29 marzo, 2024
De nada nos sirve haber vivido si no somos capaces de mirar atrás con una sonrisa en los labios.

Fotografías por Esperanza Mar

De nada nos sirve haber vivido si no somos capaces de mirar atrás con una sonrisa en los labios.

Bajo esta premisa parece haberse creado el primer Riofest en San Juan de Aznalfarache. Con un “target” muy definido, aquí da igual el poder adquisitivo sino si tu infancia/adolescencia ha estado llena de música o no. Con un ajuar hasta arriba de vivencias, recuerdos y errores bien disfrutados ahora que se ve en la distancia. Con unas pandillas como las de “Cuenta conmigo” o los omnipresentes goonies todo lo que te rodeaba cobraba sentido siempre que estuvieras con tus amigos.

Antes de que internet nos absorbiera por completo. Antes de que el móvil sustituyera la cercanía corporal con los amigos. Antes de que el mundo se moviera tan rápido, la música ocupaba un lugar muy distinguido en nuestro quehacer diario. Un lugar lleno de letras que nos identificaban, que leían nuestros pensamientos o que encajaban perfectamente en lo que nos pasaba.

En ese lugar las letras de las canciones no eran palabras distantes, sino que había que cogerlas, hacerlas de uno mismo, interiorizarlas, aprendiéndoselas con los tonos adecuados. Las letras importaban, y tanto que importaban.

De ese lugar precisamente provienen los grupos que durante el sábado 29 de Septiembre alumbraron el pequeño pueblo de San Juan de Aznalfarache, a escasos kilómetros de la capital.

El sol de la tarde pegaba fuerte cuando accedíamos al recinto de albero situado en una explanada a escasos metros del paseo del río. A unos 20 metros de la parada de metro. El lugar  estaba bien surtido de barras kilométricas, y mientras explorábamos los distintos puestos de comida y descanso que había sobre el escenario Danza Invisible nos ponía los primeros pelos de punta entonando canciones tan emblemáticas como “Por ahí se va”, “Catalina”, “Sabor de amor”, “Sin aliento”, “Yolanda” o “El club del alcohol” que fue la elegida para terminar su actuación por todo lo alto. Hay que destacar la energía y entusiasmo con la que acometieron todos sus clásicos. Considerar, por ejemplo, que el tema de despedida es de 1985. Es decir, llevan más de 30 años interpretando ese tema y aun así lo viven como si fuera la primera vez.

Esta sensación se repetirá varias veces durante el festival, ya veréis.

La sombra de la tarde nos daba una tregua mientras los técnicos se afanaban en cambiar de escenario cuando ya se vislumbraba que los horarios no se cumplirían ni en lo más mínimo. Los supuestos 15 minutos entre actuaciones se convertían fácilmente en más de media hora.

Sin presentación, por algunos problemas técnicos, y con un inicio de actuación bastante accidentado, Burning tuvo que parar tras un par de temas su actuación porque el público presente coreaba a voz en grito aquello de “no se oye, no se oye”.

Afortunadamente fueron escasamente unos minutos y pudieron seguir sin perjuicio alguno para nuestras ganas de diversión.

El concierto de Burning, muy en su línea, lleno de energía e instrumentación cuidada la explanada. Sonido muy limpio y edulcorado con los años. Suenan menos rebeldes y más músicos, lo cual no sé si hablando de ellos y su carrera es bueno o malo. Entre los temas que sonaron se hallaban “Jack gasolina”, “Bestia Azul”, “Tú te lo llevas todo”, “Es decisión”, “Todo a cien”, “No pares de gritar” o “Ginebra seca”.

La tarde se pierde por el horizonte a ritmo de rock clásico. El sol da paso a un cielo coloreado haciendo juego con los corporativos de Burning.

Las luces naranjas empiezan a decorar unas calles normalmente solitarias que hoy bullen con miles de corazones unidos por una época y un sentimiento de hermandad.

Como fin de fiesta botella de champán compartida por el grupo mientras va sonando “Mueve tus caderas”. A estas alturas nadie les va a decir como terminar por todo lo alto.

Si al subidón evocativo que estamos experimentando le añadimos que entre concierto y concierto el hilo musical nos dejaba joyitas como “Mil campanas” de Alaska, “Aquí no hay playa” de The Refrescos o el coreado “Sufre mamón” de los Hombres G podemos asegurar que estamos al borde de un shock nostálgico.

