29 marzo, 2024
Llegamos a las 10 con un grupo de amigos que no son de la ciudad y que vienen como mandan los cánones a descubrir y a que les sorprendan. Por nuestra parte ya los vimos en Nocturama y el buen sabor de boca que nos dejaron en directo es la excusa perfecta para no perdernos otra de sus citas.

Polígono Hytasa. Un sitio que, aunque alejado del centro, pertenece a una de las zonas con más solera de la ciudad. Rodeados por talleres de coches y pequeñas empresas de autónomos currantes se presenta un lugar que poco a poco está tomando cuerpo dentro del panorama musical de Sevilla.

Su cartel va ganando puntos mes a mes y junto al espacio que lo rodea y lo «alejada» que se encuentra de los problemas burocráticos (llámense vecinos, etc.) se está convirtiendo en visita obligada para todos los amantes de la música en directo.

La sala en si tiene un aforo perfecto para los conciertos que nos presentan. Aquí no vendrán grupos mainstream pero la verdad que tampoco hacen falta, para eso ya vamos sobrados de estadios, Palacios de Congresos, Fibes y demás.

Llegamos a las 10 con un grupo de amigos que no son de la ciudad y que vienen como mandan los cánones a descubrir y a que les sorprendan. Por nuestra parte ya los vimos en Nocturama y el buen sabor de boca que nos dejaron en directo es la excusa perfecta para no perdernos otra de sus citas.

22:40

Sobre el escenario Forgotten.

La noche empieza con un revival de Parálisis Permanente a lo que siguen unas pocas palabras de presentación. Un preámbulo directo y sin vaselina. La movida madrileña y los 80 vuelven a Sevilla en su vertiente más canalla, mezcla del rock y punk desprovisto de mesura pero repleto de intención y claridad emocional. Puro sentimiento visceral metido en un “Bottle of Jam” y tapado a presión con guitarra eléctrica.

Versiones de otra época, que algunos nombraran como mejor, todo es discutible, lo que sí es cierto es que por aquel entonces la música se salía fuera de los cánones, fuera de acordes prefijados y composiciones preestablecidas y medidas.

En el micro se alternan los vocalistas bajo el paraguas que da el saber que se trabaja con algo grande, que visto en la distancia es aun más grande si cabe. Clásicos sacados de la chistera de algún melómano que se niega a pensar que este ataque visceral y prófugo pueda pasar sin pena ni gloria ante los oídos imberbes del público actual. Cultura musical que le falta al país y que esta de bien enseñarnos a apreciar. Gang of Four, Wir, Beat Happening, Los Pixies y alguno más que no consigo distinguir, son algunos de los grupos reverenciados esta noche, con gran acierto, dicho sea de paso.

Podríamos llevarnos horas hablando de la música que se hacía en los 80 pero no estamos aquí para eso, estamos aquí para apreciar el estilo fidedigno que es capaz de plasmar esta banda sobre el escenario. Dignos de ver y disfrutar.

Las distintas versiones implican distintos enfoques vocales y rítmicos y hemos de decir que se desenvuelven perfectamente en rock, punk o incluso country.

La impresión que nos daba a medida que pasaban los temas es que hacía falta un golpe de efecto, y precisamente antes lo decimos, aparece en escena Daniel Alonso, que además de ayudar con los coros se marca un gran solo de armónica pletórico y electrizante. “You´re gonna miss” y “Eisbar” de Grauzone para terminar su actuación.

23:30

Llega el plato fuerte de la noche y nunca será cotidiano ni previsible. Para la ocasión un video proyectado al fondo del escenario donde el señor Zoido nos presenta lo que es ser un buen sevillano. Evidentemente arranca las primeras carcajadas de la noche y, por qué no decirlo, la vergüenza ajena.

Dos clases, dos maneras de entender la cultura en esta ciudad.

Si por algo se caracteriza este grupo es por la fusión de estilos y por supuesto por el apartado instrumental de muy alto nivel, que se ve desde un primer momento con «El mundo se enfrenta a grandes peligros«.

