25 abril, 2024
Patio de butacas casi lleno. 30 años en los escenarios da para criarse una fama bien merecida. Y el tango, aunque en desuso últimamente, siempre tendrá un público fiel.

Patio de butacas casi lleno. 30 años en los escenarios da para criarse una fama bien merecida. Y el tango, aunque en desuso últimamente, siempre tendrá un público fiel.

Empieza el concierto con “Nostalgias”, un tango de 1936. Antonio Bartrina de negro completamente.

[one_third]Sin mediar palabra llega uno de sus temas más emblemáticos que deja al auditorio boquiabierto, en silencio y con el corazón encogido.[/one_third]

Esta noche veníamos preparados a dejarnos llevar por una voz rota por mil salas y bebidas del pecado, pero me da que nos hemos quedado cortos.

Los años no pasan en balde y lo que se pierde en fuerza vocal se gana siempre en ternura, delicadeza, sentimiento y pasión.

“Desencuentro” nos muestra toda esa agonía y sentimiento que Antonio es capaz de ofrecer.

“Gracias amigos y buenas noches. Esta noche vamos a hacer una selección de tangos clásicos, modernos y algunos escritos por nosotros mismos. A continuación vamos a interpretar un vals profético que escribimos hace años”

“Fin de mes”

Habíamos escuchado este tema otras tantas veces, sin embargo, se ve que hoy Antonio viene muy animado y arranca risas y aplausos por igual.

La voz despajada, bastante más clara que en otras ocasiones, mucho más centrado y delicioso de escuchar.

“Aquel tapado de armiño”. Se ve que así prefiere tocar Malevaje, en salas con el público sentadito, siguiendo el ritmo con los pies y dejándose seducir por la miel empalagosa de un cariño pagado con oro y el jarabe agrio de un amor despechado.

Tango de Carlos Gardel que da pie a una milonga que escribieron hace años, “Milonga del fumador”.

Nos encanta que nos cuenten historias y, si estamos aquí, es precisamente para eso, para escuchar historias, buenas historias, con principio y final, abierto o cerrado, graciosa o triste. Nos encanta que nos cuentes cuentos.

“Victoria” de Carlos Gardel. Un trío más que suficiente para disfrutar como niños chicos de un concierto íntimo pero bastante animado y divertido de momento.

[two_third]La ironía, y la certeza punzante de unas letras inquisitivas siempre han sido la carta triunfal de este grupo. Y, la verdad, que las risas y los comentarios jocosos hacen que un concierto se convierta en algo especial.[/two_third]

[one_third_last]Cada final de tema es una explosión de palmas espontáneas y sinceras. Agradecimiento de las buenas sensaciones que nos están regalando hoy Malevaje.[/one_third_last]

Con “tango sin nombre” llega la pasión de la maestría al contrabajo. Donde se refleja la fuerza y la ternura con la que Fernando Gilabert trata a su instrumento. Una delicia de notas arrastradas y notas que marcan el ritmo como una percusión que se confunde con la triste dejadez de un bajo profundo y lúgubre.

Sacri Delfino a la guitarra es el que marca el ritmo de los temas, la cadencia, laternura y la sinrazón del corazón.

Nos lleva en una sucesión de notas limpias y acordes bien ejecutados. No necesita la majestuosidad de guitarristas veloces, aquí hablamos de otra historia. Esto es guitarra clásica apoyada en la pierna derecha, como debe ser, propia de música de cámara y música arrancada del alma a cuenta gotas.

Hay que sentir, hay que paladear cada sonido que sale de esa guitarra y se mezcla con los graves del contrabajo. Todo ello sobrevolado por la voz de Antonio, que nos pierde en mil y una historias.

Historias, como “Fuimos”, que nos abren el pecho poco a poco para meter un par de dedos, que nos duele y nos hace sentir vivos al mismo tiempo.

“Jamás lo vas a saber” nos encoje el corazón. Así es muy difícil poder hacer una crónica en condiciones. Cuando todo tu ser está atento a lo que ocurre en el escenario tus manos y tu mente no te responden como deberían.

Sin poderlo evitar, las canciones te llevan a ese amor olvidado hace años, a esa mujer que te dejó con una lágrima en la mejilla o a esa que ni siquiera dijo adiós.

Que coraje da que pueda ser tan certero. Qué triste recobrar ese sentimiento, pero a la vez, que alegría poder volver a revivir aquellos momentos, ¿verdad?

“Cuando tú no estás” de Roberto Goyeneche nos trae el tango de los años 20, que continua con Mi Vieja Viola de Alfredo Zitarrosa.

[one_third]Para “Buena fe” mano en el bolsillo, voz de chulo a medio camino entre cañí y argentino.[/one_third]

La voz aguanta perfectamente los temas que le echen. Sin grandes altibajos si que tiene un timbre especial que fuerza el tono al cantar y, que sin embargo, no parece pasarle factura. Se nota en detalles como estos la profesionalidad de un grupo.

Llega el turno de “No me quieras tanto (quiéreme mejor)” que levanta risas con una introducción muy novelera, dicho sea de paso.  Tema que nombraba el disco que sacaron en 2008.

Carlos Gardel vuelve con “Al mundo le falta un tornillo”. Un tango de 90 años y que está de plena actualidad, que pena.

Cuando un grupo es capaz de pararse a contar bromas y chistes en mitad de un tema y contagiar la alegría al público, se nota el amor que tienen por subirse en un escenario y regalarnos años y años de buen hacer.

Me ha encantad la cuña:

“En mi matrimonio siempre tengo yo la última palabra: sí mi amor”

“Cambalache” sirve de preámbulo para uno de los tangos más graciosos que hemos escuchado nunca. Un tango que fusiona rock, hip hop y mucho, mucho cachondeo. Un tango que arranca risas y palmas al unísono. Hablamos de “Vivimos revolcaos”, imprescindible.

Y para rematar la faena, la frase de:

“Vamos a realizar un tango más de guasa que este ha sido muy serio”

“Bien de abajo” de Osvaldo Pugliese da la entrada a uno de los temas más bonitos y sobrecogedores de la noche, la ranchera de Fernando Gilabert. Nos cuentan que no se suele predicar mucho, pero ya os dijimos que en este concierto se notaba que estaban muy cómodos. Sólo con su contrabajo, se atreve nada menos que con “Fallaste corazón” del artista mexicano Cuco Sánchez.

[two_third]Curiosamente, tiene un mayor registro vocal que el señor Bartrina, sin embargo, se nota que la voz no está muy dominada.[/two_third]

Precioso, certero y engatusador a partes iguales.

Para la vuelta, que mejor que uno de los temas de su primer disco “Si soy así”. Un tango con una letra que es una delicia y que acaba con un rotundo “Pa mi la vida tiene forma de mujer”.

La gente pide a gritos “Arroz blanco” y por fin llegó el momento. Una milonga escrita hace años que arranca los gritos del público al recuerdo de uno de esos temas que hacen seguidores de por vida. Tema carismático como pocos.

[one_half]Si creéis que cuando vais a un concierto de Malevaje sólo vais a escuchar tango, mal encaminados vais. Milonga, ranchera y ahora fostrock, con “Rubias de New York”.[/one_half]

[one_half_last]Para terminar, después de un solo “bis”, el público se pone en pie y despide un grandísimo concierto que ha sabido a muy poco. Y eso que ha sido más de hora y media.[/one_half_last]

Saludos, aplausos, silbidos y mucho tango, muchas tablas y el saber hacer de un perro viejo desgarrado por el dolor y el amor.

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