Desde el principio de los tiempos de la existencia del ser humano existió el trasvase de información de unos a otros a través de medios como la pintura. Los medios de comunicación son inherentes a la historia de la humanidad y todos los grandes momentos lo son, o por lo menos los hemos conocido nosotros, gracias a que medios de comunicación dispares (arte, libros, cuentos, revistas, periódicos…) los han traído hasta nuestros días, y sin esa función conectora hoy no serían estudiados y venerados. Con estos grandes procesos de transformación social son con los que Els Joglars comienzan su obra “Zenit”. Desde las pinturas rupestres del paleolítico tipo “las cuevas de Altamira, la muerte de Jesucristo, el descubrimiento de América, la revolución francesa, la revolución china, etc, etc», y en todos estos momentos vitales para el ser humano hubo “periodistas” y “Zenit” nos viene a plantear que de un modo un otro los que informaron, y siguen informando, no lo hicieron, ni lo hacen, con toda la rigurosidad que manda el oficio, sino que por diversas cuestiones, se informa desde un modo de ver las cosas, desde el paradigma dominante. ¿Os lo vais a creer todo?
Y de ahí a lo que hoy en día se ha convertido un medio de comunicación de masas, Zenit es un periódico de gran tirada, con sus departamentos, con sus trabajadores, con sus rencillas, con sus dudas, y con sus dinámicas propias para vender, sí vender, porque no se trata de comunicar se trata de vender, y “adaptarse o morir”.
Y desde esta propuesta nace el teatro de Els Joglars, basado en un juego escénico que cautiva desde la primera escena hasta la última, con un teatro gestual lleno de ritmo, donde lo importante no son los personajes sino lo que cuentan y lo que hacen, ahí es donde está el teatro, y es en ese teatro donde Els Joglars son unos verdaderos maestros.
El trabajo corporal de cada uno de los actores es brutal, cuerpos en acción, cuerpos que bailan, nada es cotidiano, todo es especial, diferente, cada movimiento cautiva, cada gesto engancha por su particularidad, por ser especial y único, así son Els Joglars, seductores. Sus actores demuestran el porqué de esos 55 años sobre las tablas, y no solo por sus pieles, sino también por sus fantasías, por la gran imaginación con la que nos muestran el mar, un cuadro, una máquina, el metro, la moralidad reinante, un coche, pasado, presente y futuro. Da igual que sea material o inmaterial, concreto o abstracto Els Joglars puede hacer que lo veas encima del escenario, y eso es teatro la capacidad de crear ilusiones en el público, la posibilidad de ser muchos seres, y que todos sean creíbles y que todo ayude a desarrollar la obra de arte.
Y para que todo fluya, nada mejor que meterle un ritmazo, ritmo, ritmo y más ritmo, sin él nada de esto sería posible, no decae ni un solo segundo. A veces lento porque así es Mártin, el símbolo de otro modo de hacer periodismo, un Don Quijote de nuestra era. A veces un ritmo alto porque así es la producción de un periódico, pero en su justa medida, como un caballo al que dominan.
Pero, ¿en qué se ha convertido hoy un periódico?, pues en una puta maquina de crear noticias estúpidas, donde vende el morbo, las pasiones tristes y la prensa rosa. Donde todo es precariedad laboral, tener “influencias” y saber escalar hasta llegar a donde quieres, y de periodismo de investigación ni hablemos “no hay presupuesto”. Pero aunque todo lo que nos cuenta “Zenit” es una verdad como una casa, aunque hoy los medios dependen de la velocidad, de lo vendible, y todo se vuelve un estercolero, me faltan los porqués, me falta porqué todo se vuelve manipulación. ¿Que intereses hay detrás, que influencias políticas y de grupos económicos hay hoy en día en los medios de comunicación?. Porque todos sabemos de esta influencia y “Zenit” es una buena vía para clarificar las cosas. Quizás en una segunda vuelta lo veamos, aún así me podría haber quedado una hora más viendo a eso grandes actores flotar en un Lope de Vega en pie.
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