19 abril, 2024
El verano está cerca y ya se puede notar su presencia en el ambiente, que huele a un ansiado sol, a libertad y música. La estación del año que presenta los festivales de música más multitudinarios del país arrancaba en Sevilla con la XVIII edición de Territorios Sevilla. Toda una despedida de una primavera que nos dice hasta pronto.

Festival Territorios 2015

Fotografías por Nuria Sánchez

Capítulo 1

El verano está cerca y ya se puede notar su presencia en el ambiente, que huele a un ansiado sol, a libertad y música. La estación del año que presenta los festivales de música más multitudinarios del país arrancaba en Sevilla con la XVIII edición de Territorios Sevilla. Toda una despedida de una primavera que nos dice hasta pronto.

Para esta edición, la organización del festival ha vuelto a planear el evento en un emplazamiento único, el Monasterio de la Cartuja, sede del CAAC (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo). Sin duda alguna, este es uno de los factores más atractivos de Territorios. Un edificio que data del siglo XV se erige como principal espectador de los conciertos y el césped mullido de sus amplias explanadas se convierte en la mejor cama improvisada para muchos, amortiguando caídas y endulzando momentos románticos de unos y de otras.

Está claro que Territorios tiene gancho, pero no se puede depender únicamente de lo atractivo del emplazamiento, no. Mi experiencia en Territorios 2015 ha sido, cuanto menos, agridulce. Un festival que ha acogido a más de 32 mil personas en su XVIII edición tiene, en mi opinión, un deber para con su público, al que debe escuchar ante todo.

Territorios 2015 presenta una serie de diferencias con respecto a sus últimas ediciones: para empezar, este año han prescindido de una de sus mayores bazas, el escenario en el interior del monasterio, que aportaba dinamismo y una belleza inigualable al festival. Con dos escenarios (Cadena Ser y Cruzcampo), la oferta queda recortada considerablemente en comparación con los carteles que ofrecían los Territorios pasados. Podría ensalzar el acontecimiento y tildarlo con adjetivos que coronasen de flores el nombre del festival; también podría recurrir a una crítica sin piedad en busca de un sensacionalismo barato, pero no es esa mi intención. Mi intención es la de hablar de la pasión que aquí nos une, la música, y de resaltar tanto lo negativo como lo positivo de un Territorios que no ha quedado exento de polémica. Bueno, nunca llueve a gusto de todos.

El festival ha tomado lugar los días viernes 12 y sábado 13 de junio, alejándose del mes de mayo del que nos tenía acostumbrados, y durante ambos días toda la cartuja ha disfrutado de las vibraciones en el aire producidas por la música y los centenares de personas allí reunidas.

Unos días en los que para los estudiantes no existían los exámenes ni las fechas de entregas, un par de días de respiro para todos los trabajadores, que se evadían codo con codo de la realidad, disfrutando de una magia que nos une a todos y a todas; la música.

Capítulo 2

El viernes comenzó como un día cualquiera, con el sol a nuestra espalda y el tándem que formamos mi compañera Nuria Sánchez y yo, llegábamos a la cartuja. Tras la aventura que supuso recoger la acreditación y pasar un control de seguridad parecido al de los aeropuertos, pudimos entrar finalmente a la cada vez más conglomerada verde explanada. Los conciertos comenzaban alrededor de las 20:00 y se extendían hasta las 4:00 de la madrugada. Alrededor de ocho horas de música de todos los colores.

Muchos podrán pensar que poco tenía que ofrecer el viernes en comparación a la oferta del día siguiente, pero como ya sabemos, las apariencias engañan. Alabados por la crítica y por la pluma de mi compañera Nuria, los jóvenes irlandeses The Strypes han supuesto un hype para los asistentes de Territorios, abriendo muchas bocas hasta el suelo con su característico rock y con un sonido blues que definitivamente marcó la diferencia. Una delicia que podías apreciar gracias a las expresiones de los asistentes, que bebían de la experiencia y del momento como si fuesen a volar Nunca Jamás.

