29 marzo, 2024
Bastante expectación al llegar a la sala con una cola de inquietos que han cambiado el soniquete de los resultados de los partidos del domingo por el sonido mayúsculo de Queen ejecutado por cinco valientes que se atreven con tanto toro.

Domingo 25 de enero de 2015. Aforo: casi lleno.

Una tarde de domingo de enero puede ser lo suficientemente triste como para convertirse en un letargo a la espera de que llegue la nueva semana. Si llueve es aún peor. Horas que se desperdician al calor del sofá con la tele y tu propio cerebro de fondo: resaca y resaca moral. De eso nada… ¡más madera!, unas cañas en el Vizcaíno y a comerse la tarde con patatas o con alitas de pollo del Gonzalo. Paradita para tomar café y ya de camino a la Sala X el sofá está en las antípodas, no es más que la opción equivocada, la realidad paralela del fracaso.

Bastante expectación al llegar a la sala con una cola de inquietos que han cambiado el soniquete de los resultados de los partidos del domingo por el sonido mayúsculo de Queen ejecutado por cinco valientes que se atreven con tanto toro. Personalmente, siempre he considerado a Queen como dos grupos. Está aquella banda de los 70, cercana a sonidos más rocosos, que producía composiciones de fuerte pegada, como el reprise original de “We Will Rock You” un lujo de tema, la desconocida “I am in Love with my Car” con Roger Taylor cantando, o hitos en la historia de la música del nivel de “Bohemian Rhapsody”. Es “Live Killers” el disco en directo que resume de mejor manera aquella época de oro de la banda de Mercury y May. No obstante, son los Queen ochenteros los más populares entre el gran público. Es aquí donde este mito flojea, aquí encontramos a los Queen horteras y futboleros de temas como el manido “We are the Champions”.

Dejando de lado mi opinión personal sobre las dos etapas de los británicos, me centro en lo que pudo verse en la Sala X gracias a la Reina. Un tributo a Queen de entrada supone crear unas expectativas muy elevadas. No hay que ser muy fan de los ingleses, ni ningún erudito musical para reconocer la complejidad de los temas de esta mítica banda, una propuesta de este rango puede mostrar muchas vergüenzas de los músicos que se dediquen a homenajearlos.

Pues nada, despejemos dudas, aquí hay mucho nivel, salvando las evidentes distancias con Mercury, el vocalista y “frontman” de La Reina tiene capacidad suficiente para poder trabajar estas composiciones sin desmerecerlas. El resto de la banda funciona a la perfección. Así, fueron cayendo los temas más conocidos del repertorio de los ingleses, como por ejemplo “Crazy Little Thing Called Love”, “I Want to Break Free” o un medley donde encajaron “Highway to Hell” de AC/DC, que hizo que el público se viniera (aún más) arriba, pero que evidentemente no venía muy a cuento.

Hay que destacar de esta formación de homenaje su descaro y soltura, con un absoluto dominio del cancionero de Freddy y compañía. Muy de agradecer su capacidad para presentar temas menos conocidos como “Headlong” e “Innuendo”, canción esta última de gran exigencia técnica a nivel, sobre todo, de armonías vocales, terreno en el que los homenajeados se exhibían.

Para acabar no pudo faltar, “Bohemian Rhapsody” y la irritante “We are the Champions”, temas que llevaron a la comunión total entre un público y unos músicos cuya ejecución se vio algo mermada por una ecualización del sonido en la que la voz quedaba tapada, un gran problema si se trata de un tributo a una banda donde la presencia vocal era de enorme importancia.

Al salir, el domingo seguía perdiéndose en cancelas de bares cerrados y espectadores solitarios que miran hacia arriba. Fútbol en Canal +.

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