24 abril, 2024
Aquí os contamos lo que dio de sí el broche de oro del festival Nocturama. Un festival que ha demostrado lo ecléctico de su apuesta hasta en el día de cierre. Grunge, Rock, Pop, Reggae e incluso algo de flamenco se ha visto esta noche.

Santa Rita 22:30

Una cita más en el festival veraniego sevillano por excelencia. Y en esta ocasión como plato principal Pony Bravo y abriendo la noche Santa Rita, presentando su ópera prima “High on the seas”

Sobre las 22:30 Natalia Brovedanni (guitarra), Cecilia Díaz Betz (cantante), Laura Oliveras (batería) y Martha Wood (bajo) aparecen en el escenario bajo sonidos psicodélicos y susurros al viento. Vienen presentando

Los primeros acordes de sonidos eléctricos rompen el silencio de la noche. Investigan en el aleteo de los mosquitos, y rompen la calma del jardín en el que estamos. La puesta en escena es como la de un juego de niños, jugando a ser músicos, a ser cantantes y guitarristas.

Los sonidos, poco claros, nos recuerdan a como se ponen los niños cuando se animan a cantar rock en ingles. Lo viven, lo sienten y se expresan como si estuvieran ellos solos en el mundo.

Una gran cruz de Caravaca nos embelesa mientras un coro a tres voces nos taladra y nos descoloca. Apenas tres notas limpias y claras nos sumergen en un tumultuoso río de sonidos.

Ellas mismas confiesan que hoy se estrenan por partida doble. Una en Andalucía y otra ante tanta gente como la que esta noche llena el jardín de la cartuja. Barcelona puede ser un lugar de experimentación y desconcierto, pero cuando tu obra cruza fronteras (y la andaluza es una frontera) es cuando realmente te das cuenta de si tu trabajo es lo que esperabas que fuera.

Garra y energía no les falta a estas chicas. La musicalidad se ve empañada a veces en estos primeros compases por un nerviosismo razonable. Algo que se refleja en el entusiasmo, a ratos excesivo, a ratos pudoroso, de la cantante.

Un camino sin recorrer entre mezcla de estilos, que beben de muchas fuentes del rock y grunge hace de este grupo un diamante en bruto. A punto de ser pulido. Parece que de un momento a otro vayan a estallar y hacer un Superhit, no sólo de radiofórmulas, sino de esos que dices, coño que bien hecho esta. Pero algo falta, limpieza en los bordes, cadencia y control en el descontrol. O quizás todo lo contrario, terminar de dejarse llevar sin miramientos. Pero claro, para eso hacen falta muchas tablas. Tantas como tornillos tiene el escenario. Tantas como vuelcos te da el pelo un día ventoso.

La sensación de estar ensayando no se va con la sucesión de temas. Detalles como la carencia de una sola gota de sudor en la batería, o la necesidad imperiosa de no mirar al publico por parte de la guitarra y la bajista delatan al grupo. Y perdónenme, no es que suenen mal ni mucho menos. En sus 4 o 5 años  han conseguido crear un concierto con una muy merecida sucesión de ritmos. Siempre con la cabeza puesta en el rock de los 90´s pero sin olvidar palos mas alternativos como los cedidos por Nirvana o Dover en determinados momentos.

En los temas más transparentes nos sorprendemos un poco cuando los beats ya vienen prefabricados, y la construcción de la estructura se monta como tente, pieza a pieza. El tema puede estar bien construido pero se tambalea por momentos. Además, no terminan de tener la pegada que debería tener un tema a dos ritmos, el lento de la voz principal y el sucio de la guitarra y la batería.

Esta indefensión que sentimos ante el ataque transversal a nuestros sentidos no se ve recompensado en ningún momento por la sosegada plenitud de una piel erizada ante lo que escuchamos. Y eso se echa en falta.

Una sucesión de sonidos lo hace cualquiera. Sin embargo, darle estructura a la incoherencia, al estridente ruido es lo que hace que un grupo tome cuerpo, tome peso y consistencia. Y estamos seguros que la chispa saltara en cualquier momento, pero lo que en el estudio se acepta en directo se tiene que sobrepasar.

El secreto de un hit, como dirían algunos, es la alternancia de incertidumbre, pesadumbre y energía. Sin embargo, hoy todos los temas suenan muy parecidos.

Parece que todos están encalados y a la espera de que alguien llegue y los pinte de colores, para darles vida y profundidad.

Es en los medios tiempos donde se demuestra de que pasta esta hecho un grupo. El manejo de la situación, del ritmo y la composición no es tan fácil como parece. Hay que saber dejar espacio para que el tema respire, para causar en el oyente la necesidad de seguir escuchando, y ese ansia que te entra cuando vuelves a escuchar la voz de la cantante. Pues justo, justo eso, es de lo que menos hemos tenido esta noche.

Las prisas por alcanzar el cenit de la canción precipita el ritmo y no lo deja reposar. No lo deja crecer y aflorar en nuestros pensamientos. Es como jugar una carta ganadora antes de tiempo. El efecto puede ser importante y vistoso, pero carece de la fuerza que debería haber tenido si se hubiera sabido utilizar debidamente.

Pony Bravo 00:00

Los cuatro integrantes de grupo Daniel Alonso, Pablo Peña, Darío del Moral y Javier Rivera salen al escenario. Este grupo sevillano formado en 2006 atrae a multitud de personas deseosas de asistir a uno de sus famosos conciertos llenos de fusión y humos. De ritmos rockeros y flamencos, jamaicanos y dance, todo bien mezcladito, como debe ser.

