26 abril, 2024
El Teatro Villamarta acogerá el próximo 31 de enero la versión de ‘Eloisa está debajo de un almendro’, obra cúlmen de Jardiel, llevada a cabo por el célebre Ramón Paso

En la historia de España ha habido muchos autores desprestigiados, infravalorados, desconocidos en su época, pero que con el madurar de la sociedad han sido revisados y se ha encontrado en ellos un tesoro cultural. El madrileño Enrique Jardiel Poncela es, sin duda, uno de ellos. Este dramaturgo se adelantó décadas al teatro de su época, preconcibiendo el teatro moderno, creando obras que conectaban con el sentir de una generalidad mundial y, a la vez y de forma sorprendente, con el gusto patrio. Sin embargo, su humor absurdo pero con mensaje no fue del gusto de sus contemporáneos, y él lo sabía, sabía que el mundo lo reconocería después, y así fue.

El Teatro Villamarta acogerá el próximo 31 de enero la versión de ‘Eloisa está debajo de un almendro’, obra cúlmen de Jardiel, llevada a cabo por el célebre Ramón Paso, con la dirección de Mariano de Paco Serrano y la dirección artística de Felype de Lima. Todos estos pesos pesados del mundo del teatro se unen para una representación valiente y sin tapujos, al más puro estilo Jardiel. En cuanto al elenco Ana Azorín, Carmela Lloret, Guillermo López Acosta, Fernando Huesca, David Bueno Mario Martín, Cristina Gallego, Soledad Mallol, Sergio Otegui y Fermí Herrero dan vida a esta panoplia de personajes extraños y singulares que conforman la vida de los amantes Mariana y Fernando.

En ‘Eloisa está debajo de un almendro’ podemos ver a ese Jardiel que, aunque nacido en 1901, es autor del siglo XXI. Que aunque supo conectar con el gusto de su época, se adelantó décadas al teatro de esta. Es el Jardiel que ahora podemos disfrutar con gusto, con conciencia total de su intencionalidad artística. Y esta representación promete cumplir, a la par que sorprender, con este singular autor. Todo lo que rodea a Mariana y Fernando parece cojo, roto, desequilibrado, pero de una forma disparatada y cómica, con amoríos irracionales, promesas de sedentarismo, aceleración oral, y locura sin par.

Podemos confiar en que la locura que traigamos pase desapercibida y nos riamos de la que se muestra sobre las tablas.

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