25 abril, 2024
Cuando la música se siente, cuando tu pasión se ve reflejada en otra persona. Cuando las notas reconocen el latido de tu corazón, el pop y el rock se entremezclan causando pequeñas ondulaciones y vibraciones que te ayudan a soñar

Cuando llegamos un público completamente distinto a lo visto en días anteriores nos recibe sentado y con mucho calor. Camisetas de Cash, una media de edad de 40 o más y unas mujeres arregladas nos lo confirman.

[one_half]Hoy toca noche calurosa. El que haya estado en Sevilla conocerá ese aire pesado, denso y caliente de las 11 de la noche. Ese que acompaña a los 32 grados que marca el termómetro de Torneo.[/one_half]

El cambio de público nos hace pensar un poco en la organización de un festival así. Creemos que es un acierto apostar por la diversificación.

Si un día un concierto o un artista no tiene la acogida que debería no pasa nada, ya que apostar por distintos estilos y gentes garantiza una buena acogida global y un conocimiento por toda la sociedad sevillana, que le augura muchas próximas ediciones.

22:40

5 en el escenario, Popi González – batería, Víctor Sánchez – guitarra, Paco Solana – bajo, Raúl Bernal – teclados / hammon y José Ignacio Lapido – guitarra/voz.

El concierto empieza con buen ritmo, tranquilo y con buena presencia.

Con tablas en el escenario, con autoridad y empaque, el jardín los mira sin poder apartar la mirada.

El segundo tema es para “Algo falla” de su disco De sombras y sueños.

[one_half]Cuando la música se siente, cuando tu pasión se ve reflejada en otra persona. Cuando las notas reconocen el latido de tu corazón, el pop y el rock se entremezclan causando pequeñas ondulaciones y vibraciones que te ayudan a dar el siguiente paso.[/one_half]

[one_half_last]No en vano la gente se agolpa frente al escenario. Es algo así como intentar que te salpique algo de su luz, algo de su saber y su sentir.[/one_half_last]

Las primeras palabras de la noche son:

«gracias y buenas noches. Volver a un entorno como este significa mucho para nosotros. El eterno retorno.”

Su último disco aparece con “Un día de perros”. Suena algo mas suavizado. Algo más matizado en cuanto a intensidad musical, apoyándose en la virtud de saber bien lo que se hace. De saber lo que se quiere expresar no solo con palabras sino con todo su ser. Tiene que partir de sus venas, sino este tipo de música no llega como lo hace ahora.

Este tema destila cierto optimismo que se contagia, en frases como «vamos a esperar que las nubes se vayan»

Con cuerpo pero con humildad el concierto continúa, dejando en el aire la sensación de estar en donde deberíamos estar.

Y eso no es fácil en estos días de prisas continuas, de querer y no poder, de pura frustración metódica y estudiada.

La ciudad que nunca existió” y “Cosas por hacer” siguen desvelándonos su último trabajo. Los caminos del marketing son insondables y la publicidad de su nueva obra es palpable.

[one_third]Los temas lentos son ejecutados con una buena muestra de carga y pesar. Como un canto mudo a la rebeldía y a la disconformidad.[/one_third]

El metraje de los temas parece sacado de un libro básico sobre canciones, estribillos y corte instrumental a medio tema. Pero el efecto, al contrario de resultar consabido, resulta gratificante, reconocible y catártico al mostrarte como era la música con la que te criaste. Como sonaban los grupos de verdad.

Con una voz clara nos acompaña a través de la noche, con la sensación de que un amigo te da la mano y te lleva a través de la noche centrado solo en que tú disfrutes de la vista de las estrellas mientras él ya se ocupa de mirar al suelo y evitar que te caigas. “40 días en el desierto”

El sonido limpio, claro, con matices a recuerdos olvidados y con la fuerza del viento que te despeina en lo alto de una montaña.

Tenemos que reconocer que es uno de los conciertos que más estamos disfrutando.

Parece ser que no va a dejar de tocar ni un solo tema de su Formas de matar el tiempo, ya que seguimos con “Cuando por fin” y “Muy lejos de aquí

Para este tema cambian todos de instrumentos y los acústicos cubren el escenario.

El sonido más intimista, si cabe, parte de su guitarra y sin intermediarios llega a través de los escasos metros que nos separan hasta lo más profundo de nuestro encéfalo, para clavarse en esa parte del cerebro que hace que cantes la letra sin poderlo evitar.

No hay vuelta atrás” nos trae una de las frases de la noche:

«con sus perros atropellados, sus atajos y sus edificios«

Una frase llena de sentido y contenido en una de las letras más bonitas de su último trabajo.

Cada frase y cada estrofa está pensada y trabajada.