«China da miedo» nos confirma que han salido un poco a ralentí. Le pedimos mucho a un grupo que sabemos que es capaz de darlo con creces pero que como todo ser humano necesita su etapa de precalentamiento. De búsqueda personal, de impulso interior y energía desbordante. Ese momento aun no ha llegado pero llegará, estamos seguros.

Y quizás no provenga de ellos sino de la gente que esta noche casi llena por completo la sala.

«Niña de fuego» es buena prueba de que el contoneo de caderas y cabezas puede tener un efecto hipnótico sobre la propia banda, que a medida que pasan los segundos incrementa los decibelios y pulsaciones sanguíneas que borbotean en respuesta por nuestras arterias.

«Turista ven a Sevilla» cuenta con la colaboración de Paco, el niño de elche, a la guitarra española.

La percusión levanta el movimiento de la sala y el flamenquito garrapatero se entremezcla con los cascos de un caballo y el chocolate de olor profundo y efecto mareante.

La noche empieza a coger calor y cuerpo. Que importante es una buena temperatura para todo. Y para esto lo mejor la psicodelia de «Cheney«, el hombre que todo lo puede, x-secretario de defensa y ex-vicepresidente de los Estados Unidos.

Los cambios de instrumentos son constantes en este grupo. Excepto el teclista podréis comprobar que todos pasan por todos los instrumentos. Bajo, guitarra y batería se intercambian como si tal cosa y sin apenas percatarnos.

«Guajira de Hawaii» y «Mangosta«, aun siendo de trabajos distintos, nos traen el ritmo a verbena hawaiana que tira de los coros de la peña hacia una descontrolada necesidad de dar vueltas unos sobre los otros. Algo incontrolable solo explicable por la sensación de dejarse llevar por la música. Y más si nos encontramos con una versión del “Whip it” de DEVO. Genial.

Su último disco De Palmas y cacería se muestra en todo su esplendor con «Eurovegas» y «El político neoliberal«. Ritmo a rumba con la inestimable ayuda de una proyección en la pantalla del fondo del escenario en la que podemos ver a un político bailando desenfadado frente a un fondo con la bandera europea.

Los sonidos exotéricos, hipnotizante y sobrecogedores también son marca de la casa. Lo que pasa es que si segundos después el ritmo simplista y monótono toma la escena hace que nos sintamos que juegan con nosotros como les da la gana, como en «Salmos 52:8«. Y precisamente eso es lo que más nos gusta de este grupo. La facilidad que tienen no solo para mezclar vertientes aparentemente contrapuestas de la música, sino además hacerlas fluir como si de algo natural se tratase es el sello de la casa. Como una buena mujer que nos hace pensar que la idea ha sido nuestra, como un buen libro que te atrapa sin saber que poco a poco consume tu vida.

La electrónica, el dj, el descontrol y el no saber muy bien donde andas se entremezcla con el alcohol, los sonidos de naves espaciales y el house regado de billetes verdes en «Ibitza«. Todo puede ocurrir en Ibiza y este tema lo refleja perfectamente.

Para terminar el concierto “La rave de Dios”. Aunque, claro, después de un pequeño break que apenas dura unos segundos ante la insistencia de la gente vuelven con “Zambra de Guantánamo”, esa mezcla tecno flamenquito, de ritmos árabes que al compás del “morito” nos daba una vuelta por una cueva donde se vive mejor.

Y ahora sí, para terminar el indiscutible «Mi DNI» tema que ya no puede faltar en su repertorio, y que nos demuestra ante los coros de los presentes que Pony Bravo está tomando peso, haciendo de lo suyo un arte, de lo cotidiano una realidad difusa, y de la música un patio de recreo donde poder recrearse en disfrutar y enredar sin miramientos.

Avisados quedáis, si vais a ver a Pony Bravo a uno de sus conciertos os lo vais a pasar en grande, queráis o no.


Todas las fotografías por Esperanza Mar para 8pistas.com

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