16 abril, 2024
Foto: Begoña Almenar

“Si yo fuera madre” es un dispositivo desde el que ver las heridas todavía sangrantes de seres humanos vibrantes. Rocío, Julia y David escenifican miedos, dolores y rabia, abren con una exquisita sensibilidad  y generosidad una puerta a un teatro autoficcional, donde no sabemos que es real y que es ficción, ni nos importa, porque todo lo que ocurre y sentimos es auténtico y honesto.

Se abren en canal

Davd fue novio de Rocío y después ella fuer madre. David fue novio de Julia y  después ella fue madre. David quiere ser padre. Lucas y  Julieta los hijos de Rocío y Julia están en escena, juegan mientras sus madres recuerdan lo que implica ser madre, la felicidad y la oscuridad, mientras David se desvive por ser padre. Ver niños jugando en escena es muy excepcional, y quizás por ello tan emocionante. Sólo jugaban, puro teatro.

Con un texto lleno de poesía precisa, bella y una potencia que te conmueve, porque así es el Monterouna potencia poética en erupción y en estado de gracia, por lo que Sévilla está de enhorabuena.

La acción escénica es minimalista, porque cada mínimo movimiento, cada mirada evoca posibles, sugieren con sus cuerpos lo que el espectador acaba construyendo con los disparadores que los tres actores ofrecen al público.

“Si yo fuera madre” habla del deseo como potencia capaz de transformar la realidad, de la inevitable batalla que tenemos entre satisfacer nuestros deseos o dejar que mueran sin mirarlos de frente. “Si yo fuera madre”, es el deseo de amar, que querer ser madre, hijo, padre, es amalgama de amores posibles, dolidos y bellos como son los amores.

La escena contemporánea sevillana necesita de propuestas arriesgadas, que busquen nuevas formas de realizar el juego escénico, y La Rara está en ese camino.

El teatro contemporáneo se abre paso en Sevilla, nuevos modos de entender la escena, aunque lento ya están aquí y La Rara ha clavado su bandera.

Como todavía tenía ganas de más, el sábado me fui a la propuesta que Elena F. Orellana y David Montero hicieron en la casa de Elena: “Aclarar de una vez por todas si alguna vez existió agua en la superficie de MARTE” 

La utilización de los móviles para enviar a los participantes indicaciones es el inicio de la obra. Innovar ya es un regalo. Por las habitaciones de la casa se van desplegando escenas cotidianas de la tragedia.

Propuesta muy íntima en la que Elena nos abre heridas, nos permite estar dentro de la obra al lado de los personajes, traspasar la cuarta pared y estar a medio metro de los personajes, casi acariciando sus heridas.

Con una mezcla de humor y tragedia, nos lleva en un viaje espacial por las habitaciones de su casa, un viaje lleno de potencia, generosidad y comedia, porque quizás sea el humor la clave para traspasar las fronteras del dolor.
Escena final muy arriesgada para las exploradoras. Viva el teatro valiente.
Os recomiendo que la degustéis, la obra se seguirá representando periódicamente, estad atentos. Jugar a la tragedia con humor es un hilo muy fino, y un placer para el espectador.
Sobredosis de teatro contemporáneo sevillano, por favor quiero más.

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