19 abril, 2024
La segunda parte de la obra es brutal, te mantiene enganchado sin contemplaciones, y de ahí al infinito, donde no se sabe si estás en “tierra firme o en terrenos pantanosos conquistados por el mar”.

TEATRO CENTRAL

5 – 6  Febrero

“Está lloviendo mucho, pero no nos podemos quejar, ya que en Bangladesh hay inundaciones…”, es un dicho inglés utilizado como dispositivo psicológico para mitigar la angustia de la población cuando llueve demasiado en el Reino Unido. Esta frase recorre toda la obra de Julián Fuentes Reta como si fuera un mantra que nos protege ante la desgracia.

Porque esta obra tiene dos ejes fundamentales el amor y el desastre. Sobre este eje se vehiculan diferentes temas que estremecen y agitan constantemente al espectador:

¿Por qué huimos? El miedo siempre es un motor de huida, pero no sólo el miedo, también la vergüenza, el dolor y la incapacidad para hacer frente a la realidad y a los dragones que dominan nuestro sentido común. Estos dragones en ocasiones nos llevan a la más terrible huida, el suicidio. ¿Por qué?

¿En qué lugar quedan los abandonados cuando el amor desaparece de sus vidas? cuando ese amor complejo como todos los amores da un virage inesperado, desgraciado y nos abandona. Las consecuencias son múltiples, pero en ninguno de los casos dichosas.

¿Como nos afecta la ausencia? La falta de respuestas consigue generar una identidad en quien vive la incertidumbre basada en la ausencia. Nos quedamos enganchados inexorablemente a aquello que nos hace daño, ¿por placer? ¿por miedo?

La familia determina

La obra recorre cuatro generaciones de una misma familia de un modo fragmentado y dinámico en la que la huída, el abandono y la ausencia son una constante, la tensión está en saber si en algún momento esta reproducción de patrones constante finalizará y se cerrará el círculo, aunque los lazo s psicoanalíticos están siempre ahí, y no es fácil alejarse de aquello que ha determinado gran parte de tu recorrido vital. ¿como afecta la familia a nuestra forma de encarar la vida?

La poesía es la solución

En la obra se entrelazan escenas realistas con planos poéticos que representan el paso del tiempo con un movimento escénico circular.

Los planos poéticos consiguen crear atmósferas llenas de significado, dan el calor para que los textos lleguen con toda su profundidad y generan la belleza artística que persigue el teatro. Es el gran acierto y la mayor potencia de la obra, sin embargo los textos en el plano realista en ocasiones sobretodo en la primera parte de la obra pierden precisión.

A través del plano simbólico también consigue conectar a actores que comparten un mismo personaje con distitinta edad, que ayuda al espectador a seguir con fluidez la historia.

La segunda parte de la obra es brutal, te mantiene enganchado sin contemplaciones, y de ahí al infinito, donde no se sabe si estás en “tierra firme o en terrenos pantanosos conquistados por el mar”.

Y por último agradecer la imaginación de Fuentes Reta, que integra de modo extraordinario los medios audiovisuales, la lluvia, las ventanas, el paso de las nubes, o la autopista los resuelve de modo creativo e ingenioso.

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