25 abril, 2024
Martirio desgrana sus 30 años sobre los escenarios, de nuevo en el ciclo POP CAAC. Pasión, risas y cantes para ponerle nombre a la belleza de una noche de verano.

Fotografías por Esperanza Mar

Es una virtud ver la belleza en lo que nos rodea. Un regalo empaparse de todo lo bonito que se esfuerza por expresarse a nuestro alrededor y no tener la necesidad imperiosa de aplastarlo como si de una mosca “cojonera” se tratase.

Dejarse llevar, imbuirse, bucear, descifrar o simplemente abrazar los pequeños intentos del mundo por hacernos la existencia un poquito más agradable es una ardua tarea que nos empeñamos una y otra vez en despreciar. Si alguien se mueve con una dulzura embriagadora rápidamente habrá quien se limite a criticar, incluso aunque no lo queramos, nosotros mismos tenderemos hacia una envidia insana que trata de menospreciar cualquier intento de brillar de alguien ajeno.

Pasa lo mismo en cualquier disciplina artística, laboral o simplemente existencial que nos encontremos, provenga la belleza de una persona, animal, planta o cosa. Es triste que si somos nosotros los que queremos ofrecer nos quejemos cuando nos critican y que cuando es otra persona apenas tardemos unos segundos en buscar subconscientemente como desmoronarlo y conseguir así que no quede por encima de nuestra fútil vanidad.

La belleza existe, confío plenamente en ello. Creo que todo lo que nos rodea a su manera es bello, brilla con luz propia y procura, casi siempre, en hacer nuestra vida más bonita. Me empeño en ver ese destello y me enerva cuando alguien no es capaz de apreciarlo.

Pues bien, ligando un poco esta idea con el concierto que hoy nos ocupa, sin miedo a equivocarme puedo decir que pasar una noche en compañía de Martirio, y por lo que he visto, sobre todo si es en el CAAC, es una de las experiencias más bellas que puedas sentir en tu vida.

Mientras la fresca hierba humedece nuestros pies descalzos la noche cae cada vez más temprana. Zumo de cebada para la garganta y un capricho con muchas calorías para paliar el hambre que sube por nuestra garganta.

La oscuridad se convierte en redoble de saeta para dejar paso entre sombras a una figura con peineta. Inexorablemente la sonrisa inunda nuestro rostro en los primeros compases de “Estoy mala” y “Madurito interesante”. Sinceras palabras al describir el calor que se recibe sobre el escenario: “No sé qué pasa en este lugar, creo q es el único sitio en el q la gente canta mis canciones. Quiero dar las gracias a toda la gente q me ha ayudado, son muchas amigas, tantas q serían como tres canciones. La mayoría de mis amigos están aquí en Sevilla.”

Con la ayuda de su hijo, Raúl Rodríguez a la guitarra, no le faltan más que 4 sevillanas para que la sonrisa se convierta en carcajada con “Las mil calorías”. Pero hoy viene acompañada de una banda al completo. Con tintes jazz, cubano o swing, Jesús Lavilla al piano, Negrón al contrabajo y Guillermo McGill a la batería, se encargan de hacernos estremecer de lo lindo con una versión de “Ojos verdes” como sólo se puede escuchar en espacios como estos.

La gracia, el desparpajo, la naturalidad y la inquina expresada con todo lujo de detalles en una simple interpretación es obra de muy pocas artistas. Deliciosamente no forzada y punteada con mimo tan delicadamente que arranca los aplausos a mitad de frases, “Tú eres mi marío”.

Da gusto encontrarse con sorpresas como la presentación de uno de los temas del próximo disco Raíz Eléctrica de Raúl Rodríguez. Su primera canción de amor a los 41 años, “se ve que llegar temprano nunca ha sido mi virtud principal”. Tanto para los que tuvieron la suerte de estar allí, como para los que tendrán que esperar un poco para escucharlo en el disco, describiremos el tema y su introducción con una sucesión de palabras clave: calor, sofá, Ikea, potos, arrecoquinar, desarrollo, abandono, camisa nueva y volver a empezar.

De vuelta a los integrantes del cartel original es momento para los dúos en “Las Palmeras” de Alberto Cortéz  con Jesús Lavilla, dedicada especialmente a todos los que estéis enamoraos y a los que estéis arreglándolo. Piel de gallina que continúa con el hombre de mirada infinita, el amor declarado de Martirio, Compay Segundo  en “Es mejor vivir así”.

El siguiente dúo es con el Negrón interpretando “Adoración” de Los Visconti.  En palabras de la propia Martirio: “hay que enamorarse una y otra vez, lo que pone malo no es la tristeza de la amargura, sino el resentimiento y el enganche

Coyuntura espacial para encarar los grandes Hits en su carrera. Se suceden casi sin dejarnos inspirar profundamente “Volver”,  “Un mundo raro” en la versión interpretada por Chavela Vargas, Quisiera amarte menos” a medio camino entre Chavela y la Tía Encarna y “La bien pagá – Paid so well”  en inglés, arrancando las risas, los aplausos y las palmas por igual.

Termina esta recta final, por todo lo alto, con “Compuesta y sin novio”.

Y aquí he de poner el único pero de la noche, y probablemente el único que me escuchareis de esta mujer, que dicho sea de paso me tiene completamente obnubilado. Martirio es puro show, te lo pasarás en grande con ella y cierto que acabarás afónico de cantar y reír, pero he de confesar que cuando la vi en la Sala Joaquín Turina presentando “Cantes por Chavela” consiguió algo que hoy no he visto. Consiguió hacerme estremecer de tal manera que en más de una ocasión una lágrima recorrió mi mejilla.

No digo que hoy fuera el momento para esta clase de espectáculo, pero he echado en falta algo más de desgarre en las interpretaciones, sobre todo en las más conocidas por la platea. Ha dado un gran espectáculo, pero si nos hubiera roto el corazón en algún momento hubiera sido sublime, y ella sabe hacerlo, sin duda.

Para los bises nos tenía preparados temas del recuerdo como “La noche es guy” de su primer disco (1986), “Temes/Por qué ahora”  brutal en la interpretación instrumental que estira el tempo y el ritmo a su antojo completamente, y “Arreglá, pero informal” como cierre.

Segundo concierto que disfrutamos en el césped del CAAC y me voy con la misma sensación que la vez primera, piel erizada a la brisa nocturna, mueca incontrolada en mis labios y en el de todos los presentes, corazón ancho y satisfecho. Miro al cielo, miro a mi alrededor… ¿hay alguien que no vea belleza en todo esto?

Martirio en CAAC

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