25 abril, 2024
Cada parafraseo, cada estrofa de cada guitarra nace desde el suelo para crear toda una historia a su alrededor. Toda una leyenda y una alegoría de un mundo maravilloso donde la música se entremezcla con los corazones y los sentimientos de las gentes.

La organización nos había avisado hoy de que viniéramos temprano.

2 barras nos recibirían con la sana intención de que no hubiera colas en nuestro refrigerio, y así ha sido, apenas hemos tardado 1 minuto en que nos sirvan.

Muchísima gente. Cartel casi completo sino completo, pues a la hora que entrabamos aun había cola.

Después de más de 10 años sin pisar Sevilla dos veces en apenas unos meses. Sevilla mueve masas para verlo, no entendemos la espera durante este tiempo.

Nos alegramos mucho por este acierto y éxito de la organización. Todo perfecto.

Todos los jardines hasta arriba, la gente en los pasillos de pie, todos esperan expectantes el comienzo del concierto.

22:55 Completamente de negro, chaqueta, camisa y gorro.

Primeras palabras de Santiago:

“Este jardincito de la cartuja esta en el momento justo de que salgan a bailar las musas sevillanas… vamos a ir haciendo cancioncitas de Juan perro, algún estreno y finalmente, nos acompañaran de nuestros hermanos de Sevilla.”

La noche se abre con “Jose Rasca” de Joe Strummer

[one_half]El público en pie, expectante a su melódica lirica de guitarra clásica. Acompañado simplemente por “Dimoni”, Joan Vinyals.[/one_half]

Esa voz tan característica inunda completamente todos los recovecos de este pequeño jardín.

Hace unos años (2010) estuvimos en el festival Perfopoesia y en el mismo sitio donde estamos alojados ahora coincidimos con el que inspiro esta canción.

La actuación se presta a las bromas del público desde el principio. La empatía es el sudor que se resbala por nuestra piel y se comparte a partes iguales con toda la gente que nos rodea.

“Oh please don´t let me misunderstood”

La versión en acústico de “El carro” eriza la piel a cualquiera.

La introducción de cada uno de los temas es una pieza más de la actuación. Un compañero donde apoyarse y al que gusta escuchar. Así llegamos a “Poco talento” de su último trabajo. Nos cuenta que proviene de lo que les decía su abuela a ellos cuando eran chicos y se pasaban haciendo ruido. Acompañado, como era costumbre antes, de una buena colleja.

Con estribillo coreado por toda la gente, por supuesto.

[one_half]Con “Rio negro” y “Girasoles robados” nos percatamos de que la primera fila se sabe las canciones de memoria.[/one_half]

[one_half_last]Pero es que todo el público canta al unisonó eso de «dos girasoles robados, encendidos apagados» mientras el pone su oreja alentando el espíritu de la gente.[/one_half_last]

“El ala rota” rompe un poco con los temas de su último disco transportándonos hasta La Huella Sonora.

Para posteriormente volver con “Pies en el barro” y “El mirlo del Pruno” cuya introducción reproducimos aquí:

“Cada día la vida te da muchos regalos y esta noche vosotros sois nuestro regalo. Es una noche de acordarse de los maestros, y qué mejor que acordarnos de un mirlo muy majete que cantaba lo mejor de su repertorio todas las tardes frente a mi ventana.”

Y para el tema de “Ámbar”:

“Bajo las enseñanzas de Compay que se alojó en el mismo hotel donde estamos nos llega esta historia de un insecto q va hurgando de flor en flor pero cuando le fallan las fuerzas se cobija bajo un árbol. Y mientras ve caer una gota de ámbar sobre su cabeza se debate entre estar fosilizado para toda la eternidad o seguir volando de flor en flor.»

[one_half]Con “Hoy como ayer” el ritmo pausado, intimo y cercano de la actuación no sorprende a sus seguidores pero crea una atmósfera endiabladamente sobrecogedora en torno a un solo sentimiento de ternura y amor.[/one_half]

Los gritos y aplausos del público corroboran una ligadura a nivel del alma y el corazón.