Aquí no hay nada dejado al azar y por eso te terminas aprendiendo la letra, porque te llega, te punza, y a veces, te molesta y te agrada a partes iguales.

Para su siguiente tema nos vamos hasta 2001 “Luz de ciudades en llamas”

Sorprende que entre todos los periodistas que cubrimos el concierto se haya generado la idea de que esta música ya no se hace hoy en día. España fue muy prolifera hace unos años en este estilo, y si bien no se recuerda entre grandes masas de gentes sí que ayudó en gran medida a la buena salud que tuvo la cultura en aquella época.

Curiosamente, no se ha cultivado a lo largo de los años, y en parte la buena acogida que tiene el indie español hoy en día creemos que parte de ahí.

Pero prediciendo un poco el futuro, al igual que el blue-soul actual le ha dado una rueda de tuerca más al soul clásico y está viviendo una época dorada, este estilo de música también volverá. Porque sencillamente lo merece.

Parece que entramos en el tramo del concierto donde se recuerdan viejos temas, “Nadie besa al perdedor” de 2002, “Cuando el ángel decida volver“del aclamado Cartografía.

¿Habéis escuchado este tema? Supongo que, por supuesto, porque seréis fans de Lapido. Pero por si acaso no os acordáis, tan solo decir que esto debería de darse en las clases de los colegios obligatoriamente.

[one_half]Después nos quejamos del poco vocabulario y entendimiento que tienes los chavales ahora. Al margen de que te guste más un estilo que otro, comparemos las letras del Bisbal, Busta y compañía, con este excepcional tema lírico. [/one_half]

Está claro que la concepción musical no es la misma, pero ¿tan reñido esta el uso de un parafraseo inteligente, cuidado y con contenido?

La antesala del dolor” nos mete en En otro tiempo, en otro lugar, con el que podemos ver que medio graderío está tocando la guitarra imaginaria, mientras el otro medio le acompaña a la batería, también imaginaria, por supuesto.

El rock&roll mas enérgico toma el jardín con “Lo creas o no”. Nuestros pies, nuestras cabezas y nuestros sentidos se saturan de buena música que consigue nublar nuestro juicio de una manera muy placentera.

Y por fin aparecen 091, con “Zapatos de piel de caimán” de nada menos que 1993. Tema elegido para terminar entre aplausos de la multitud.

Los vemos irse hacia su cuartito pero aquí no se mueve nadie. Ni uno solo de los asistentes se ha creído que esto se acaba aquí.

El primer bis para “En el ángulo muerto”, tema que fue escogido por Miguel Ríos para su disco Solo O En Compañía de Otros.  Seguido por “El más allá” de Sombras y sueños.

[one_half]Se nota que los temas ya no vienen en su tracklist, salen por instinto, por lo que apetezca toca. Así nos llegan las notas, sinceras y espontáneas. Al menos todo lo espontáneas que puedan salir una notas cuidadosamente colocadas en el espacio de mundo que hay entre ellos y nosotros.[/one_half]

[one_half_last]Con mimo y con delicadeza los temas se suceden con la cadencia de un cuento contado por tu pareja antes de dormir, con la ternura de un susurro discreto y escondido de un amante, con la intensidad de una mirada indiscreta en una cena tras dos copas de vino.[/one_half_last]

Continuamos con el disco de 2010 que también ha sido extensamente tratado esta noche con “La hora de los lamentos” y posteriormente con “El dios de la luz eléctrica”, de su primera obra en solitario en 1999.

Nos confiesa que la primera vez que tocó en Sevilla fue en el 82. Quién le iba a decir a él que 32 años después iba a estar de nuevo aquí, y con la misma guitarra.

Un cielo color vino” deja entrever la facilidad que tienen las buenas canciones para profundizar en lo que nos impulsa a vivir, a sentir, a vibrar. Ojos cerrados y movimiento lateral de la cabeza al compás. Este tema es del siglo pasado, de cuando se hacían buenas canciones. Lo que da el estar en la tonalidad de re mayor.

Y terminamos la noche con un recuerdo a sus memorias más deseadas, a 091, esa gran etapa de su vida, con “Otros como yo”.

El rock sucio también tiene cabida esta noche, y la conjugación entre ritmos tranquilos y cañeros hacen que el concierto se convierta en una montaña rusa de emociones, donde al segundo saltas impulsado por la guitarra y al segundo siguiente no quieres que se escuche nada salvo su voz y tu corazón.

Y tras casi 2 horas se acabó, nos vamos a casa con la sensación de estar viendo unos conciertos maravillosos en este ciclo de consabidas figuras y sorprendentes nóveles que nos está regalando Nocturama.

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