29 marzo, 2024
El sevillano y su banda de lujo presentaron sus Cancniones Perdidas y Rockallano en dos conciertos.

Fotografías por Manuel Bermejo

Sala Malandar

10 de mayo

Tras la  primera noche de conciertos, Alejandro Astola y la (envidiable) banda de Rockallano presentaba de nuevo los pies en el escenario. En Malandar daba comienzo la segunda de las oportunidades que nos permitiría poner valor a la noche. Nada propensa a criticar el volumen de personas que rellena un directo, decir que allí el semicírculo dejaba bastante aire entre los músicos y los aplausos. Cosa que me sorprendía. Fue curioso cómo las canciones, que caían consecutivas y con fuerza gracias a la compleja instrumentación que vivían esas tablas, no eran bailadas por nadie. Sin embargo, muy bailables. Lo mismo todo tenía un porqué, y vengo tarde, pero bailar (lo que es bailar) no tomaba protagonismo en aquella noche de instaurado verano. Y yo esperaba baile desenfrenado. Desencuentro que no depende más que de la situación.

Si tengo que describir cómo creo que el público afrontó tanto ruido (placentero) venirle de frente, diría que, según sus caras, lo estaban pasando bien, aunque a su manera. Te encontrabas una sala lo bastante amplia como para que se hubiese armado la marimorena. Pero no, parece que estaba equivocada y los temas (animados, personales, sinceros y cañeros) llegaban de un modo más relajado a todo el que había salido de su domingo y había aparecido por allí con ganas de directo.

El groso de canciones que dan vida a lo que Alejandro Astola y la banda de Rockallano lanzan y lanzarán en la gira que les queda por delante, venía cargadito de sorpresas. Fascinante la técnica con que esa banda creaba atmósfera. Irresistible la compenetración e indiscutible la calidad. Lo que ocurre es que para que un todo sea valorado positivamente, tiene que funcionar todo de cara a quien lo consume. Aunque personal y verdadera la voz, el protagonismo lo tenían ellos, los de atrás… pero no siempre; cada vez que el cantante cambiaba de registro, se escuchaba algo muy especial.

La apuesta de Alejandro Astola es fuerte; no un doble CD, sino dos, y un directo con músicos de primera, y en el DVD, en edición limitada, una canción que no saldrá a la luz ni siquiera en directo, ni colgada en Internet. Está visto que quiere sorprender a toda costa. Para la primera noche de su presentación en Sevilla, contó con la participación de Pepe Begines, y, lamentablemente, se cayó del cartel la colaboración con, ni más ni menos que Gualberto. Si los amantes de Fondo Flamenco, y el género del artista no están preparados para tanto, será otro asunto.

Por lo pronto el crowdfunding ha respondido positivamente, y su directo deja apenas  rendijas que sean criticables. Astola quiere ser diferente dentro de un género que quizá no sepa admitir más. Bilbao y Barcelona serán dentro de poco los nuevos destinos de Alejandro para dejar sobre la mesa unas cartas que deberían ser ganadoras. El ímpetu, la música y los músicos están ahí. ¿Qué podría fallar?

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