Los No me pises que llevo Chanclas salen con la sana intención de divertirnos a lo grande, y para ello nada mejor que empezar con “Contrabando de sandías”.

Tras ello las primeras palabras de Pepe para agradecer poder participar en un festival así y asegurarnos que hoy nos lo vamos a pasar de lujo. No se puede poner en duda si acto seguido “An Ca Conil” suena en toda la platea. “Tío chulo” da paso a “¿y tú de quién eres?” con el que  consigue que se nos escucha hasta en Sevilla. A esto veníamos y esto nos llevamos. Sin medida y sin cuartel.

A partir de ahí toda la retahíla de “Las calles de Chicago”, “Manué Sanche Sanche”, “Tengo una tasquita en Triana”y “Footing tonight”son toda una declaración de intenciones. Las letras no tienen desperdicio y su interpretación hace delirante aun más si cabe su puesta en escena.

Con otro de esos estribillos que todo el mundo ha cantado alguna vez en su vida, “No veo ná” encarrila una serie de temas de sobra conocidos, “El amoto”, “El canario”.

La fiesta se convierte en jolgorio cuando “Bolillón” resuena de dentro a afuera. Como saliendo de nuestro pecho.

Gracias a vuestros padres, gracias a vuestros abuelos, gracias a la organización, gracias, salud y suerte!!!. Un feliz Pepe Begines se viene arriba cuando miles de personas vuelven a saltar y a vivir como hace 30 años aquel “bolillón bolillón” aún después de que el grupo se hubiese despedido y salido des escenario. Sin duda lo mejor de la noche hasta ahora. Risas, bailes, letras coreadas, todo lo que os pueda contar es poco.

Con la banda sonora de “Me da igual” de las Nancys Rubias o “Legalización” de Ska-P, nos adentramos en el sonido del cencerro, del tambor y flauta. Los Celtas Cortos entran en escena con “Haz turismo”.

Primeras palabras de Jesús: Todos surgimos del mismo manantial, del mismo corazón, cuando fue que surgieron las fronteras, los dnis, está es la vida del emigrante,El emigrante”.

Sin apenas dirigirse a la platea lo que hace Jesús Cifuentes es más bien una introducción de sus temas, que por cierto no sé centran en los escuchados durante la época en la que parece centrarse este festival. Ellos dan un concierto actualizado. Es otra concepción, pero también es bien recibido, ya que ver a un grupo como Celtas Cortos no se hace todos los días.

Su buen hacer de años sobre el escenario se siente en la algarabía bien controlada y medida de la que hacen gala. Unos maestros en lo suyo que han enseñado las maneras a muchos grupos de los que hoy en día ocupan nuestras radiofórmula.

Las hogueras se prenden con las instrumentales celtas. Anuncian la salida hace apenas una semana de su último disco Energía Positiva que, según nos cuentan, han sacado extrayendo la esencia de cada uno de los que se les han acercado en estos más de 20 años.

El primer single de este nuevo trabajo “Silencio” da pie a glorias como “Legión de mudos”, “Skaparate Nacional” y “No nos podrán parar”, con el que acaban su espectáculo.

Gracias Sevilla, energía positiva y salud.

Con más de 1 hora de retraso sobre lo acordado Álvaro y los suyos entonan “Solo ha sido un sueño”. Los Secretos han llegado.

No tengo mucho que decir ante los temas seleccionados: “Échame a mí la culpa”, “Colgado”, “No me imagino”, “Buena chica”, “La calle del olvido”, “Agárrate a mi María” y “Ojos de gata”.

Por ponerle un pero a “Pero a tu lado” que en su día solo vendió 15000 copias es que Álvaro no está subiendo el tono ni una sola vez en todo el concierto. Lo que baja mucho las revoluciones de sus temas y los clímax propios de un género como el pop del que son claros exponentes.

Te he echado de menos hoy”, “Gracias por elegirme” y el segundo tema compartido con Joaquín SabinaPor el boulevar de los sueños rotos”coreado por todos para regocijo del grupo, no hacen más que confirmar lo dicho anteriormente.

Al fin se animan un poco con “Ojos de pérdida” y “Sobre un vidrio mojado”.

