Silvana se presentó en el escenario a solas con su guitarra, y poco más hizo falta o nada.
Fotografías por Ana Zanoletty
No es que se escuchara mucho por los ambientes melómanos que la talentosa y joven (por ese orden) mexicana Silvana Estrada se iba a pasar por primera vez por Sevilla, pero eso no fue óbice para que se llenara hasta la bandera (con perdón) la Sala Joaquín Turina. La carrera de Silvana es corta pero intensa, y goza de una popularidad que no se puede deber solamente a sus recientes colaboraciones con artistas de nuestro país. Aunque su discografía es brevísima, estamos en frente de una promesa artística hecha realidad gracias sobre todo a las redes sociales, como lo fue en su momento Carmen Boza, por ejemplo; nuevos tiempos, nuevos medios.
Silvana se presentó en el escenario a solas con su guitarra, y poco más hizo falta o nada. El público aplaudió merecidamente sus canciones que se movían entre el final de la infancia y el principio de la adolescencia, de temática sentimental, asensual, de ansias y de gozos… Poca duda cabe de que la artista dejaría el escenario en una nube; el público coreó sus canciones a la perfección y reía las gracias que la mexicana hacía entre canción y canción, y hasta le llegaron a reír lo que no eran gracias. Es lo que ocurre cuando un artista toca la fibra sensible del respetable, que de tener una sola cara, habría estado sonriendo de principio a fin de la actuación, que fue impecable, aparentemente frágil a la par que resuelta y serena. Cabe destacar “Al Norte” entre las mejores recibidas, además de “Sabré Olvidar” o la versión del hiper-clásico “Llorona”.
Silvana tiene asegurado el éxito en su próximo concierto, ya sea aquí o ahorita mismo, que estará por su país de gira. Lo que no sabemos es si entre su merchandaising seguirá la opción de hacerse una foto con ella por diez euritos. Es el mercado, amigos.
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