El viernes dio para mucho, con el reggae de Cocoa Tea & Irie Souljah o el hip hop de SFDK, veteranos del festival, que presentaban su nuevo trabajo Sin Miedo a Vivir. Dorian ofrecía la esencia del rock-indie nacional y asentaba la base para las estrellas electrónicas de la noche. Territorios ha apostado por el tirón de la electrónica para su edición en 2015. Otros repetidores en Territorios, The Zombie Kids, recordarían a los sevillanos por qué gustan y por qué gustaron allá por 2010 cuando conquistaron a medio país con su single “Face”.

Sin embargo, el cabeza de cartel del viernes, Afrojack, productor ganador del premio Grammy, fue la gran baza para una noche que terminaría con JP Candela, DJ residente en Ibiza, que daría el cierre en el escenario de Cadena Ser y Richie Hawtin, aclamado DJ originario de Inglaterra, que haría lo propio en el de Cruzcampo. Un día que sirvió como primera toma de contacto. Las luces de las farolas en la cartuja y el olor de los puestos de comida pronto dispersarían a la multitud, que decía un –hasta mañana.

Capítulo 3

El sábado 13 despertaba con resaca para algunos y emoción para otros y en muchos casos, ambos. Las redes sociales echaban humo con la marea de “selfies” y el césped del monasterio amanecía aplanado y temeroso de lo que aún estaba por venir.

Regresábamos a Territorios con las pilas recargadas y con el espíritu renovado a base de música. Del sábado se puede sacar mucha punta y se pueden contar muchas aventuras. A diferencia de la hegemonía electrónica que vimos el viernes, el sábado prefirió dar la nota con una mezcla de rock, de rap y de flamenco. Fue el día de la resurrección de nombres como Mártires del Compás, que se reúnen de nuevo tras su superación en 2007 para celebrar el vigésimo aniversario de su legendario Flamenco Billy. Con el aire del sur desempolvaron las letras mordaces que les valieron en su día el reconocimiento que bien se merecen. Y es que el escenario Cruzcampo saludaba a la noche con arte y foclore. Juanito Makandé puso el punto y seguido de Territorios, animando a ellas más que a ellos a sonreír e incluso versionó el mítico “Hakuna Matata” con el que tantos hemos crecido. Juanito vive y deja vivir. Con ritmo y una voz rasgada llenaba el aire con piropos a Sevilla y su gente, que junto con el atardecer regaló a los asistentes una bonita estampa de digna de recuerdo y tesoro.

Pero Territorios es un no parar, vagando de escenario a escenario y haciendo altos en el camino para visitar la ciénaga de los residuos humanos o para repostar en las barras dispersas por el recinto. Si tenías suerte y estabas acreditado podías saltarte la cola y recurrir a la zona de socios, que compartía semejanzas con una terraza sevillana. Armado con un postureo nivel maestro podías hacerte con el lugar rápidamente y disfrutar de unas vistas privilegiadas desde una grada elevada. Allí podías encontrar a los artistas que ya habían tocado, disfrutando del festival, y a toda una fauna de lo más variopinta. Lo que allí ocurrió queda entre mi compañera y yo, lo sentimos.

Aquel sábado sí llovía a gusto de todos. Dependiendo del planning que diseñaras, podías recrearte con el sonido balcánico del rock fusión de Dubioza Kolektiv, que desde bien temprano pisaron fuerte y condujeron su actuación con energía, desafiando el límite de los amplificadores y de los técnicos de sonido. Podías disfrutar en ese mismo escenario de la Cadena Ser, horas más tarde, de los repetidores en Territorios Supersubmarina, que demostraron su capacidad de concentración de masas. Digno de resaltar es que tuvieron el hándicap de competir en horarios con los cabezas de cartel, los puertorriqueños Calle 13, que harían temblar el suelo de la cartuja desde el escenario Cruzcampo.

