20 abril, 2024
León Benavente vuelven a reventar Joy Eslava y demuestran que la ilusión es lo último que se pierde

4/12/2014 – Joy Eslava

Fotografía por David Pérez

Ruge la gran ilusión:

Más de año y medio ya desde que se alinearan los planetas y se juntaran estos cuatro musicazos. Su primer disco de nombre homónimo fue sin lugar a dudas unos de los acontecimientos musicales del momento, y con toda justicia encabezaron casi todas las listas de los mejores discos del año. Desde entonces no han parado de girar y girar, además de sacar una joya de EP como “Todos contra todos”. Ya habíamos tenido la suerte de disfrutarlos en directo, pero si el año estaba llegando a su fin, era justo que la guinda la pusiera el grupo nacional más en forma del momento, León Benavente.

Y eso hicimos, la brigada titular vuelve con resaca de buen Soul a una Joy Eslava donde aún  resonaban los ecos de ese “Beggin’ you” final de Freedonia del día anterior.

Abraham Boba, César Verdú, Luis Rodríguez y Edu Baos volvían a colgar el cartel de Sold Out en Joy, segunda fecha en Madrid en poco más de 48h, con previa escala en Sevilla, donde también provocaron un terremoto, como bien nos contó nuestra compañera Elena Gato.

Aquí en Madrid, teníamos la gran suerte de que abría la noche del Sábado Ricardo Vicente, que subió al escenario acompañado de su acústica y brindó un concierto lleno de clase y buen hacer. Una pena que gran parte de los asistentes estuvieran a otra cosa… Meses antes pude verlo con un público totalmente entregado en Fotomatón y fue una auténtica gozada.

Pero la gente quería revolución, y en medio de una gran ovación, pasada las 21:00, sale la banda y abren el fuego, tras un “hola” de Boba, con “Década”.  La guitarra de Abraham marca el camino y zigzaguea con la de Luis, entra el bajo de Edu que late junto a la batería incansable de César y saltamos las trincheras y nos unimos a la guerra, cantando como sino hubiera mañana, y es que está claro que “algo tiene que cambiar o se irá todo a la mierda”. Los teclados de Boba toman rápidamente el mando en “Estado provisional” y ponen la sala boca abajo en “Muy fuerte”. Llevamos sólo 15 minutos de concierto y ya no hay nadie en Joy Eslava que esté tocando el suelo, nos encontramos en el ojo del huracán sin saber si volveremos a tocar tierra y sin que nos importe. Y es que, cuando se tiene un repertorio en el que cada una de las canciones son un rotundo hit, y la banda está tan bien engrasada que se fusiona en una sola fuerza, lo difícil es no arrasar con todo.

No paran de caer canciones en forma de bombas y seguimos saltando, cantando y bajando el pulgar por “El Rey Ricardo”, mientras “Avanzan las Negociaciones” y buscamos cambios y esperanzas bajo las “Ruinas”.

El  concierto está acercándose al final y comenzamos a “bajar del monte corriendo con el corazón ardiendo”, con un versión majestuosamente explosiva del “Cuesta abajo” de Lorena Álvarez, a la que también disfrutamos en la sala Ocho y Medio hace unos meses.

Nos dan un pequeño respiro y vuelven con las cuatro balas de plata que les quedan en la recámara. La primera en impactarnos es “Todos contra todos”, en la que César dirige el ataque. Y cuando nos damos cuenta, tras el segundo disparo, mientras bailamos bajo la tormenta y buscamos el significado de “La Palabra” más escurridiza, nos dan el tiro de gracia, “y entre gente que se aburre pronto de todo y gente que no acaba nunca nada, decidimos pasar juntos las noches y ser más que pareja, Ser Brigada…”. La banda se hace fuego y se funde en el escenario, y Abraham Boba baja a la pista y salta con el público para terminar también por desintegrarse, y es que “¡para qué, para qué volver para qué si aquí hay mucho más de lo que siempre quisimos tener!”

Más y mejor imposible. Pocas bandas se vacían en directo como León Benavente, pura música, pura dinamita, revientan y renacen en cada canción. Pero justo cuando volvemos a pisar la calle, nos nace una duda, una pega… nos damos cuenta de que han dejado un único tema de su cancionero sin tocar, y es uno de los mejores… Pero rápidamente sentimos que han hecho lo correcto, porque no había cabida para una “Gran desilusión” en una noche tan radiante de ilusión como esta.

Y la cuenta atrás se acaba, y aunque días después vería a Matt Elliott en Fotomatón, con Abraham Boba y Luis Rodríguez entre el público, esta noche en Joy, León Benavente firmaron la verdadera clausura del año. Así que un poco más de vino para que nos enseñe el arte de ver nuestra propia historia como si ésta ya fuera ceniza en la memoria y borre una futura sad song como final de los finales. Y bajo el frío de Madrid, de vuelta a ninguna parte, descuelgo el teléfono de una cabina que arde, y “Ella dijo: Contaré hasta tres, y si en ese momento no hemos parado, nada nos va a detener. Uno, dos…”.

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