19 abril, 2024
La banda presentó su Tercera Guerra Mundial como mejor sabe hacerlo, montando una fiesta en casa

Fotografia por Lorena Lucenilla

En lo primero que pensé es en la cantidad de gente que estaría afónica al día siguiente. Como mínimo, más de la mitad del aforo de la Sala X, que el jueves se desgañitó acompañando a Full en la presentación de su Tercera Guerra Mundial. Lanzamos desde aquí un aviso para navegantes, aplicable al resto de ciudades de la gira: preparad vuestras gargantas porque la banda trae un directo engrasado, disfrutón e irresistible. Un auténtico golpe de autoridad sobre la mesa.

La formación regresaba a casa con un disco recién sacado del horno y ganas de testarlo entre su público más afín (a veces, también el más crítico). Ante una audiencia variopinta e incondicional plantearon un show apasionado en el que entremezclaron sus dos largos de estudio. «El placer de volver al lugar donde todo empezó”, dijo Javi al inaugurar la cita. El placer fue nuestro, debió responderle alguien.

La intro arrancó con Bittersweet, que siguen presentando su primer EP, Ribadeo, al que ponen voz Alex Fernández y Fran Montaño, con Jose Ortiz a la batería. Al igual que en su última cita con la ciudad, los acompañaban sus incondicionales: Rafa Pachón y Mike Delfín (miembros de Genérica) al teclado y el bajo respectivamente. Con canciones como «Clávatelo en el pecho»«La Torre» o «III GM» se ganaron en media hora escasa a un público que esperaba con ansia al plato fuerte.

Los medios tiempos efectivos y potentes de «Desconectados» empezaron a enhebrarse cerca de las 11 de la noche. Javier Gutiérrez, batería de Full, nos introducía a todo volumen en el último trabajo de la banda, un disco con más presencia y un destacable protagonismo de las bases rítmicas. El público recibió con familiaridad «Jaula de atracciones», uno de los primeros cortes que meses atrás ya habían adelantado en sus directos. Con las cuatro cuerdas interactuando en primera fila, avanzando un ritmo trepidante, la electricidad de la noche estaba más que garantizada.

Como garantizado estaba el karaoke y la entrega con «Distintos», la segunda del primero, con una línea de bajo pulida a cargo de Jesús Gutiérrez«Qué alegría no tener que llamar a los amigos para que vengan», bromeó Javi. Era complicado que la formación superará el último show que recordábamos de ellos en ese mismo lugar, hace más de un año y también con la sala hasta los topes, pero el caso es que lo estaban consiguiendo. El flow de «Alabama» aleteó por la estancia moviendo al público en oleadas que se transformaron en marea con «Mejor opción» y su ya himno «yo no sé cómo se pasa/de quererte a olvidarte/de la noche a la mañana», coronada con un final apoteósico.

Os recomiendo darle una oportunidad a «Elefantes», que fue acogida con tibieza pero en directo funciona y permite visitar el lado más dulce de la formación, al tiempo que muestra un registro complicado en el que su frontman parece sentirse cómodo. «Privée» es otro de los cortes en los que Full saca los pies del tiesto y sin embargo su estribillo ya comienza a ganar adeptos. A partir de este punto, el repertorio se sucedió en todo lo alto y sin frenos. Para cuando llegó la revolución de «Burbuja de champagne», el grupo que tenía a mi espalda -heterogéneo en edad y condición- saltaba y vociferaba como una piara de grupies entregadas. Quien abajo firma, también.

Los detalles y el ritmo revoltoso de «Misión y funeral» no ofrecieron descanso en un show disfrutado, tanto encima como debajo del escenario, del que«Adiós» fue otro botón. Destacable el trabajo de un fantástico Manu Jurado a la eléctrica, al que Bubby Sanchís acompaña con crédito. Un «Sevilla, manos arriba» en boca de Javi, recibido con alegría y obediencia, avanzó la llegada de «Atraco». «Aullando» apareció justo después y no tuvo nada que envidiarle, apadrinada por una guitarra poderosa y oportuna.

La algarabía compartida subió enteros con otro de sus éxitos, «Quienes somos realmente», y cerró filas cuando la deliciosa voz de Javi declaró la «Tercera Guerra Mundial». Al compás de tres por cuatro, en el que acabó toda la formación implicada, se desencadenó un final estruendoso a la espera de un bis que nunca llegó. Por mucho que se lo pedimos, Full parece compartir aquello de irse de la fiesta cuando mejor te lo estás pasando.

Y, si como hemos comprobado, lo que bien empieza, bien acaba, imaginad cuán alto puede ser el techo de una banda como esta, que aúna calidad, diversión y entrega. Y que además, mejora con el tiempo. Rendíos a la evidencia ahora que podéis porque cuando se declara una guerra de estas características, poco queda por hacer.

About Author

DEJANOS TU COMENTARIO

Loading Facebook Comments ...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.