19 abril, 2024
Una cita con tu historia. Y con la mía. Y con la de todos los que llevamos 20 años enamorados de un lugar en el que se retratan los azares de la vida y los desplantes del corazón. No podía ser de otro color. La Habitación Roja dio el pasado jueves en Nocturama una demostración de veteranía de las que no se olvidan.

Fotografías por Valentina Ricci Photo

Una cita con tu historia. Y con la mía. Y con la de todos los que llevamos 20 años enamorados de un lugar en el que se retratan los azares de la vida y los desvaríos del corazón. No podía ser de otro color. La Habitación Roja dio el pasado jueves en Nocturama una demostración de veteranía de las que no se olvidan.

Los reconocibles acordes de «Mi habitación» provocaron los primeros gritos de un público que vio terminar el concierto en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo con Jorge entonando «There is a light that never goes out» de The Smiths. Todo lo que sucedió en medio fue una auténtica fiesta compartida con una numerosa y agradecida audiencia. Se trataba de conmemorar dos décadas de carrera de fondo llegando siempre los primeros. Evidencia que obliga a inclinarse ante el magnetismo de una banda que habla de sentimientos con el volumen de las guitarras bien alto.

Pero paciencia. Antes descargó la electricidad de El Imperio del Perro. Formación sevillana que comenzó con el respetable algo evaporado por el calor aún asfixiante y algunos problemas técnicos. Pero, si cuando uno no exhibe su mejor sonido, sigue convenciendo, es que vamos por buen camino. La voz recién salida de los infiernos de  Diego Cabeza le da personalidad a un conjunto equilibrado del que destacamos la labor de Javier Casanueva sacándole brillo a la eléctrica. Son potentes, salvajes y tienen presencia.

Además, acaban de empezar y su primer trabajo son prácticamente hits en cadena con los que convencieron a los más charlatanes. Hablamos de temas como «Blanco Roto», «Os odios a todos» o «Baile de perros». También tuvimos oportunidad de testar algunos cortes del nuevo trabajo que están preparando y una buena muestra de todo el desarrollo que le espera a los del barrio de San Julián. Pero no estamos inventando la rueda. Por algo Mondosonoro los apadrinó como grupo demoscópico el pasado año.

La voz de Iván Ferreiro que llegaba amortiguada desde los platos de Amparo Djs animó a la gente a acercarse a canturrear un rato mientras montaban nuestros protagonistas. Fue pasadas las 23.30 cuando subió Jorge a las tablas de negro elegantón, vestido con el poso que aporta la experiencia y con una chaqueta que no le duró mucho (¿alguien le recordó que bajaba a los infiernos?). Se trataba de una cita especial que congregó a amigos de latitudes cercanas, fieles a la banda y venidos especialmente para la ocasión. Entre ellos Júpiter y Venus, dos puntos fijos y brillantes que observaban simétricos la noche desde arriba. «Quien no folla hoy, malo», bromeó el cantante.

Y empezó el sonido perfecto para «Un día perfecto», al igual que para el resto de temas que enarbolan esa dulzura potente tan característica de la formación y fácil de adoptar como propia. Estoy jodido, pero te lo digo en estéreo. «Mi Habitación» «Taxi a Venus» (muy oportuna) continuaron demostrando el funcionamiento de un motor  engrasado al milímetro. Se les vio disfrutar como los indios en «El eje del mal» donde, armado con la eléctrica, Jorge nos puso a todos a saltar cual masáis en celo.

La Habitación Roja lleva años encargándose de poner banda sonora a la vida de una generación. Su trayectoria es el mejor ejemplo de cómo el éxito no sólo bendice a los virtuosos, sino que también toca con su varita a las personas humildes y cercanas. Y estos señores, estrellas observadas por planetas en la noche tropical de Sevilla son, como decimos aquí, muy buena gente. «Lo bonito es ser importante en la vida de las personas» dijo Jorge, que ayudó a un espectador en sus labores de reconciliación amorosa para con su zagala dedicándole «Voy a hacerte recordar», ayudado por el resto de los presentes.

«El tiempo pasa y hay que aprovechar esta noche» advirtió antes del poderoso inicio y devenir de «El resplandor», seguida de «Siberia» y del momento álgido de la noche, protagonizado por «Segunda oportunidad», el tema que más miradas cómplices desató por metro cuadrado, junto a «Indestructibles». Perfecta en toda su extensión, abrió paso a «Si tu te vas (Magnifica desolación)», sentida, eléctrica y cantada a pleno pulmón.

 Empezamos a temer el final cuando dos Rickenbacker gemelas tomaron posiciones para «La moneda en el aire» y Jorge se internó entre el respetable todo lo que le dio el cable del micro antes de terminar arrodillado en el final de «De Cine». El cierre era inevitable y, después de «Ayer», ya conocéis el desenlace de la noche (con dedicatoria a los griegos incluida). La Habitación Roja abandonaba la escena. El instantáneo nivel de desamparo fue tal que pasaron unos minutos antes de reparar en que, justamente, debíamos seguir amortizando la noche con los sones de Amparo Djs. La sensación de conexión fue la culpable de esa resistencia a abandonar una habitación que se ha convertido en el espacio común de nuestros afectos, la historia compartida de una vida hecha canciones, él único resquicio en el que siempre seremos indestructibles.

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