Natalie Prass y el “rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida…”

Son necesarios sólo unos segundos de “My Baby Don’t Understand Me” para que podamos sentir una brisa fresca y misteriosa en la cara. El canto de Natalie Prass, sensual e inocente, dulce y amargo, te cala poco a poco, mientras una orquesta de cuerdas y vientos (hasta trece músicos) lo va envolviendo todo.

Los nueve temas de este álbum debut tienen luz propia… y sombras. Una ruptura que aún palpita, que bajo el sol, se sigue masticando. Esa despedida que no termina de llegar o que no queremos que llegue. Ya lo marca desde el inicio, “nuestro amor es como un largo adiós esperando al tren para llorar”. Heridas, sí, pero heridas que se van secando con el aire y el calor que desprende cada canción. Por que aunque hay tristeza en las letras que empapan cada surco, el disco es un renacer que trasmite energía positiva y abre nuevos caminos.

Destacan cortes como “Bird Of Prey”, el elegido para promocionar álbum, en el que juguetea y brilla la voz de Natalie entre teclados y flautas, para luego desembocar en un pegadizo estribillo. El primer single fue “Why Don’t You Believe In Me”, con una sección rítmica sólida, un piano que se gusta y un coro suavemente funky. Con “Christy” nos  araña en cada fraseo. Y en “Your Fool” y “Never Over You” encontramos también las claves de su estilo: Pop elegante e hipnótico, bañado de Soul y cierto toque Country con sabor a Nashville. Todo aderezado con una producción preciosista, que inyecta personalidad a la obra y la inunda de matices, impulsando a una Natalie que ya se eleva con alas propias.

Grabado en los estudios (y sello) Spacebomb de Matthew E. White, quien produce el disco junto a Trey Pollard (arreglos de cuerda). La idea de White era montar un estudio con una banda “de la casa”, al estilo Motown o Stax, marca que ya dejó en su discazo “Big Inner”, y suerte de filosofía que ha plasmado de nuevo en este trabajo homónimo de Natalie Prass. Cierra el cuento a ritmo de vals orquestado con “It Is You”.  Un disco redondo y personal,  emocionante y sincero de una voz evocadora que dará mucho que hablar.

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