Malasaña” nos sirve de preámbulo para una de las historias más divertidas de la noche. La historia de Richard Branson, de cómo su tiendecita de discos se convirtió en el megastore «virgin», y de cómo forrado creó una empresa de vuelos. Y allí nos imaginamos en su castillo imaginando su primer prototipo de nave que da la vuelta al mundo en 45 min.

Curiosa manera para presentarnos «La nave estelar«.

“Easy, easy, suave, suave, pa´ nosotros”

es lo que le dice al Diomi en la parte final donde ambos se levantan y se arrancan al más puro estilo showman, con bailecito incluido y tirados por los suelos.

«Blues de mis huesos» es una de esas canciones inéditas que aun no han sido publicadas en ningún disco.

[one_half]Un tema lento, con la cadencia de un suave smooth jazz y la intransigencia de una voz personal como pocas. Aunque sea inédita ya mucha gente la corea.[/one_half]

[one_half_last]“Negril” de Raíces al viento y “El forastero” de Río Negro las últimas piezas antes de presentarnos a los invitados. El primero, Raúl Rodriguez.[/one_half_last]

El segundo tema inédito, y que además es la segunda vez que lo tocan, es La historia de la «Zarabanda«. Por cierto, que la última vez que la tocaron también fue en Sevilla con Raúl.

Tres guitarras a menos de 1 metro la una de la otra, y los oídos de sus interlocutores empeñados en no perderse ni una sola nota de sus acordes y la de sus compañeros. La sensualidad fluye entre las manos y los mástiles, entre las voces de cuerdas rasgadas y oídos ensangrentados del deseo.

La noche mágica arrolla el aire y despoja a los presentes de todo mal que se hubiera colado en sus corazoncitos.

[one_third]Arte y poesía rugen desde las cuerdas de Raúl con “Una bestia que Ruge”.[/one_third]

Y “No más lágrimas” en plan bolero portuguesiño, ya os podéis imaginar cómo queda. Este tema lo canto a capella cuando estuvimos en el Lope de Vega.

Es sonar los primeros acordes de “Perro flaco” y la gente ponerse a bailar.

Hora y media de concierto y un pequeño descanso de apenas 3 minutos.

Para el regreso “Amor en vano” con Raimundo Amador.

El ritmo de “La charla del Pescado” es bien distinto a como recordábamos, pero la esencia no hay quien se la quite. Y este tema al ser de sus clásicos es coreado a grito en garganta por todos los presentes.

Con “Obstinado en mi error” y “Fonda de Dolores” nos percatamos de que la combinación entre épocas suena fluida, casi como inexistente. Como si la línea temporal en la que se mueven las canciones viajara por un camino paralelo al nuestro, y se nos mostrara de cuando en cuando fútil y deslumbrante. Sin que para ellas hubieran pasados más que unos segundos y para nosotros, sin embargo, años nos arrugaran los semblantes.

[one_half]“Reina Zulú” nos devuelve al presente. Un poquito por África, con tintes andaluces gracias a Raúl.[/one_half]

Suave a medio camino entre Johannesburgo y San Francisco el Dimoni nos da una clase de zulú, de ese que se aprende solo en la intimidad.

El feedback con el público es total, las conversaciones cruzadas, las risas y los chascarrillos se suceden sin poderse contener. No sabemos si será así en otro sitio pues nosotros solo lo hemos visto en Sevilla. Nos lo podríais contar.

Seguimos con los ritmos cubanos entremezclados, sonidos caribeños sensuales, rítmicos de contoneo suave en las caderas, de una perla de sudor por el escote de una linda muchacha “Perla oscura”.

[one_third]Cada parafraseo, cada estrofa de cada guitarra nace desde el suelo para crear toda una historia a su alrededor.[/one_third]

Toda una leyenda y una alegoría de un mundo maravilloso donde la música se entremezcla con los corazones y los sentimientos de las gentes para transportarte allí en cuestión de segundo, elevarte hasta lo más alto en un instante y luego volver a descender entre aullidos a la luna.

Cercano e íntimo hasta el último segundo ha tenido el detalle de ir rodeando el escenario para dar la mano a los espectadores más cercanos, entre los que nos encontramos, por supuesto.

En definitiva, como nos esperábamos y deseábamos, ha sido grande, mágico.

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