Este mismo jueves 20 de agosto podremos ver a Christina Rosenvinge sobre el escenario del Nocturama en Sevilla. Una oportunidad única de descubrir en directo su nuevo trabajo. Pero antes, hemos aprovechado para tener unas palabritas con ella y saber de primera mano qué es lo que pretende expresar en su nuevo disco. Os recomendamos que os sentéis sin prisas, porque la charla no tiene desperdicio.
Octavo álbum de Christina Rosenvinge… “Alguien tendrá la culpa” ¿quién la tiene en este caso?
Pues parece que nadie se da por aludido. Cuando el sistema falla nadie parece sentirse responsable. Unos se señalan a otros y todos juntos se encogen de hombros. A pequeña escala es lo mismo. Nadie parece sentirse responsable cuando el pequeño sistema doméstico del que forma parte se derrumba. En un mundo en el que todos son víctimas, nadie parece asumir la culpa de nada. Sin embargo, cada generación tiene la obligación de mejorar la vida de la siguiente, cosa que ahora no está ocurriendo.
¿Hay algo en común que una las canciones de su último álbum?
Si, buena parte de las letras están afectadas por lo que estamos viviendo a nivel colectivo. Hay ciertas temáticas con trasfondo social en algunas canciones: feminismo en «la tejedora«, responsabilidad social en «Alguien tendrá la culpa«, identidad en «Lo que te falta» y «Segundo acto» y por contraste hay otras canciones que hablan sobre el imperativo de vivir el presente y sentir el cuerpo como «Balada obscena«, «La muy puta» y por último hay otras que hablan de la necesidad de hacer música como «Liquen» o «La absoluta nada«.
Pobre Nicolás» está inspirada en la figura de Nikola Tesla. Lo que no hay es canciones puramente de amor o desamor (aunque aparte aquí o allá) como había en los últimos discos.
En realidad… ¿Hay algo que una la obra de Christina Rosenvinge en solitario?
Por supuesto. Hay un hilo conductor de principio a fin en todos mis discos. Al ser solista soy más libre que una banda a la hora de jugar con el sonido, pero hay un espíritu continuista pero no es inmovilista. El mundo se mueve y yo me muevo con él.
¿Cuál ha sido el paso (la diferencia) entre La Joven Dolores y Lo Nuestro?
Fundamentalmente abandonar (por ahora) la onda intimista que tienen muchas de mis canciones y buscar un sonido más expansivo. También canto de una forma distinta, más fuerte en general, como si en vez de hablar a una sola persona estuviera hablando a muchas.
Si no estoy equivocado, tus canciones y la música electrónica no se han acercado mucho. Algo del álbum, como “Lo que te falta” parece un primer acercamiento. ¿Cómo es eso?
La electrónica aparece aquí y allá como una herramienta de trabajo. Ahora grabo las canciones en ordenador y hago algunas programaciones para hacerme a la idea de como sonarán al final y muchos arreglos se quedan así, sintéticos, en la grabación. El carácter electrónico le sienta bien a estas temáticas. Las hace mas contemporáneas.
¿Qué es lo que te sigue motivando a crear música?
En vez de agotarse las ideas parece que cada vez se me abren más caminos. Ahora puedo hacer muchas cosas que antes no sabia hacer. También las influencias nuevas me enseñan cosas. Voy a unos diez o doce conciertos al mes. Me gusta mucho ver música en directo. Me parece algo mágico.
¿Cuál de las canciones de Lo Nuestro es la que más disfrutas en directo?
Tal vez «La tejedora» ahora. Cada vez que la tocamos es distinta. Y tiene el momento de gritar y liberar los demonios que es muy liberador.
Nuevo sello discográfico y a Refree como productor. ¿Cómo te sientes?
Ha sido coproducción. Por ahora me cuesta dejar en otras manos cuestiones de sonido que afectan al concepto total de la canción. Refree es estupendo. Tiene un montón de recursos y me ha enseñado muchas cosas. Me gusta especialmente que ninguna idea le asusta por arriesgada que sea. La grabación fue muy intensa. Los dos tenemos un carácter fuerte. Pero eso es lo que yo busco. El día que hacer música sea como ir a la oficina lo dejaré. Es la más grande de mis pasiones y me considero muy afortunada y muy agradecida por estar aquí.
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