17 abril, 2024
“Os podéis poner por aquí delante, hay sitio”, dijo James Taylor mientras tocaba los primeros acordes de “Something in the Way She Moves”, título que dio la inspiración a George Harrison para “Something”.

Auditorio Fibes de Sevilla, 17/03/2015

Fotografías por Alejandro de Lárriva

Os podéis poner por aquí delante, hay sitio”, dijo James Taylor mientras tocaba los primeros acordes de “Something in the Way She Moves”, título que dio la inspiración a George Harrison para “Something”. ¡El galardonadísimo y famoso cantautor de Massachusetts no era consciente de que por proximidad al escenario, los precios no eran los mismos! Todo un comienzo. James Taylor desplegó sencillez y gran interpretación con siete músicos en el escenario (tres coristas y un batería de lujo) y cerca de medio siglo de canciones. El Fibes no se llenó, pero no le quedó mucho. Eso sí, estaba repleto de seguidores que reconocían rápidamente sus canciones. Tras la relativamente nueva Today, Today, Today”, nos revela que en el escenario están los mejores músicos del mundo. Taylor entre canción y canción contó los entresijos de estas (’Lo and Behold’ trata de la naturaleza como una iglesia), y en otras hizo hincapié en su inefabilidad.  Tras “Wandering” sonó “Everyday” de Buddy Holly y “Country Road”, uno de los grandes momentos del concierto. Alguien le felicitó desde el público por su cumpleaños, a lo que Taylor tuvo que aclarar que fue doce días antes.

El público estaba entregado desde el principio, y el número de angloparlantes era bastante grande, y se intentaba comunicar con el músico hasta desde la más lejana de las butacas. Era de prever que apareciera “Change of Good Fortune” (compuesta en Formentera en 1968), otro de los grandes momentos, correspondida al cien por cien por el público. “Shower to the People”, de 1976, marcó el intermedio, que traía sorpresa; el de Massachusetts no dejó el escenario y desde él, durante todo el descanso conversó, firmó autógrafos, dedicó discos y se fotografió con el público tranquilamente. Todo un contraste con el caprichoso promotor del concierto, que hizo firmar a los fotógrafos un absurdo y largo contrato por el que, entre otras cosas, sólo les permitían fotografiar durante las tres primeras canciones (algo normal) pero desde un solo ángulo muy poco generoso…

Stretch of the Highway” marcó el inicio de la segunda mitad, un tema que saldrá en breve en su nuevo álbum. El final de “Handy Man” fue apoteósico, y así respondieron los asistentes. En “Steamroller” los músicos, brillantes en todo momento, se pudieron explayar, con Taylor a la guitarra y la armónica. “Fire and Rain” volvió a levantar al público, pero sobre todo con “Shed a Little Light”… aunque también con “Mexico”. “You’ve Got a Friend” marcó el final de los tres bises, la versión de Carole King, ya casi más de Taylor que de ella, bajo la atenta mirada de una multitud de móviles.

Se podría decir que el recital se centró en su segundo y tercer álbum, siempre bien arropado por los músicos, y con un Taylor cantando de forma viva, como si no las llevara cantando casi medio siglo, como si la nostalgia, bien digerida, siguiera ahí, reteniendo el sentimiento. En las más de dos horas, Taylor coronaba las canciones con comentarios, y respondía al público. Su voz suave, apenas ajada por el tiempo, caló hondo en un público que presenció una actuación sin mácula.

Mientras, el fotógrafo llegaba a su casa con el trabajo hecho, pero no a sus profesionales anchas. Ya lo decían en alguna película: “En la vida real siempre ganan los malos”. Y así fue esa noche. Los asistentes, sin conocer  los entresijos de las otras bambalinas, las periodísticas, se fueron con una sonrisa de esas que duran un tiempo.

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