Terminan con la misma canción con la que comenzaron el primer concierto de su vida como grupo, “Déjame”. En resumen, ha sido un concierto algo frío. Me quedo con el que dieron el año pasado en el CAAC mucho más sentido y cercano. Una pena.

Como hilo musical “Venezia” de Hombres G, “Me duele la cara de ser tan guapo” de los Inhumanos, “Al calor del amor en un bar” de Gabinete Caligari, “Mediterráneode Los Rebeldes. Todas están canciones nos hacen presagiar muchas más ediciones de este magnífico festival.

Con hora y cuarto sobre el reloj “Baila mi rumba” de Seguridad Social levanta el alma que ya teníamos en los pies a estas horas. 26 años desde aquel conciertazo de la Expo 92 y estos tipos siguen igual, Suicidamente optimistas.

Con final acompañado por Jesús de los Celtas Cortos “Acuarela” nos muestra que estos tipos serán hermanos por siempre. Se respira la complicidad y el buen rollo entre ambos.

A partir de aquí una sucesión de himnos adolescentes, al menos para mí, y aquellos recuerdos lejanos de mis primeras “novias”, “Me siento bien”, “Quiero tener tu presencia”,1, 2, 3, mueve los pies”, “El ritmo del corazón” y “A tontas y a locas”.

Los kilitos de más de José Manuel Casaña no le han pasado ninguna factura a su voz ni a su energía. Tremendo derroche el de esta noche que resulta una inyección de adrenalina en nuestro encefalograma.

Otro de los temas cabeza de cartel de este festival “Chiquilla” llega sin previo aviso y se entrelaza con “Comerranas” pedida por todos para bailar a bote limpio a eso de las 2 y media de la madrugada. Como colofón a ritmo reggae llega “Mi almohada está preñada”. Vaya trío calavera que nos acabamos de tragar. Uff pura diversión.

El amor te vuelve gilipollas” de su último disco y, finalmente, “Un beso y una flor” cantada por todos los presentes da por terminado el recital.

Es difícil hablar esta noche del mejor concierto, pero el nivel de Seguridad Social ha sido tremendo. Tanto por lo que han vivido cada estrofa, como por lo que han transmitido en cada tema y lo que han conseguido contagiarnos. Una de esas noches para recordar sin ninguna duda. Muy muy grandes estos señores.

Hacemos de tripa corazón para no caer desfallecidos, a lo que ayuda, una buena cervecita de casi medio litro. Por los altavoces suena “Hacer el amor en un simca mil” de Los Inhumanos, “Escuela de calor”de Radio Futura o “Eloise” de Tino Casal.

Son las 3 de la madrugada y la guerra de las galaxias hace de entradilla perfecta para que Pablo Carbonell y los suyos desquicien al personal desde los primeros compases.

Sin apenas mediar palabra encadenan “1, 2, probando”, “Ya están aquí los toreros muertos”, “A tu casa” y “Me gusta jugar con mi amigo Manolito

Algunos problemas de sonido con el bajo lastran un poco el inicio de uno de los conciertos más esperados de la noche. Los pocos que ya quedamos aquí decidimos darlo todo e intentar meternos en su juego indescriptible. Está claro que esto no es música al uso, pero nadie que conozca a este grupo se podría sorprender por ello.

Continúan con “El último mono de la NASA” y “Yo no me llamo Javier

Estaba claro que lo que esperábamos era desenfreno sin control, pero es que como ocurre casi siempre la realidad supera la ficción. Cortes a media canción, improvisación casi constante, juegos y confidencias ocurren por doquier, lo que dota a los temas de una sutil perdición que hace las delicias de todos los presentes.

La primera canción neorromántica dedicada a Miguel BoseBicicleta estática” pone el punto y final a nuestra aventura por los años 80 y 90 del panorama nacional.

Sinceramente ha sido una de esas experiencias que a la vez que rejuvenecen el alma te recuerdan que el tiempo pasa para todos. Personalmente estoy muy contento de haberlos visto de nuevo, de haberlos visto en tan buena forma física y musical, y de asegurar que les queda cuerda para rato. Y a nosotros con ellos. He reído, bailado, disfrutado y cantado como hacía mucho que no hacía, así que un gran aplauso a toda la gente que lo hizo posible.

Creo que cuando llegue a casa voy a hincarle el diente a esa tarta de galleta y chocolate de mi madre…que el alcohol dicen que da hambre, ¿no?

Riofest 2018

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