
El nuevo trabajo de Borja Flames, llamado Nacer Blanco, que acaba de ser publicado bajo la plataforma de autoedición Marxophone, es aire freso dentro del eclecticismo sin sentido reinante.
A medio camino entre una variedad de géneros musicales y artísticos muy dispares entre si tiene la facultad de sonar como un conglomerado de sonidos asincrónicos y que sin embargo son capaces de formar un todo con cuerpo e intención.
No es fácil su escucha, lo advertimos, pero al mismo tiempo es capaz de engancharte tema tras tema. El ritmo proviene de una serie de sucesiones de notas limpias y misteriosas provenientes de guitarras con las que claramente se experimenta para sacar sonidos atípicos.
A si mismo las letras son en ocasiones opresivas y narran el sinsentido de una cabeza que divaga entre varios mundos a la vez. Un ejercicio de funambulista tanto en métrica como en propósito que fácilmente puede asustar al oyente superficial, pero que transmite a la perfección las ganas de experimentar con sensaciones y estados de ánimos que se mueven erráticamente entre la poesía, los sonidos metálicos y las melodías superpuestas.
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