23 abril, 2024
La Zaranda es el ejemplo más auténtico de teatro desde el Sur, y tuvimos la suerte de verla en el Teatro Central.

Ahora todo es noche, La Zaranda 4

Fotografías por Florentino Yamuza

“Ahora todo es noche”, a pesar del sol, ahora, todo es noche.

Tres mendigos, tres nadies en un aeropuerto, que, a fuerza de no existir, de morir cada día, entablan una relación de supervivencia. Desde sus profundas cicatrices llenas de olvido y pobreza nos escupen la miseria que estamos construyendo. No habrá un solo espectador que se siente en frente de estos tres bufones y que no se sienta reflejado, porque todos buscamos refugio, todas necesitamos compañía, todos vivimos al borde del desahucio, imaginando posibilidades futuras sin estar presentes, sin posar los pies en una tierra que nos espera.

Sentía un vacío en el estómago, sentía soledad viendo esta obra, había algo que me llevaba al desasosiego. La Zaranda no titubea, sabe que esta es una de las grandes batallas perdidas hoy, porque hoy no vamos juntos, la soledad se ha apoderado del mundo moderno, de cada uno de nosotros y la falsa compañía que ofrece las redes sociales no engañan a quien tiene una mirada honesta, por eso La Zaranda no titubea, estamos solos y la esperanza está en ir juntos.

Ahora todo es noche, La Zaranda 1

La Zaranda es especial, tiene un modo auténtico y único de hacer teatro, en esta obra cuentan que han luchado contra ellos mismos, que han intentado alejarse de La Zaranda para seguir siendo La Zaranda, han luchado por hacer del teatro un acontecimiento vivo, y lo han conseguido, “Ahora todo es noche” es un alegato en defensa del teatro, de ese “vivir en el alambre”, de sobrevivir desde el teatro porque no hay otra forma de entender el mundo, por eso, en el Teatro Central se escuchó “¡El Teatro vive, La Zaranda vive!”.

La Zaranda hace metateatro y habla de su forma de entender la vida, se quitan la máscara y nos muestran su corazón, sus fantasmas, y despliegan toda su sensibilidad poética a través del texto de Eusebio Calonge, a través de sus interpretaciones sobrias, cortadas con matices de cuerpos viejos, dolidos y llenos de hambre, sedientos de un amor no sé si perdido u olvidado, pero que hace que hoy todo sea noche.

Gracias a La Zaranda por existir, por ser auténticos, por tanta generosidad, el teatro vive porque gente así lo hacen digno de existir. La Zaranda vive, larga vida a La Zaranda.

Ahora todo es noche, La Zaranda 2

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