29 marzo, 2024
"Siempre me han gustado las canciones de "Sacred Harp" y empecé a pensar como podría hacerlo tras "Be Still", dice Douglas. Eso fue lo primero que leí acerca del concierto y sólo con eso me cautivó.

«Siempre me han gustado las canciones de «Sacred Harp» y empecé a pensar como podría hacerlo tras  «Be Still», dice Douglas.

Eso fue lo primero que leí acerca del concierto y sólo con eso me cautivó. Claro esta, unido a la recomendación de nuestro compañero Antonio y a lo poco que yo conocía de Uri Caine al piano. Además había leído que era la presentación de un trabajo conjunto «Present Joy» que saldrá  la venta en Julio. Así que no podíamos perdernoslo de ninguna manera.

20:30

Puntuales como un reloj salen los dos intérpretes a escena bajo la tenue luz de un teatro medio lleno.

Sin mediar palabra sus instrumentos comienzan a hablar. Un diálogo a dos voces donde el piano de sonido más pausado y melódico hace las veces de receptor, mientras la trompeta corta el aire con el viento agudo de mente caprichosa, frugal y espontánea.

Esta noche por lo que nos comenta Dave el repertorio va a constar de canciones originales y otras reinterpretaciones, presentes en “Present Joys”, un proyecto a dúo inspirado en la tradición del shape-note singing o “canto según la forma de la nota” de principios del siglo XIX. Esta forma de notación musical surgida en las iglesias protestantes estadounidenses –y posteriormente publicadas por los maestros de coro en obras como The Southern Harmony de 1835 y Sacred Harp de 1844- permitía una fácil lectura de la partitura y era aplicada a un estilo de música vocal caracterizado por su sencillez y por la homofonía.

Con “Supplication” la melodía se pierde cuando los pulmones y el espíritu de la juventud hacen su aparición. La magia del jazz en estado puro se oculta bajo capas de sentimientos encontrados y dulces acaramelados.

Seguidos de una improvisación propia del jazz que se entrelaza con los dedos casi imperceptibles de Uri en “Ham Fist”.

Es curioso que esta reinterpretación haga referencia a temas que tienen unos 200 años o más y sin embargo te sigan sobrecogiendo el corazón de esta manera, como si nos estuviera hablando en ese idioma secreto que sólo conocen los amantes separados en la distancia, los padres de hijos perdidos, las almas solitarias en forma de ancianos sin nombre.

Más de una lágrima recorre nuestra mejilla cuando la melodía nos muestra su parte más cruda y dolorosa en “Bethel”.

La complicidad entre los dos se palpa no sólo musicalmente. Sus miradas, sus arreglos instantáneos para adaptarse el uno al otro, los cambios de ritmo y registros dejan claro su conexión sobre el escenario. Algo que choca un poco con la actitud distante y fría de Uri Caine en el piano, donde apenas lo vemos levantar la cabeza de la partitura.

Dos maestros codo a codo, creando momentos, instantes en una vida, compartiendo partituras y sentimientos.

Sorprendente el tema original “Old Putt”. Un tema que Dave compuso porque casualmente un tren pasa a unos 6 Km de su casa, y en la noche, cuando lo escuchaba a lo lejos le sonaba como a una melodía.

Si queréis haceros una idea de cómo se crea una atmósfera de oscuridad, de ensoñamiento, de luna llena y noche en calma, debéis escuchar los primeros segundos al piano de este tema. Delicada, susurrante, una delicia con el leve sonido del tren en la trompeta de Dave.

Present Joys” es otra de las reinterpretaciones de clásicos del shape-note, que aun sin las citas de Now’s the Time de Charlie Parker que parecen en el disco suena tremendamente bien. Con esa mezcla de música sacra y de coro, con swing movidito y atemporal.

Así llegamos a “Devotion”, donde podemos comprobar que no hay secretos para ellos. El idioma del alma lo hablan perfectamente, y sin decir ni una sola palabra son capaces de expresar la pureza y el desasosiego, que duele e inspira por igual.

Tras escasamente 1:15 hacen su primer break, que dura apenas unos segundos. Ya que cuando regresan la banda sonora de “Juego de Tronos” toma la palabra. Bueno no es ella literalmente, la verdad es que no que estaban tocando, perdonen, pero a mí me sonaba a eso. A juglares danzarines, a bellas damas de vestidos pomposos, a bufones saltando y riendo, todo como si fueran hologramas que salieran de la trompeta de Dave. Como un juego infantil de imaginación y hadas.

En definitiva, un concierto que se ha hecho corto, donde no importaba tanto lo que se venía a ver sino lo que se venía a sentir. Reconozco que aun tienen detalles que pulir, pues esta gira por medio mundo apenas acaba de empezar. Aun así he disfrutado mucho de lo que me han conseguido transmitir.

Si el disco es la mitad de bueno de lo que hemos escuchado aquí esta noche, habrá que hacerse con el sin dudarlo. Por cierto, sale el 22 de Julio.

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