda «Sacrifice», «Power & The Glory», «Strong Arm of the Law», la increíble «Heavy Metal Thunder», «747 (Strangers in the Night)», «Crusader», «Princess of the Night», «Wheels of Steel» y el auténtico himno «Denim and Leather» fueron una más que buena cena y digestión. De Metal.

https://www.youtube.com/watch?v=FDDnuhbDFeY

La patrulla dijo que estaba ya muy cansada, con lo que la actuación de W.A.S.P. se nos acabó pronto. Pude reconocer su versión del «The Real Me» de The Who, con un bajo bastante meritorio de Blackie Lawless, y escuchar «L.O.V.E. Machine» mientras abandonábamos el recinto, pero nada de «I Wanna Be Somebody» y los otros éxitos que al parecer tocaron. Retirada innoble, pero quizá necesaria para darlo todo al día siguiente. Más Heavy Metal. Más. Mucho más.

 

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