24 abril, 2024
Tres hombres se proponen explicarle al público, un proyecto que quieren llevar a cabo a pesar de no contar con medios para realizarlo. Estos tres “mequetrefes” escenifican de forma divertida, con un ritmo ágil y un lenguaje cotidiano la lucha del ser humano por llevar a cabo sus sueños, a pesar de las dificultades: un acto de supervivencia.

El Hombre Menguante de Pérez&Disla                                                           

SevillaFest – Sala La Fundición

Tres hombres se proponen explicarle al público, un proyecto que quieren llevar a cabo a pesar de no contar con medios para realizarlo. Estos tres “mequetrefes” escenifican de forma divertida, con un ritmo ágil y un lenguaje cotidiano la lucha del ser humano por llevar a cabo sus sueños, a pesar de las dificultades: un acto de supervivencia.

Éstos jóvenes creadores se muestran arriesgados y consiguen una pieza con una energía que desprende tragedia e hilaridad al mismo tiempo. Con un inicio de obra seductor, que engancha desde el primer momento, donde no sabes si estás en la vida real o en el teatro, en un espacio vacío, sin escenografía, con iluminación fija y sólo una linterna.

Como la vida misma, el contexto condiciona y hace difícil que llevemos adelante nuestros sueños. Como la vida misma, los hombres que ansían llevar a cabo esos proyectos están llenos de miedos, inseguridades y miserias. Sin embargo, en estos “héroes”, ni una queja, ni una lamentación: “si no hay purpurina utilizamos confeti que es más barato”.

Un entorno hostíl, el miedo a las expectativas creadas y la falta de ideas, dan como resultado un individuo que empequeñece, que mengua por momentos, que se reduce poco a poco. Un hombre, un proyecto vital o simplemente una verdadera  quimera, un bluff sin sentido. Teatro como espejo, en el que te sientes identificado desde diferentes ángulos.

Mascado con humor inteligente y una dosis de psicoanálisis en segunda instancia. Humor porque nos divierte y engancha, inteligente porque se basa en la situación y un cuidado guión y no en el chiste.  Y una dosis de psicoanálisis, pero escondido al igual que el inconsciente. Los diálogos superpuestos son una constante, un discurso por encima: la realidad, y otro por debajo que pudiera ser el inconsciente, dos capas de un mismo Yo, o a veces tres, esquizofrenia controlada eso es lo que somos.

Por momentos, el texto nos deleita con cápsulas brutales que definen al ser humano actual, alimentado por unos personajes cargados de “verdad escénica” que hace terrenal y divertido, lo que pudiera ser caótico. Y del caos nacen los silencios… silencios llenos de sentido como en las mejores tragedias, silencios que gritan, silencios desesperados donde no cabe la palabra porque todavía no se ha inventado la adecuada.

El hombre menguante es necesaria en la época de crisis actual, y aún así no ofrece recetas, ni dogmas ni verdades absolutas, todo lo contrario, cotidiana y fresca, esa es la fórmula con la que refleja la miseria del ser humano actual: su mediocridad… En definitiva, esta es la verdadera tragedia, nuestra mediocridad en un mundo que intentamos controlar, y ante nuestro fracaso, nada mejor que bajar las expectativas… pero con una sonrisa sabe mejor.

Para llegar más allá, cuerpo y movimiento son un gran aliado por momentos, para ser olvidados en otros, el cuidado guión a veces pide más cuerpo, un pero a una obra importante a la vez que cotidiana, divertida a la vez que trágica, fresca a la vez que profunda, y sus creadores unos verdaderos supervivientes hoy.

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