18 abril, 2024
León Benavente vino anoche a la Sala X de Sevilla e hizo lo que mejor sabe: arrasarlo todo. No es de extrañar cuando estamos hablando de una de las bandas que mejor se comportan encima del escenario

Sala X – 5 de Diciembre 2014

León Benavente vino anoche a la Sala X de Sevilla e hizo lo que mejor sabe: arrasarlo todo. No es de extrañar cuando estamos hablando de una de las bandas que mejor se comportan encima del escenario, conectando casi místicamente con el público a través de temas que van camino (si no lo han hecho ya) de convertirse en himnos generacionales.

En una sala abarrotada de asistentes que trataban de buscar el mejor hueco para no perderse nada, León presumió del fantástico directo al que ya nos tiene acostumbrados. Es por ello que quizás sea difícil poner alguna pega a una noche en la que, eso sí, la ausencia de teloneros motivó que el concierto arrancara algo frío cuando la banda subió a escena, saludó  y empezó a sonar “Década”. Lo hizo, no obstante, impecable. Se escuchó como un mantra “Lo que está claro es que algo tiene que cambiar/o se irá todo a la mierda”, coreado en una sola voz por todos los que allí estábamos, dando la primera pista de la conexión de la banda con el pulso que late en estos tiempos.

La de anoche fue la penúltima actuación de su gira, que concluirá el 6 de diciembre en Madrid tras sumar una nueva fecha en la capital al haber agotado entradas. No por ello dejó el cuarteto de entregarse desde el principio y reclamar al público que colaborase con sus letras. La intensidad y los decibelios se elevaron con “Estado Provisional”, cargada de un pop áspero y herido que sabe demasiado a realidad. Sonaban firmes la batería de Cesar Verdú y la guitarra de Luis Rodríguez, sosteniendo impenitentes el ritmo pausado de este tema que habla de la angustia y el olvido. Es aquí cuando la banda comienza pedir más madera. Lo confirma Edu Baos y su bajo, que empiezan a saltar para prácticamente no dejar de hacerlo hasta el final. Cargada de reproche suena entonces la poderosa “Muy fuerte”, parte del nuevo EP anunciado este mes de diciembre y que demuestra la buena senda por la que caminan. Teclados en primer plano y sonido apocalíptico para estos trovadores modernos (“que me aspen si fui yo quien te elegí”), como los definió Nacho Vegas.

Capítulo aparte merece la presencia anoche de un entregado Abraham Boba que, pese a tocar la noche anterior, llevó el timón agitando continuamente la blanca cabeza sobre el teclado. Sonó “Las Ruinas” como un canto decadente, tema que nos hizo bailar y cuya parte instrumental rebotó como un trallazo en la sala. “Es un gran placer estar aquí de nuevo” interrumpe Boba antes de atacar “Las Hienas”, canción que comienza y transcurre guiada por unas guitarras que sentencian y ejecutan un ritmo directo al estómago. Es aquí cuando la noche empieza a brillar de verdad. Barbilla elevada y pulgar abajo vemos al vocalista en pose para hablar del “Rey Ricardo”. De nuevo se escucha una batería precisa, sin florituras pero contundente, a la altura del bajo que la complementa y cuyos acordes comienzan también el siguiente tema. Como contestando al anterior, le toca el turno a las navajas de Albacete de “Revolución”, recibido con un consenso de puños en alto y estribillo cantado por más de 300 voces. A estas alturas el cantante ya abandonaba el teclado y se paseaba micro en mano por el pequeño escenario

Se sale el grupo de su cancionero habitual con «Cuesta abajo», versión de Lorena Álvarez
para el programa Hoy Empieza Todo (Radio 3) con un más que destacable trabajo de las baquetas de César Rodríguez que siguen ejerciendo atronadoras en “Avanzan las negociaciones”, con toda la banda tocando en pleno éxtasis. Nos regalan ahora otra versión en la misma vertiente crítica aunque en este caso de Ilegales. Tan profética como decadente, nos recuerdan que Europa ha muerto” antes de advertir que están a punto de marcharse, con lo que el público no se muestra demasiado conforme. Antes de eso nos dejan con el buen sabor de boca de una de las más aclamadas, “Ánimo valiente” que deriva en saltos y diversión generalizada.

Vuelve León Benavente a aparecer para rematar con sus últimos tres temas de la noche y suma Boba una guitarra eléctrica al conjunto para “Todos contra todos”, parte también del nuevo EP pero acompañada igualmente por los asistentes. No termina y ya engancha con la psicodelia rockera de “La palabra” en la que el éxtasis es colectivo, no sólo del público, también de la banda. Eso explica que Abraham abandone el escenario y se interne entre la gente, llegando a la tercera o cuarta fila, dando saltos e invitando a los presentes a participar en la fiesta en la que habían convertido la sala. Precisamente así, en algarabía generalizada, terminó un estupendo directo a la altura de lo que esperábamos (su fama ya los precede) tras actuar este verano en el ciclo de conciertos Nocturama, donde avanzaron las líneas maestras de una trayectoria que se vislumbra prolífica. Larga vida a la revolución, larga vida a León Benavente.

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