28 marzo, 2024
Primer día de conciertos para el público en general. Primer día de desconcierto, tirar de GPS y descubrimiento, tanto de locales como de bandas. Gente, buen ambiente y mucha música en esta "jornada inaugural"

Fotografías por Esperanza Mar

Hablar de Monkey Week se ha convertido en sinónimo de cultura y música, pero también con el paso de los años de postureo e imagen.

Es de sobra conocido por todos los que frecuentamos los conciertos y festivales que la imagen es un aliciente más para el deleite, tanto personal como ajeno. A veces el “tête à tête” es tan sugerente que apenas puedes distinguir dónde acaba uno y empieza el otro.

Estereotipos “Silviescos” campan a sus anchas por las calles colindantes a la Alameda de Sevilla, modernos de tupé adolescente y vestidos vaporosos se confunden con la “plebe” que, lejos de enterarse de que va la historia, se ocultan entre tanta parafernalia para pasar casi inadvertidos. Y es que, si no estás in estás out, y no hay más que hablar. Lo bueno, es que cuando ir a determinados lugares de reunión o a determinados conciertos se convierte en toda una yincana, la moda pasa a un segundo plano. Pero no nos equivoquemos, siempre está ahí, no hay más que pasearse un rato por las inmediaciones del escenario Happy Place X. Por cierto, un éxito, tanto en su estética de coches locos como en programación.

Aunque la idea raíz del festival es una concentración de profesionales de la música, ya sean promotores, managers, bandas, periodistas, dueños de salas, etc., el continente es mucho mayor. Miles de personas se dan cita en cada uno de los lugares adaptados para los “miniconciertos” en la mayoría de los casos de 30 o 45 minutos. Todos son nuevos este año, ahora que ya nos empezábamos a orientar en El Puerto de Santa María. Pero su evolución era imparable, se estaba quedando un poco chico aquel pueblo gaditano.

Su traslado a Híspalis ha sido desigual. Pero no por la organización que siempre tiene unas cotas muy altas, no en vano está dirigido a profesionales que organizan esto en sus propios lugares de origen, sino más bien por la desorientación que reina en las calles. Ya seas sevillano o foráneo la localización de los locales donde se dan las charlas y los conciertos no es tan inmediata como en El Puerto. No todo está tan a mano ni es tan fácilmente reconocible, así que tendrás que tirar de plano o de preguntas en más de una ocasión. No pasa nada, es parte de la diversión. Recorrer las calles de la capital andaluza es todo un deleite, cualquiera lo niega.

En nuestro primer día de cata, pudimos comprobar que toda la esencia de los 7 años anteriores estaba intacta. La algarabía de gentes y músicos por las calles de este pequeño barrio sevillano era palpable desde mediodía. El Escenario Ron Contrabando y Happy Place X situados en plena Plaza de la Alameda ayudaban a ello ya que sus conciertos son gratuitos. Fue aquí, entre tapas y cañas donde da comienzo nuestro periplo que se alargó ampliamente hasta bien entrada la madrugada. Pinocho Detective ponían sus melodías pop al servicio de una plaza deseosa de comprobar de qué iban todos los preparativos hechos durante la semana. ¿De qué iba esa pista de coches locos que había aparecido casi de la nada en medio de las columnas que franquean la entrada al centro comercial de la ciudad?. Y vaya manera de empezar, contundente, con empaque y aplomo, sin dejarse amedrentar, nuestro artista de mayo dejaba el pabellón bien alto en los apenas dos temas que pudimos escuchar.

Y es que, esta será la tónica para el resto del día. Tres, cuatro temas y a correr a otro sitio. Más de 150 conciertos avalan el tejemaneje de prensa corriendo de un lado a otro. Grupos conocidos y otros tantos que no habíamos escuchado nunca nos llamaban seductoramente para que fuéramos a verlos, y no se puede hacer el feo en cosas así. Menos mal que el escenario Contrabando situado en el otro extremo de la plaza estaba cerca porque no sabemos cómo, invertimos una hora para andar apenas 200 metros… ¿a ver si van a tener algo que ver los 45 bares que hay entre un escenario y el otro? Ni idea.

Cuando al fin llegamos a la altura del Café Central pudimos comprobar que los chicos de F.R.A.C. estaban dándolo todo. Sus beats métricos, y militares por momentos, acompañaban a la perfección a unas letras incisivas y a un cambio vocal casi continuo entre todos sus componentes. Ya los habíamos visto anteriormente, pero no queremos perdernos la oportunidad de que nos vibre el corazón al compás de sus estrofas si tenemos la ocasión.

Hay que destacar que es la primera vez en los 8 años que llevamos afincados en este barrio que escuchamos un buen sonido en un escenario situado en la Plaza de la Alameda. Pero como hemos expresado antes tres temas es más que suficiente para hacernos una idea porque Carmen, la máquina de bulerías está sonando en el escenario situado en el Teatro Alameda.

Uno de los grandes descubrimientos del día. No queríamos perdernos a Ignacio Rodríguez y su invento Carmen en un escenario, con la compañía de Gautama del Campo (saxo), Ezequiel Reina (toque) y Carmen Torres al baile.

