24 abril, 2024
"Una voz llena de sentimientos a la luz de la luna"

Es la primera vez que vamos a ver a la negra en directo. Tenemos interés en ver el flamenco fusión del que ha hecho gala desde aquel “Lágrima Negra” de 2006.

Una ópera prima que dejó impresionados a crítica y público, curiosamente en el mismo año que Concha Buika sacaba su discazo “Mi niña Lola”.

Si alguna vez habéis estado en el Milwaukee, el concierto ha sido en el patio de dentro. Y si nunca habéis estado se trata de un pequeño patio sevillano, con capacidad para unas 80 personas, por supuesto lleno para el concierto de hoy.

El primer tema es una especie de bossa portuguesa, dulce y sensual donde La Negra demuestra la cadencia de una voz rota con un timbre a lo Buika pero con mas ternura.

Para el segundo corte “Siento” de su disco “Lagrima negra” (2006). Un precioso tema en el que  impresiona la pronunciación de cada palabra y de cada sentimiento. Siendo como es de Alicante, la tonalidad y la calidez de sus expresiones chocan un poco con el estilo dibujado.

Le sale con una tremenda facilidad. La sonrisa risueña no se le va del semblante. Lo que dota a cada ritmo de pasión y cariño.

Juan Manuel Fernandez  «El Panky» y La Negra solos en el escenario. Un acústico desprovisto de artilugios artificiales, de sangre latente, caliente y densa.

Las piezas suenan profundas y sinceras acompañadas con una guitarra versátil, llena de cuerpo y buen hacer. Todo suena cercano, como de dentro, en un entorno que se presta a ello.

La música sale y se crea como si las notas estuvieran fluyendo por el aire y la negra simplemente las fuera cogiendo poco a poco y colocándolas delicadamente en nuestros oídos.

De su último disco “Black Trombone” y “La Costurera” hacen que el flamenco tenga más presencia. Algo así como con tintes a lo ketama, mas palmeados y sentidos por la gente que estamos aquí.

Cuesta trabajo creer que dentro de ese cuerpecito se guarda tanto sentimiento. Cada gramo de su carne, cada hilo de musculo se eriza con la facilidad con la que transmite sus penas y esperanzas.

La interacción con la gente viene en forma de palmas y pequeños bailecitos de caderas y contoneos de faldas al vuelo. El feedback no se hace esperar, se transmite y se palpa, y si no lo hace más es simplemente porque no nos queremos perder nada de lo que nos cuente, porque no es lo que dice, ni como lo dice, sino como nos llega.

Toda esa catarata de palabras y frases, que delicia: «te peinaba el alma».

Con su pelo afro y palmaditas en el corazón cantando “Canción India”, la estampa es digna de ver, puro sentimiento.

En un momento dado, una pequeña sorpresa, Ricardo Castilla aparece de invitado a la guitarra y nos regala una de las piezas instrumentales más bonitas de esta noche. Los sonidos salen pulidos y carentes de paja. Desnudos, claros y cariñosos. Como acariciados en vez de tocados, como mimados en vez de alentados.

Y eso que se conocieron ayer mismo y solo han ensayado en las pruebas de sonido. Qué maravilla.

El sudor recorre su mejilla y su frente como eco de un espíritu juguetón y palmero, como niño que juega a cantar, como amante que juega a amar.

“Al Sur” y “La que nunca” perfectamente reconocidos suenan igual pero distintos a lo que escuchamos en el disco. El sonido es fiel y se rige por los mismos ritmos, pero es imposible captar en un estudio lo que se siente en un patio andaluz, a la luz de la luna.

Aquí todo va a sonar bien esta noche. Eso parece que ya lo hemos asimilado. Lo que aun nos queda por saborear es el autentico intercambio de ritmos, danzas y calores. Ese que se pide pero que es difícil de dar cuando estas concentrado en otras cosas.

Normalmente, cuando la gente esta callada significa que el concierto no está llegando todo lo hondo que debería, pero este no es el caso ni de lejos. Las reminiscencias a grupos por todos conocidos, la Shica, Buika, Ketama, etc. simplemente hacen que nos enganchemos aún más a algo que, por otro lado, ya nos tenía embelesados.

Fuerza y espíritu, libertad y entrega, carisma y sentimiento en una noche tremendamente corta.

Hay tiempo incluso para los covers, “Gaviota a volar” de Luis Pastor da paso a uno de los temas más bonitos en la discografía de La Negra “Inevitable” de su disco “Lagrima negra”.

La letra de los temas no se escribe en un papel, sale del fondo de la garganta, desde el mismo centro de las entrañas, desde justo el puntito más íntimo del corazoncito.

Aquí no vale escudriñar palabras, no vale analizar sintaxis, ni calibrar estrofas, apenas si vale tratar de entender lo que dicen. Esto trata de sentir, de exponerte y dejar que entre lo que tenga que entrar.

En apenas hora y cuarto una cascada de puro “feeling” con el flamenco como base.

Y tenemos que decir que se nos ha hecho muy corto, necesitábamos más. Se nos han quedado en el tintero temas emblemáticos de su discografía, como “El mago Piticó”, “A Morente” o su último single “Yukelé”.

Sin bis, nos deja con la miel en los labios, deseando que llegue ya el próximo viaje al sur para volver a disfrutar de una noche mágica como esta.

Todas las fotos del concierto AQUÍ

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