Tendríamos que preguntar a todos y a cada uno de los que llenaban el espacio que teníamos por delante y por detrás y ni así os contaríamos con suficientes detalles las sensaciones que predominaban en la atmósfera. Porque los de Territorios apostaron y ganaron. Calle 13 convenció a Sevilla y encontrar un hueco para pasar entre el laberinto humano se antojaba una empresa, cuanto menos, difícil. Los de la Calle 13 aparecían en el escenario de Cruzcampo cuando todos estábamos sumidos en nuestras vidas. Pese a un retraso considerable en el tiempo, todos esperaban para ser hipnotizados por el hechizo del Visitante y Residente. Y es que ellos gustan porque son capaces de llegar al corazón de todos, a las ganas de muchos y a los sueños de tantos. La poesía es indescriptible cuando te alcanza de verdad. Como sus letras, te elevan los miedos y te aplacan las dudas. También te llenan de fuerza y te dejan a oscuras.

René (vocalista) se presentaba en Sevilla dando que hablar desde el primer momento. Portando la camiseta del MAE (Movimiento de Acción Estudiantil), demostraba su apoyo a la lucha por la educación pública, que actualmente se tambalea debido a las heridas mortales que le han ocasionado recientemente. Como apuntaba René, sin educación no hay libertad. En su concierto, los hermanos demostraron la evolución que han acometido a lo largo de una década de experiencia musical. Su hermana, Ileana Cabra o PG-13 brillaba con luz propia gracias a su potencia vocal y la energía que derrochaba. Una energía que flotaba en el ambiente, con focos de luz que lanzaban rayos a la multitud que entremezclaba su aliento con el humo proveniente del escenario. Un abrazo de fuerzas que se haría realidad gracias a la petición que el grupo hizo a los sevillanos. “Abrazad a quien quiera que tengáis al lado, aunque sea desconocido. Porque todos somos hermanos”. Calle 13 no incita a una revolución gratuita y sin sentido, puntualizó René, si no que apoya a la lucha y la manifestación por un mundo más equitativo y justo. “Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden”, “Adentro” marcó un hito durante la noche del sábado. Calle 13 es una colaboración musical donde el ritmo es la base, unos timbales que nunca descansan, una guitarra que reverbera con riffs marcados y unas letras rebeldes cargadas de réplica. Después, ojos cerrados, manos al aire y “Atrévete” a revivir el ayer, a llorar con la “Muerte en Hawái” y a recordar: “Vamos a portarnos mal”.

Capítulo 4

Territorios enfrentó problemas el sábado, como el silencio. Entre conciertos, ambos escenarios se tomaban un descanso y olvidaban mantener la música viva, requisito que muchos precisaban para seguir en pie. El sábado resaltó por la iluminación en los escenarios, que contrarrestaba con la oscuridad de la vasta explanada, que únicamente ofrecía pequeñas lámparas desperdigadas como puntos de luz. Luces naranjas que muchos usaban para recuperar calor y otros como punto de reunión.

Es la iluminación lo que más resaltaba del concierto de Ilegales, que ofrecía al público, expectante por los puertorriqueños, un rock desenfadado que si bien no marcó un antes, sirvió para dar paso a un después.

Otro de los grandes de la noche fue The Ting Tings, dúo inglés que también enfrentaba problemas de sonido y que pese a ello supieron mantener despierta la sangre con sus hits como “That’s not my name” o “Shut up and let me go”. Canciones que la mayoría coreaba mientras Jules de Martino golpeaba la batería y Katie White se paseaba con su guitarra a la espalda mientras liberaba a sus cuerdas vocales para los asistentes. El dúo británico jugaba con un dance-punk y hacía uso de un sample de Daft Punk fusionado con tonos supergraves. A esas horas, la mayoría recorría los reinos de la embriaguez y una minoría creciente se congregaba en el césped admirando el cielo hispalense.

