20 abril, 2024
Guadalupe plata encienden la noche del Nocturama con su blues sucio y desértico

24:00 Se anima la cosa. La gente se agolpa a pie de escenario para recibir al grupo.

En el escenario los tres componentes del grupo, Perico de Dios (guitarra y voz), Carlos Jimena (batería) y Paco Luis Martos (bajo y barreño).

Curioso instrumento que parece una caña enganchada con un hilo a un cubo que da el ritmo del bajo, el Washtub bass.
El sonido a desierto inunda la noche y se oyen los primeros gritos y aplausos.
Un instrumental nos da la bienvenida de tal manera que nos hace sentir como en casa. Después de haber estado en el Bluescazorla esto es como una pequeña dosis de la droga que necesitábamos. El concierto comienza con  “I’d rather be a devil”
Con este tema se abre su ópera prima, un EP que apareció allá por 2009 y que como todos los siguientes ha seguido manteniendo el mismo nombre que el grupo.
Sin apenas respiro «Cementerio» del mismo EP deja a los asistentes sin aliento. Al ser uno de los temas más emblemáticos del grupo el público corea sus canciones.
Guadalupe era el plato fuerte de la noche y eso se ha notado desde el primer segundo.
No tuvimos la ocasión de verlos cuando asistieron al Bluescazorla y aunque lo conocíamos, verlos por primera vez en directo es todo un espectáculo. Sin ser virtuoso Perico cumple con creces el manejo de arpegio y juegos varios con la guitarra, que hace que todo el conjunto coja fuerza y cuerpo.
Sin despeinarse saltan de un disco a otro.  “Booguie de la muerte” de su disco homónimo de 2011. Aquí no falta un alma que no se deje llevar por la música y se arranque con el susodicho booguie. Y es que se te van solo los pies. a veces da la sensación de que Perico no canta, es como si estuviera haciendo playback de él mismo.
Definidos como el blues español con menos carácter español, hasta que no escuchas su disco no entiendes bien a que se refiere bien eso. Sin embargo, verlo en directo es otra cosa. Nadie puede cuestionar que las influencias del otro lado del charco son innegables. Que su carácter a medio camino entre el blues y el country rock es prestado.
Pero hasta ahí y para de contar, porque asimilar un estilo y hacerlo tan propio que parezca que asistes a un concierto con el alma de un estilo propio y hecho por un artista con 20 años en la carretera tiene un merito tremendo.
Con las primeras notas de «Rata» llega el desenfreno. y no es para menos ya que tanto la letra como el ritmo endiablado del tema se te pegan a la piel como las gotas de sudor a las 3 de la tarde. Y de eso tanto en Úbeda -de donde son originarios- como aquí en Sevilla sabemos mucho.
Aquello de «maldita rata malnacida» se escucha como un clamor entre las gentes del lugar.
No hay mejor forma para describir lo que estamos escuchando esta noche que con la frase de su siguiente tema “tengo el diablo en el cuerpo». Un alma que no es de este mundo se te mete por los oídos y tú, que sin saber muy bien de qué va la historia la dejas pasar, te ves envuelto en un amasijo de sensaciones que te encogen el corazón y te suben la temperatura.
Se podría definir como una road movie, como un crossroad para ser exactos. Un cruce de caminos con un antes y un después.
Guadalupe plata lleva este concepto hasta el mínimo detalle dejando el minimalismo de las letras para concentrarse en crear la atmósfera que ellos quieren. Un puñal clavado directo en la diana.
Es precisamente en los Instrumentales donde se nota que el disco no tiene nada que ver con el directo. Y así debe ser, este tipo de música así lo requiere.
De rodillas, tirado por los suelos, un poco de espectáculo y una metáfora al ritmo decadente y arrastrado con el que se expresan y deleitan al personal, nos llega «Oh my wai Oh my mai».
Hay un tema que en el disco no te dice mucho y, sin embargo, en directo es tremendo, lleno de fuerza y sentimiento. Nos parece estar viendo a Perico decírselo a su «Milana» en la ya tan famosa escena de Los Santos Inocentes.
No hay descanso entre los temas, de ahí que llevemos ya 9 temas en apenas 35 minutos.
Toda la carga de la actuación recae sobre Perico y su guitarra tocada con sentimiento y buen hacer.
Sin embargo, aunque carece de registro vocal, todo hay que admitirlo, es capaz de transmitir un cierto desconcierto y desasosiego que engancha. Que te atrapa como una tela de araña y te sumerge en las profundidades de un tamiz rugoso, áspero y fangoso.
Qué intensidad tiene “Jesús está llorando 2”
Agua, un cigarrito y continuemos. Seguimos sin decir una palabra.
Si habéis escuchado la letra de “Esclavo”, os podréis hacer una idea de como está el calor por aquí. A más de una de las que nos rodean le dice eso y esa noche pierde su preciado tesoro.
Y aunque en cierta medida sí que es cierto que los ritmos.de los distintos temas son muy parecidos, la intensidad con la que son plasmados en nuestras cabezas hace que queramos que esto no se acabe.
Música visceral y directa en estado puro. Sin artificios de letras metafóricas, sin juegos de producción, sin engaños pseudo-vocales. Nada, ellos y sus cojones.
Mezclan a la perfección el sonido sucio de banda ranchera con los parones en los que la guitarra dialoga sola con nosotros. Un sonido muy currado, ensayado y depurado. Muy buen directo, sí señor.
Los temas se suceden sin apenas darnos cuenta, se entrelazan unos con otros, entre gotas de sudor y noches de estrellas en el desierto. “Rezando”, Lorena
Hay un momento en que Perico se pone nervioso con su propia guitarra en las manos. Quiere hacer tantas cosas y tiene tan poco tiempo. Saca sonidos de cualquier parte del instrumento. La rasga y la mortifica durante un segundo para después acariciarla y deleitarla con su trato.
Un tren ruge entre sus cuerdas en un instante, justo antes de hablarnos en un parafraseo largo y silencioso. Rock en estado puro, en estado crisálida. Blues que bebe de sus fuentes para escupírnoslo a la cara.
Sonido clásico y a la vez tan transgresor que asusta. Es como si de un momento a otro fueran a entrar los políticos y a decir que todo este alboroto está prohibido. Que el alma no puede volar así de libre, que las almas quietecitas y bien dominaditas.
Fuego y sudor que estallan desde dentro y no para. Vamos a jugar chicos!!!

