28 marzo, 2024
Quizás se han cansado de la risa fácil, quizás se han cansado de mentes vacías, de ciudades llenas de gentes amando sin amor, de conversaciones fútiles donde se intenta profundizar en opiniones de los demás, lo cierto es que estamos ante un trabajo más pausado y caustico, sin olvidar el punto burlón del asunto, por supuesto.

Desprendimiento de Rutina (2015) «El payaso triste»

Un circo es un espectáculo artístico, normalmente itinerante, acróbatas, contorsionistas, equilibristas, escapistas, forzudos, hombres bala, magos, malabaristas, mimos, monociclistas, payasos y otros artistas.

El circo representa una importante parte de la cultura humana, una noble empresa construida a lo largo de muchos siglos, prácticamente desde que el hombre empezó su cultura. Pero, ¿qué ocurre si musicalizamos el circo? ¿y si ponemos sonidos a cada uno de los espectáculos que recibimos a través de nuestros sentidos?

Pues ese ejercicio de funambulismo es precisamente el que nos presentan Antílopez en su segundo largo Desprendimiento de rutina, tras el aclamado por crítica y público Por desamor al arte.

Cerca de tres años hemos tenido que esperar para que Miguel Ángel Márquez y José Félix López se decidan a grabar esos temas que hemos escuchado, quizás en alguna ocasión en los  conciertos que nos han regalado durante estos años. Teníamos ganas, muchas ganas.

Desprendimiento de rutina es tan inclasificable como su primer disco, pero en esta ocasión  su crítica social es quizás más incisiva y seria. Como el payaso de cara blanca al que una lágrima le recorre la mejilla cada vez que un padre le da un guantazo a un niño creyéndose con razones.

De esta manera nos moveremos por letras inteligentes de quien mira hacia afuera con conocimiento de causa y de quien no habla más alto porque con la sinceridad ya es más que suficiente. Las letras pueden sonar externas a nosotros mismos, algo así como una charla policial en un colegio, y sin embargo, si nos paramos dos segundos nos veremos reflejados en más de una ocasión.

Quizás se han cansado de la risa fácil, quizás se han cansado de mentes vacías, de ciudades llenas de gentes amando sin amor, de conversaciones fútiles donde se intenta profundizar en opiniones de los demás, lo cierto es que estamos ante un trabajo más pausado y caustico, sin olvidar el punto burlón del asunto, por supuesto.

El reflejo más claro de todo lo que acabo de contar es el monólogo polinganero de “Arizona Wifi”. Un reflejo del lenguaje soez que nos rodea, de la violencia en las palabras, de la gravedad del asunto desde el reflejo objetivo de un espejo. Pero el espectáculo debe continuar y no todo va a ser llanto, si algo caracteriza al circo es precisamente el cinismo, las dobles caras, lo que no se ve, todo el mundo interior. Una cosa son los maravillosos números que aplaudimos y otra muy distinta las bambalinas. Bajo esta idea se enmarca “Musa en paro busca poeta”. Quizás una canción de amor, de inseguridades, de vanidades, de super egos, quizás no es más que un corazón roto que canta para olvidar. No sé, la vida como en el circo también suele tener dos caras, o más a veces.

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Si a alguien le tienen pillado el punto Antílopez es al payaso triste, aquel que te dice entre risas que “no es inmune al dolor cuando el amor expira”. Un delicioso alegato de que tras la sonrisa se esconde un corazoncito roto por una “Mentira”. O quizás está “Harto de estar Harto” de las banalidades de lo cotidiano. Corazón impasible.

Vamos a ponernos serios. Vamos a dejar que las palabras hablen por nosotros, pero vamos a utilizarlas bien, vamos a mimarlas, a dejarlas expresarse como sólo ellas saben. Contemos historias que se entiendan pero que a la vez escondan mensajes, contemos cuentos con moraleja, líneas difusas entre otras más claras. Utilicemos ese don que se nos ha concedido y que desgraciadamente tan poco usamos. Quédate en silencio y deléitate con “Tu nombre”, “Nada” o “Peligro de extinción”. También te puedes decantar por la poesía con clarísimas influencias de Joaquín Sabina de “Jurelillos de Urbe”.

Si hasta este momento te sorprende el nuevo concepto que han adoptado estos tipos para su nuevo largo, no te asustes, también hay espacio para la reconciliación con su ópera prima. Por ejemplo, “Canción privada” es una especie de segunda parte de “Carta pa mi Chari”, con la misma desazón, con el mismo corte de cristal, con el mismo pinzamiento en el pecho.

Pero a pesar de lo que pueda parecer no todo son corazones encogidos. También hay espacio para seguir “haciendo amigos” como en “No vale lo que quieren cobrar”. Si alguna vez lo has visto en directo, parte de su extraordinario espectáculo es que no dejan títere con cabeza, con verdades como puños que no estamos acostumbrados a escuchar de los propios artistas. Y este tema es un ejemplo perfecto de lo satírico de la situación.

Junto con “Yo tengo el Dominio” que ironiza sobre el “trending topic” y “Una vez visto” que expone un alegato al desengaño desde el humor de quien ríe por no llorar, podremos comprobar cómo la crítica no está reñida con la lisonja y la zalamería de quién juega a remover sensibilidades con lindas palabras.

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