Mi compañera con su brazo-cámara y yo nos despedíamos de unos Territorios que recordaremos por sus baches y los gritos enmudecidos, por el viento que refrescaba las mentes y erizaba el vello, por los encuentros y los puntos de desencuentro. Con una Bomba Estéreo decíamos adiós al monasterio que parecía despedirnos con una sonrisa confidente. Afuera, el hambre dictaba el camino y el olor nos guiaba a nuestra meta. No hay nada como una buena comida para despedir la noche. Una sonrisa difícil de borrar se dibujaría en nuestros rostros cuando saludamos a la cama.

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14 comentarios en «Redescubriendo Territorios 2015»

  1. Parecía imposible volver a vivir momentos como los de aquel sabado en el Territorios, pero al leer la parte de ésta crónica relativa al concierto que nos regaló Calle13, ha vuelto a mi garganta ese nudo que no pude evitar soltar mientras René le gritaba a Sevilla entera (y a quienes acudimos a su encuentro desde otros lugares un poco más alejanos) que somos más que individuos aislados, que se puede cambiar ésta cultura egoísta que nos han impuesto y que vale la pena abrazarnos como un todo y «darle la vuelta al mundo».
    Todo un placer poder volver a sentir aquello al leer ésta crónica, y un regalo para quienes no pudieron asistir.

    1. Llevaba unos pocos de años sin ir y ná más llegué a los Ilegales y a Calle 13. Pero cómo se salieron! Conciertazos que se marcaron pá hacernos llegar el lunes al trabajo medio afónicos todavía…pero con unas ganas locas de compartir la experiencia con los compis que no fueron. Y emocionante ver salir al escenario a René con la cami del MAE!!

  2. Me hubiera encantado vivir el concierto de Calle 13, debió de ser alucinante. Gracias a tus palabras he podido imaginarme allí pero jo, ojalá hubiera podido verlo. Una lástima que hayan quitado el otro escenario porque la verdad es que era una pasada. Eso sí, nos encantaría conocer lo que os pasó a ti y a tu compañera en el reservado!

  3. Vale, quizás me hayáis convencido para apuntarme el año que viene (sin TFG’s ni mierdas, sólo música).

    Geniales 😉

  4. Sinceramente, nunca he tenido la oportunidad de ir a Territorios de Sevilla pese a haber vivido allí durante 5 años. Con descripciones y valoraciones de este tipo, la verdad es que hay más interés por ir en siguientes ediciones. Me hubiese gustado mucho ver a Calle 13.

  5. Genial cronica del Territorios. En mi caso solo tuve ocasion de disfrutar del sabado, y coincido en ese sabor agridulce. Para mi lo mas notorio fueron la actuacion de Calle 13 y la de Martires del Compas. Aunque estoy muy decepcionado con muchas de los grupos que desde la organizacion han decidido traer, amen del orden de actuaciones de los dos escenarios. El tema de sonido fue excelente. Felicidades a Mike Romer por esta pedazo de cronica que me ha hecho sentir como si hubiera estado tambien el viernes, y a Nuria por esas pedazo de fotografias.

  6. Increible reseňa de lo sucedido en Territorios!! He tenido la oportunidad de disfrutarlo en su totalidad y con cronicas asi se consigue revivir todos esos grandes recuerdos! 🙂 . De diez!!

  7. Territorios ha perdido el interés desde que trajo a Iggy Pop, aunque después de esta crónica puede que le de una oidita a algún grupo 😉

  8. Una crónica estupenda del evento y una envidia muy grande por no haber podido asistir. La parte de Calle 13 me ha transportado a ese momento que emocionó a tanta gente. Felicitarte a ti y a tú compi por las fotos, magníficas.

  9. Indudablemente, da coraje no haber podido deleitarse con los sonidos proclamados, quedando la única esperanza de acudir el próximo año. Buen artículo. Y por lo que se lee mejor musica

  10. Sin duda lo peor de esta edición ha sido la nefasta organización y la poca verguenza de pedir a Supersubmarina que abandonasen su escenario para que el audio no colapsara con el de Calle 13. Por lo demas, gran artículo y estupendas fotografías, espero volver a leeros pronto.

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