29 marzo, 2024
Estamos ante un disco que explora la musicalidad en un amplio abanico de posibilidades, que se recrea en la delicadeza de dejarse llevar por los sentimientos, que si se lo permites te arrancará de la cotidianidad del mundo terrenal y te adentrará en sus mundos imaginarios. Yo no sé vosotros, pero perdonadme, tengo una cita con el silencio, con mi sillón favorito y con las nubes sobre un océano infinito.

Clara Luna

Viajes (2014)

“No sé si yo me intereso por la música o es la música la que me atrapa a mi. Creo que un músico hace de filtro de la música que existe en algún lugar y te utiliza para mostrarse a los demás”.

Con estas palabras se presenta la propia Clara en su página. Y la verdad que no hay mejor manera para hacerlo. De entrada y sin contarse un pelo nos declara su relación con la música. Una relación que comenzó desde bien jovencita. Tras estudiar piano en el Conservatorio de Música de Barcelona la inquietud de la música moderna y el jazz más concretamente empieza a quemarle por dentro. Ana Finger, Xavi Maureta, Jorge Rossy y Pere Arguimbau son algunos de los profesores que la ayudan en este nuevo camino.

Evidentemente todo esto se tenía que traducir en temas propios, que tomaron forma en “Lunar Project, Supernova” (New Mood Jazz, 2007). En 2009 decide pasar una temporada en la ciudad de Nueva York, donde estudia con músicos de la talla de Steve Coleman, David Berckmann, Theo Bleckmann y Jeannie LoVettri. Cuando vuelve a Barcelona grava su segundo CD en compañía de Xavi Maureta y crean el espectáculo “Coleing Porter”, como tributo a la música de este gran compositor.

“El jazz ha sido mi vehículo de expresión hasta ahora, como antes lo había sido el piano clásico. Son maneras de darle forma a mis necesidades artísticas. Pero en realidad, da igual como se llame mi música estéticamente. Me gusta descubrir. Mi manera de entender la vida es a través de la música y es lo mejor que puedo ofrecer”.

Y llegamos a día de hoy. Clara Luna presenta su disco “Viajes”. El disco más personal de su carrera, donde se aleja un poco de los ritmos clásicos, del latido brasileño, del purismo del jazz y a la vez nos acerca a la música en el sentido más sincero de la palabra. Ensayo, arte, impresión, expresión, improvisación. Todo ello forma parte de su música en este nuevo trabajo. Es prácticamente imposible definir un único estilo, porque la música es muy difícil de encorsetar cuando se la deja libre, y eso es precisamente lo que hace Clara Luna en “Viajes”, darle libertad a las notas, a los acordes, dejando que se expresen por ellas mismas a ser posible a través de su preciosa voz. Así nos encontraremos desde tanguillos a pop, de chacareras a rock, de jazz a soul.

Adentrémonos algo más en el disco. “Sólo si tú estás aquí” es el tema elegido para romper el hielo. Primer video-single que se nos presentó además. Una canción que suena a muchas cosas, quizás algo a Rosana, quizás a salitre, quizás a gaviotas surcando un cielo azul salpicado de nubes. Una delicada pieza que nos abre la puerta a un mundo mágico, a un mundo donde el tiempo no tiene cabida, donde la prisa no tiene razón de ser, donde el mundo se inclina a tu paso y a tu imaginación.

Sueños que se escapan a nuestro control en “Unicornios de papel”, letras que reverencian lo onírico de los paisajes imaginados, que surcan delicadamente las hebras de la realidad para no llegar a posarse hasta que ya estamos bien perdidos en su mundo. Un ejercicio de desapego mundano, un juego de niños al fin y al cabo con unos preciosos arreglos de cuerdas para chelo, viola y violín, dicho sea de paso.

Instrumentos que se unen a la guitarra eléctrica en “Obsolescencia programada” para crear una atmósfera sobrecogedora, casi militar, sólo rota por la suave melodía vocal que con su amplio registro desliga la letra de la música llevándonos a un estado casi de inconsciencia, donde apenas podemos escuchar lo que se nos dice, porque nos perdemos en cómo nos lo dice.

Las guitarras en versión acústica toman el relevo en “A buen puerto”. Tema que recuerda al maravilloso “Golosinas” de Pedro Guerra. Cantautor de los que te ponen la sonrisa en los labios, de los que te erizan la piel con sus encantamientos musicales. La imagen que se me viene a la cabeza con este tema es el de una niña corriendo por un prado verde, apenas rozando el suelo con sus pies desnudos, creando barcos con las nubes, riendo despreocupada y sintiéndose feliz. “Suelta amarra no sujetes…que el viento te haga volar”

El jazz de “Experiment” se hace bálsamo de pureza entre nuestros dedos. El poderoso piano de “En el horizonte” se debate cuando el estruendo musical se hace instantáneamente palpable, cuando la fuerza por el mensaje eclipsa el poder de un solo de guitarra eléctrica.

Y pensareis, pues seguro que aquí no hay espacio para e Rock, y os equivocaréis evidentemente “Diamonds on the inside” es un corte de carácter propio, de personalidad del otro lado del charco, de acordes clásicos y mensaje directo. Cierto que no parece del mismo disco, pero quizás precisamente por eso me guste tanto. Este tema en directo debe ser brutal.

Cascabeles, triángulo, coros en un tema rítmico en el sentido más esencial de la palabra “Fusión”. Sin apenas instrumentación, “del corazón a los dedos no hay nada en mi cuerpo que no hagas vibrar”. Atentos a la letra, porque de lo delicado se hace hasta triste, de lo brillante se hace hasta doloroso, de lo sencillo se hace hasta complejo y se relía en nuestra mente como madeja de sentimientos.

El udu es un instrumento de percusión de origen africano creado por el pueblo Igbo y el hausa de Nigeria. En su lenguaje udu significa «paz» o «vasija». Pues si queréis oír cómo suena se escucha perfectamente en el minuto 2 del tema “Paisaje”. Evidentemente, una deliciosa canción que se mete de lleno en las raíces de la música, explorando mundos antiguos y trayéndolos hasta nuestra casa. Sutil acercamiento a los sonidos de Concha Buika, sonidos que salen del pecho, gritos que salen de dentro.

En definitiva, por si no os ha quedado claro ya a estas alturas estamos ante un disco que explora la musicalidad en un amplio abanico de posibilidades, que se recrea en la delicadeza de dejarse llevar por los sentimientos, que si se lo permites te arrancará de la cotidianidad del mundo terrenal y te adentrará en sus mundos imaginarios. Yo no sé vosotros, pero perdonadme, tengo una cita con el silencio, con mi sillón favorito y con las nubes sobre un océano infinito.

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