29 marzo, 2024
Lo que hacen es simplemente coger formas de su música tradicional y presentarlas desde su perspectiva positiva y llena de aire fresco, la única manera de conseguir cambios, cuando el deseo sale directo del alma.

Amantes de los Balcanes, amantes de la reivindicación, el pasado jueves 30 de octubre en la Sala Salamandra tuvimos el gran placer de ver ni más ni menos que a Dubioza Kolektiv! Se trata de un grupo de Bosnia & Herzegovina que mezcla reggea, rap, rock, ska y música balcánica o folclore bosnio, todo pasado por la turmix con un toque de letras de crítica política y reivindicación social. El concepto del grupo surgió de una necesidad de dar voz a la sociedad bosnia así como de la intención de mostrar al resto del mundo que la vida balcánica existe más allá de los estereotipos que nos muestran los medios de comunicación. Su buen rollismo se transmite como la corriente eléctrica, y es que algunos afirman que podrían convertirse en un nuevo grupo de éxito internacional balcánico, como Goran Bregović o Kusturica y su no smoking orchestra. Pero esta vez, el grupo trae un estilo muy distinto, sin pelos en la lengua y no solo con ganas de contar si no de cambiar situaciones y mentalidades, de hacer algo más.

El evento empezó con La Sra. Tomasa, un grupo también desprendido de tabúes que hace una propuesta arriesgada, mezclando el dubstep y drum’n’bass con la música latina (salsa, guaguancó, rumba, timba…), a veces con un toque de reggea, funk o incluso hip hop. Su alegría sobre el escenario nos hizo mover las caderas al ritmo latino con canciones de su nuevo disco como “Guajira” y emocionarnos con una versión muy suya del “Chan chan” del cubano Compay Segundo. Pero también asentimos con la cabeza con ritmos de una esencia Skrillex, mezclas de estilos aparentemente imposibles de conceber pero que dinamizaron su concierto y lo hicieron más rico.

Muy pronto llegó el turno de Dubioza Kolektiv con su espectáculo único. Los de Bosnia aterrizaron con su vestuario mítico amarillo y negro y nos ofrecieron un espectáculo bien pensado pero sobre todo, en el que ambas partes disfrutaron como niños pequeños. Lo que llama más la atención de este grupo de hombres del este es su actitud humilde, segura, su capacidad de contagiar algo muy muy especial y de convertir su indignación social y política en música. Sus canciones siempre tienen un hilo balcánico de fondo en donde el saxo Mario Ševarac hace un gran trabajo. Cuando hablo de este hilo me refiero a algo que aquí nos resulta exótico, podríamos identificarlo como árabe, pero hay algo más, algún ingrediente mágico. Cuando mezclas estas melodías con ska, rock o reggea el resultado es fascinante: todo el mundo saltando o bailando, la parte balcánica del público cantando maravillándose de tener alguien tan representativo de su tierra delante. Adis Zvekić i Almir Hasanbegović (voces) demostraron qué es la energía infinita, más de dos horas de concierto al máximo, Almir encargado de interectuar con el público con su sonrisa contagiosa y Adis con sus bailes divertidos y su voz profunda y magnética.

Al finalizar el concierto tuve la oportunidad de conocerles un poquito en los camerinos. No hay personas en el mundo más cálidas y acogedoras. El espacio “privado” se había convertido en su propia fiesta, llena de abrazos, risas y cerveza. Expresaron su emoción de actuar por primera vez en Barcelona, seguido de conciertos a Madrid y Galicia. Su “Happy Machine Tour 2014” ya llega a su fin después de actuaciones por los países más diversos y ya empieza la espera impaciente de los fans de un nuevo disco cargado de energía dubioza. Uno puede percibir la satisfacción de los artistas al ver tanta gente que ama lo que hacen, al estar empezando a ser un grupo más que consolidado, en los Balcanes en sus inicios, ahora ya en todo el mundo (ya son artistas invitados habituales en centenas de festivales). Tal y como afirman inequívocamente en su página, si alguien está buscando rude boys o gangstas éste no es el grupo adecuado. Lo que hacen es simplemente coger formas de su música tradicional y presentarlas desde su perspectiva positiva y llena de aire fresco, la única manera de conseguir cambios, cuando el deseo sale directo del alma.

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