Fotografías por Ana Triano
La noche del pasado viernes 21 de diciembre todos aquellos habitantes de la ciudad hispalense que quisieron escapar de la presión de villancicos, turrones, polvorones, compras y papa noeles repartidos por doquier tenían una cita ineludible. La Sala Even ofrecía una interesante propuesta para estas fiestas: la primera edición del Grogtober Fest. Una noche para huir de la parafernalia navideña postmoderna, de celebraciones basadas en el consumo, para recordar un espíritu ritual basado en la festividad de Yule, y es que la música celta impregnaba el ambiente de un toque ancestral y mágico que hoy casi ha desaparecido, salvo en la película navideña de la temporada, claro.
La ambientación pirata que daba un hilo conductor al evento era, cuanto menos, anecdótica y mejorable, pero tratándose de una primera edición de un festival de bandas locales, hay que saber con qué te puedes encontrar. No importa, eso no era lo que atraía al ilustrísimo. Eran las bandas lo que llamaba a los sevillanos y sevillanas a acudir a la Sala Event. La banda hispalense El Gueto con Botas organizaba un encuentro con amigos como los toledanos The Fatty Farmers y los granadinos Los Vecinos del Callejón, y no podía ser un mejor encuentro.
Abrieron la velada Los Vecinos del Callejón, que con su ritmo ska y sus letras removían píes y conciencias para demostrar que un concierto no va in crescendo, sino que puede arrancar motores e ir a cien por hora desde el primer minuto. Los diez años de la banda se notan en su bien coordinada fusión de estilos, que van desde el reggae, el rock o el funky entre otros. Su ritmo veloz, sus letras críticas y su espíritu ska contagiaron la Sala Event y a todos los que se encontraban en su interior. Allí no era Navidad, allí era Grogtober, y estamos esperando a ver su nuevo trabajo del que ya se rumorea hay nueva gira…
A continuación llegó la hecatombe con unos toledanos vestidos de granjeros, petos y camisas a cuadros por doquier, que supieron jugar a la perfección sus cartas. The Fatty Farmers no se conformaron con traer su música de estilo punk folk, con un despliegue de sus miembros sobre el escenario hasta formar una banda en la que no falta nada ni nadie. Desde el bajo y la batería al violín y la flauta. Lo mejor de su actuación es precisamente eso, esa gran capacidad de showmen que traen consigo, que junto a una ausencia total de vergüenza y sentido del auto preservación, dan un espectáculo inolvidable. Bajarse del escenario para tocar junto al público, tumbarse en el suelo junto a este para ser alzado, promover juegos con el ilustrísimo para arrastrarlo ya no en la música, sino en la diversión, es la seña de identidad de estos pucelanos. Locos, sí. Genios, también.
Y por último, para cerrar una noche musical perfecta, ejerciendo de anfitriones llegaron El Gueto con Botas, cuyo último trabajo ‘Muskaria’ (2017) tiene ya cumplido el año de vida pero aún sigue dando mucho juego por su excelente carisma sonoro. Su estilo claramente neofolk y su marcado carácter celta pero de veloces ritmos son sus señas de identidad, todo ello con una propuesta valiente en cuanto a la experimentación, mezclando instrumentos como la flauta dulce y el saxo, poco comunes en este género, y retorciendo el tempo musical para acelerarlo y relajarlo, estirarlo y suavizarlo. Unos jóvenes maestros. Tampoco renunciaron al show y supieron estar a la altura de la ocasión como maestros de ceremonias, interactuando juguetonamente con el público hasta dar una actuación memorable.
Y, por si tres horas largas de concierto potente no fueran suficiente, la post-fiesta que le siguió se alargó hasta que el sol se alzaba sobre las colinas. Una larga y dulce noche llena de duendes, magia, piratas y sabor ancestral. Una primera edición con mucho potencial para crecer. Una primera edición casera pero totalmente satisfactoria. Una primera edición que no será la última, indudablemente. El año que viene Grogtober Fest será más, ¿mejor? Eso sí se pone en duda. ¡Feliz Yule!
About Author
DEJANOS TU COMENTARIO