18 abril, 2024
Crónica del pasado Guadalssissippi en el que Andabluses y Federico Verteramo llevaron el blues durante cuatro horas por el Guadalquivir.

Fotografías Antonio Andrés

Dicen que el primer embrión del (pre) blues brotó en las orillas del río Níger, en el Sahel. Los doce compases cruzaron el océano con los esclavos africanos hasta los Estados Unidos. Su carácter primitivo y su estructura sencilla permitieron que la semilla sobreviviera vocalmente en los barcos de esclavos, donde no se les permitía, evidentemente, llevar instrumentos. Fue en los campos de algodón, en los que la mayoría de los esclavos eran destinados, donde el blues nace como un canto de trabajo con el que exorcizar los problemas cotidianos. Posteriormente, los primeros músicos de blues cruzaron el Mississippi hasta Arkansas, Luisiana, Texas o Tenessee. Así, el blues más primitivo, el Delta Blues, se extendió por el país convirtiéndose en uno de los grandes pilares del folklore norteamericano y deviniendo en nuevas variaciones regionales.

La Casa del Blues de Sevilla viene rememorando desde hace años la hazaña fluvial del blues con el Guadalssissippi Blues, un barco que cruza el Guadalquivir cargado de blues. Cuando comienza a caer la tarde, el barco zarpa desde el muelle, a la altura exacta de la Torre del Oro. Pocos minutos más tarde arranca la música. Con doble cartel en esta primera edición tras el parón pandémico: una de las mejores bandas nacionales del género, Andabluses, y el argentino Federico Verteramo.

Sobrepasamos el puente de Triana y suenan los primeros acordes de When Loves Come To Town de B.B. King. Andabluses recupera para esta cita un repertorio completamente integrado por canciones del guitarrista americano, el mediano de la trilogía de los King (Freddie, Albert, B.B.) que, sin parentesco alguno entre ellos, fueron el centro gravitacional del blues a partir de los años cincuenta. A la formación habitual de Andabluses se suma un trío de vientos que llevan en volandas a la banda. Since I Met You Baby, Help The Poor, I’m So Excited, Let The Good Times Roll

Sudando el blues. Literalmente. La temperatura es alta, tanto en el exterior como en el interior del barco. Y la brisa del río apenas suaviza la corriente inflamable que los Andabluses están descargando. Bajan las revoluciones con la dulzura de Guess Who, que José María Pardo Bluespower desgarra con la voz más negra de este lado del Guadalquivir. La sección de vientos pone el acento sureño, Chiqui Mingo brilla con unos solos finísimos. Y sobre el corazón infalible que Dani Galiano y José Luis Marcos hacen latir doce veces en 4×4, Álvaro Gandul saca chispas a las teclas con licks inimaginables. Dan ganas de montar una banda de blues.

Toda la comunidad blusera se agolpa frente al escenario. La fiesta está desatada. Se suceden en el escenario todas las grandes figuras del blues local, improvisadamente invitadas sobre la marcha. Suben Txako Jones y Mario Romero. Se suma Mingo Balaguer, el pistolero más rápido del oeste, armónica en ristre, y Kenny Wesley pone la nota en el cielo con su vozarrón todoterreno de registro amplísimo. To Know Is To Love You, The Thrill Is Gone, Somethin’ You Got, Sweet Little Angel, Every Day I Have The Blues, Playin’ With My Friends… y no hay tiempo para los bises, porque el escenario espera la siguiente banda y habrá que haber llegado a puerto antes de las doce.

Ya ha caído la noche y tras un breve intermedio, el bonaerense Federico Verteramo  comienza su concierto cuando estamos cruzando el Puente del Quinto Centenario. Junto a su trío y a la incorporación especial de la pianista Ana Fabiani, que también se encargó de la voz en algún blues, llevaron la noche hasta su puerto final, tras cuatro cálidas horas de un blues que cruzó el Guadalquivir.

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