Ignacio es un buen amigo nuestro y lo hemos visto trabajando con Carmen y Melquiades en multitud de ocasiones en su taller, pero lo de esta tarde fue algo completamente distinto. Pasión, arte, sentimiento y melodías intensas fueron el detonante de la velada. Sabor flamenco sin palmeros, sin caja, sólo con el compás de unas bolitas de madera creadas por las manos de un maestro artesano. Un espectáculo digno de ver para todo aquel que tenga la oportunidad.

Tiempo ahora para un pequeño descanso, no sin antes pasarnos por la Sala Holiday para ver a All la Glory. Llegamos justos para ver los tres temas finales “Pretty eyes”, “The Devil´s on the phone” y “Talking in your sleep” de The Romantics. Estos chicos no defraudan nunca, rock esencial en estado puro, sin aditivos ni psicodelia tan prolíferos actualmente. Una pena el olor del local. Algo hay que hacer porque aguantar allí era todo un acto de voluntad. Al terminar el concierto tuvimos que salir todos escopetados.

Qué raro es tomarse un café con los amigos escuchando justo al lado a Space Surimi montando el fiestón del día a las 7 de la tarde. No pudimos parar de reírnos en todo el rato ya que la mezcla de temas actuales y de antaño era de poca vergüenza. Vaya lote de bailar que se estaba pegando el personal en el escenario Happy Place X.

Tras el receso de un par de horas, continuamos con Michael Rother en el Teatro Central. El concierto grande del día, al que sólo los poseedores de un abono King Kong y 100 acreditados de prensa podían asistir. Curiosamente al principio estaba bastante vacío, pero se fue llenando a medida que avanzaba el show. Un agradecido Michael saludaba con apenas dos palabras en español a los asistentes.

No hacen falta más porque los sonidos oníricos y embriagadores toman posesión de nuestras mentes y de las imágenes proyectadas sobre el fondo del escenario. Viajes por carreteras sin fin, distorsión y juegos luces embotan nuestros sentidos para darle un nuevo nombre a la desorientación. Sonidos anclados en un pasado moderno, en un futuro que estaba por llegar y nunca término de aterrizar. Magia onírica creada en una mesa de mezclas descomunal. Movimientos con estupefacientes, ojos y mentes en otro lugar, pies descalzos y atmósfera opresora, eso fue lo que nos sugirió su gran concierto.

Menos mal que teníamos la moto porque ir desde el Teatro Central hasta la Sala X y la Sala La Calle no es tarea fácil en apenas 5 minutos. Personalmente pienso que aun sin estar lejos, quizás unos 15-20 minutos desde la Alameda, daba pereza ir hasta el Central, y más si luego tenías pensado ir a la Sala X, ya que era otro paseo de 15 minutos en otra dirección. Una posible causa de que los conciertos más imponentes del festival no llegaran a llenarse.

Lo dicho, nosotros nos dirigimos a ver a Cintia Lund, de la cual estamos escuchando mucho en los últimos meses, en la Sala La Calle. Lo primero que debo comentar es que en apenas los tres temas que conseguimos ver nos dejó con la boca abierta. En el libreto del festival la definían como pop telúrico, y aunque no suelo compartir estas definiciones pomposas, en este caso lo secundo, aunque yo añadiría el sonido metálico, frío y alemán con el que es capaz de dotar a sus composiciones. Ayuda el altavoz con el que canta en ocasiones y sus movimientos desacompasados y mecánicos. Mucha fuerza en un cuerpo menudo.

Cambiamos de sala en apenas 10 metros para deleitarnos con el sonido fanganoso y sucio de Little Cobras en la Sala X. Su estilo arrollador a lo The Black Keys en sus inicios engatusa al personal y nos revienta los oídos a partes iguales. Rock potente y de calidad, de lo mejor que hemos visto en el día.

Cambio de registro radical al entrar por la puerta del Teatro Alameda y encontrarnos a Soleá Morente abrazada a sus compañeros de escenario en la presentación de su show. Versiones de su padre y temas propios se intercalan en un amasijo de flamenco fusión en el más amplio sentido de la palabra. Las raíces se intuyen a lo lejos pero se siente un descarado movimiento hacia lo desconocido, hacia la experimentación tanto instrumental como compositiva y vocal. Canciones como “Oración” o “Solos tu y yo” en directo pueden llegar a resultar desconcertantes.

Nos vamos raudos y veloces a ver a Iseo en lo que es la segunda parada en la gira de presentación de Last Night. Vamos a descubrir, porque este festival está pensado casi exclusivamente para eso, y lo que escuchamos no sólo nos llena el corazón en apenas unos minutos sino que nos deja con ganas de más. No me extenderé mucho porque me guardo una reseña de su nuevo trabajo para un futuro inmediato. Sólo decir que su mezcla de Rythm & Blues con The Cranberries es para quitarse el sombrero. La voz de Leire es tremenda y la banda acompaña con unas altas dosis de ritmo y funk. Hay que seguirles la pista muy de cerca y si en esta gira pasan por tu ciudad no dudes en ir a verlos, te divertirás de lo lindo. AQUÍ las fechas de la gira.

Intentamos terminar la noche viendo a unos esperadísimos King Khan pero las colas son eternas y apenas podemos llegar a escuchar unos compases. Con lo poco que vimos y lo que nos contaron sí que podemos decir que tuvo que ser un espectáculo de diversión y desenfreno en estado puro.

Monkey Week 2016 - Viernes

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