Tras un par de temas más llegamos al ¿final?. Eso no se lo creé nadie y al ritmo de «gatito» obligan a que la banda vuelva a salir al escenario.
¿A que no sabéis que eligieron para el primer bis?….siii, fue «Gatito»
El baile, los coros del público y el desenfreno inunda el jardín, y encima si la cosa continua con «Como una serpiente” pues ya os podéis imaginar.

Me parece que es casi el único tema que tiene más de dos frases de letra. y ese cambio de ritmo que tiene a mitad de tema le imprime una potencia gutural, algo eléctrico y venenoso.
Para el último corte de la noche han elegido «Demasiado«, curioso tema donde el bajo coge unas maracas. Y tiene sentido porque este tema, casi más que ninguno, se apoya en un ritmo militar acompasado sin ningún artificio.

En definitiva, estábamos deseando verlos en directo, y por supuesto no han defraudado.

Ha sido una gran noche con Lidia y Guadalupe. Una de esas noches que se recuerdan y que engrandecen un festival creando una seña de identidad.
Y si tenéis ocasión de ver a Guadalupe, que la tendréis, seguro, desde 8pistas os recomendamos que no os lo perdáis por nada del mundo. vais a disfrutar como niños chicos del calor sofocante que emanan sus temas.

About Author

DEJANOS TU COMENTARIO

Loading Facebook Comments ...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.