Se oyen los primeros acordes, las primeras sucesiones de notas y colores, y ya sabemos que esto es otra historia. Aquí prima la construcción en vez de la conclusión. Los sonidos respiran, calan en la mente, reposan, y cuando ya empiezan a  estar maduritos se abonan con dulzura y ternura.

El concierto lo abren con “El mundo se enfrenta a grandes peligros”. La voz casi sin ganas, casi de prestado se nos ahuyenta sin llegar a minar. Se nos escapa sin llegar a rozar. Se nos desliza como serpiente hiriente.

Con “Noche de Setas” notamos que el final del verano se entrelaza con la música que sale de sus instrumentos. El final de una época de nuestras vidas y el comienzo de algo distinto. Algo que fusiona el desmembramiento de lo indie y el desgarro del rock craqueado.

El teclado es el de los sonidos exotéricos, la guitarra la del rock a tumbos, el bajo procura hacer de parapeto entre los dos y la batería marca el compás de la lucha. Aquí el grito de las voces es anecdótico, un simple instrumento ocasional que sirve para hacer creer al personal que lo que se cuenta tiene importancia, pero no la tiene, es todo pura fantasía.

Casi puramente instrumental la prueba nos lo deja cuando el guitarra se convierte en una segunda percusión y las estrofas se suceden al ritmo endiabladamente adictivo de una tribu india partiendo hacia el lejano oeste.

Si el sonido de la voz lo hiciera otra guitarra estoy seguro que sonaría igual, o un sitar quizás, por la historia de los agudos.

El rayo” precede a la satírica “Turista ven a Sevilla” donde suenan las sirenas de la policía, y la frasecilla turista ven a Sevilla se nos mete a cuerda de rockabilly negro. «turista te queremos, tu trae el dinero».

Si por algo se caracteriza este grupo es por las letras sencillas, transgresoras y sinceras de las que hacen gala. Si bien la primera parte del concierto se decanto por mostrarnos su faceta mas melódica, aquí nos metemos de lleno en su mundo mas metálico y estridente. Sin olvidar, por supuesto, una gran maestría en el manejo de los tiempos en los temas.

El pony bravo” tiene ese ritmillo al lejano oeste, a sombrero de ala ancha, a pañuelo en la boca y ventisca de arena. Fruto de una muy cuidada estética musical, conjunción de un buen hacer instrumental y una mente preclara a la hora de saber contar una historia.

Muy buen nivel en todos los aspectos. Un concierto para disfrutarlo con palmas en tus piernas, con contoneos de faldas y ojos llenos de la oscuridad que dan los parpados cerrados.

La tierra no se olvida “Niña de Fuego”, y las bombillas del escenario nos atraen como a las moscas. Dulce, meloso de sudor y ritmos arrastrados.

Acto seguido “Guajira de Hawaii”, “Cheney” y “Eurovegas”. Las letras con gancho no tienen por qué estar reñidas con una buena instrumentación y un buena dialéctica musical. Al contrario, cuanto más cerca estén mas lujos te puedes permitir, como el de escribir un tema que apenas tenga tres líneas de frases y se sustente sólidamente sobre una base de batería contundente y coros de la gente.

Sencillo, útil y práctico, ¿para qué queremos más?

El mambo “Mangosta” inunda los corazones de los presentes. Esa versión de Whip it‘ de Devo te empuja a cometer imprudencias. ¿Qué tal si le echas huevos y te acercas a esa linda niña que te mira con ojos de corderita?. Buenísimos, que ritmazo.

Y, por fin, uno de sus temas más emblemáticos últimamente y con el que se publicitaban para este concierto “El Político Neoliberal” donde la voz tira a dar a la de O´funkillo. Y cuando la rumba esta buena, el desfase aparece entre la multitud, la espinita de echarte unos bailes no te la quita nadie. Y ahora es tu momento, tus cinco minutos de fama, tu gran hermano particular. ¡¡Baila!!

Ibiza” es un dance en toda regla con sonidos electrónicos y desmarcándose de lo orgánico para adentrarse en los sonidos vacios de drogas y alcohol, reflejando como si de un espejo se tratase, la noche ibicenca y su despilfarro existencial.

Zambra de Guantánamo” es un rollo postlolailo, lleno de estridencias cósmicas y cañil lolailo. La poca vergüenza de este tema pone la guinda a la versatilidad ecoturista y candelaria de este grupo.

Los bailes indios se mezclan con las manos de balería, ¿y esto como se baila? quizás no se haga y solo se conciba para el mero disfrute del descompás en el personal. Genial.

Para despedir las cosas que pasan. Las vicisitudes de un grupo con carisma, voz y estilo. El vivo retrato de un mundo escondido.

“Mi DNI” es el broche de oro para un gran final de fiesta, como se merecía.

Y con esto y un bizcocho este Nocturama se nos va. Ha sido un mes lleno de buena música. De una gran diversidad de estilos, donde quizás el indie ha tenido más protagonismo pero donde  ha habido espacio para el rock clásico, el pop meloso e incluso la copla de Martirio.

Nuestras más sinceras felicitaciones a LaSUITE por la perfecta organización y su trato encantador en todo momento. Más de 14000 espectadores en total en la edición más vista del festival en su historia. Ojala esta cita se convierta en ineludible para cualquier sevillano los próximos años. Sin duda, la mejor manera de pasar el verano en Sevilla.

Podéis ver todas las fotos del concierto en nuestro  Realizadas por Esperanza Mar

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