24 abril, 2024
Hablamos con Álvaro Ayuso, de la banda madrileña Club Del Río, antes de que presenten Monzón esa misma noche en la coqueta Sala Palo Palo de Marinaleda con GPS (Girando por Salas). Ellos son: Esteban de Bergia, Álvaro Ayuso, Adriano Pezzi (Pichi), Juan Feo, Jacobo de la Viña, Juan Serra, y Alvaro Baños.

Sábado 7 de noviembre. Estación de Santa Justa. Estamos en Sevilla. Mi smartphone suena antes de lo previsto. Es mi cita preguntando cuánto durará el encuentro. Pienso que, siendo yo la que pregunta normalmente, la cosa comienza un poco mal. Que él cuestione primero -me dije- puede confundir nuestros papeles en todo esto. Pero,  ¡qué va!, en una buena entrevista  siempre debe existir un intercambio de posiciones. Si no, ¿para qué?

Es inevitable. Sonrío porque la temperatura dice que estoy en Sevilla, sentada en la terraza de la famosa cafetería, entre tren y tren, esperando a Álvaro Ayuso para hablar sobre el antes, el durante y el después de Club Del Río, la banda madrileña que está captando seguidores de forma involutaria. Como cuando tu vecino -por arte de magia- te elige a ti para conseguir el azucar de la vida. Efectivamente, son ellos los que pasaron  por el Mercat de Música Viva de Vic,  llenaron  en la madrileña Sala But ante 500 personas y triunfaron en la Batalla de las Bandas organizada por el programa Hoy Empieza Todo de Radio 3 dentro del marco del Festival Monkey Week.

Después de su paso por Lugo, Bueu y Soria con la gira GPS, auténticos, frescos y diferentes, estos siete madrileños  llegan a Sevilla para enamorarnos con Monzón en la inconfundible Sala Palo Palo de Marinaleda.

_ ¿Eres Nuria?

_ La misma. Espero que tú seas Álvaro…

8pistas: Club del Río nace de la amistad entre Esteban de Bergia y tú…

Álvaro Ayuso: Pues sí, empezamos con dieciocho años. Nos conocimos porque nuestros hermanos mayores -mi hermana y su hermano- eran mejores amigos. Y todo el día nos decían: «tienes que conocer a mi hermano». Al final, pues nos conocimos. Nos pasábamos el día haciendo canciones en casa. Al tiempo, decidimos montar una banda con dos colegas de mi cole. Cantábamos en inglés. Pero resutla que estos dos colegas se fueron a vivir a Inglaterra y nos dejaron tirados. Tuvimos que montar una banda solos, se llamaba Mute, era un poco experimental, hacíamos música electrónica, voces… Luego decidimos juntar a los que se habían ido y otros colegas más para dar cuerpo a Club Del Río, proyecto con el que estamos actualmente.

¿Sois conscientes de que cuando gustáis, gustáis mucho?

No, la verdad es que no. Hacemos música sin ninguna pretensión. Como el folk de toda la vida, sentándonos a hacer canciones. Nos juntábamos en parques, en el campo… Luego ya decidimos grabar un disco. Grabamos una maquetilla con un colega, con Pablo Estrella. Y nada, decidimos que eso iba para delante.  Se interesó por nosotros la discográfica  El Volcán Música,  con Javier Liñán a la cabeza, que es un crack. Nos dijeron que teníamos que darle una vuelta a la maqueta y lo hablamos con Juan de Dios. Empezamos a tomárnoslo un poco más en serio, ¿entiendes?

El agua que pone fin a «Club del Río», la décima que completa el repertorio…

Esa canción tiene mucha historia (risas). La compuso Esteban, el cantante principal, que escribe casi todas las letras. Dijimos esta canción es la más playera que hemos hecho nunca, y decidimos meterle agua al final (risas).

«Ídolos», su videoclip, muy profesional y muy guapo…

Es muy curioso porque el videoclip está grabado en nuestra casa. Donde también tenemos montado el estudio de grabación y el local de ensayo. Resulta que el año pasado alquilamos esa casa siete colegas y yo, de los cuales tres somos de la banda, y entonces contactamos con Estrella Films, que es la productora de un colega nuestro del cole, y encantados con ellos, son un equipo espectacular. Lo pasamos increíble. Estamos muy contentos con el videoclip.

¿Qué esperáis de Marinaleda?

Cuando me dijeron que tocábamos en Sevilla, en la Sala Palo Palo de Marinaleda, me dije: vale, de puta madre. Luego comencé a informarme sobre Marinaleda y me di cuenta de que ahí se está viviendo algo importante, una forma de vida diferente.

Habéis estado en el Monkey triunfando

El Monkey fue fantástico. Aunque sea un festival en el que no pegamos mucho porque la mayoría de bandas que acuden son de rock, de garaje, guitarras eléctricas, baterías, etc. nos presentamos en el Puerto.   Nos propusieron hacer la Batalla de las Bandas con una botella de anís y una guitarra… Pensamos que era perfecto para nosotros este folklore. Así que allí nos pusimos, a las diez de la mañana, con la botella de anís y la guitarra. Nos dijeron que habíamos ganado. Encantados de la vida. Luego hicimos dos conciertos: en el Super8 y en la Plaza… Brutal.

Antes de GPS ya habréis girado por muchas salas…

No te creas. Nos hemos movido mucho por Madrid. Piensa que el disco lo sacamos en noviembre del año pasado. En Madrid ya hemos dado mucho la chapa, deben estar hartos de nosotros. Somos súper fans del norte, pero solo hemos ido a Cantabria, con muy buena acogida por cierto. Y al sur la primera vez que fuimos fue cuando asistimos al Monkey hace nada, como te decía antes. Luego en la discográfica estamos con muchas bandas del sur: Sonia Morente, El Canijo de Jerez, Tomasito

Monzón, ¿una historia movida por el viento?

En principio íbamos a ponerle Club Del Río. Pero sacamos un EP.  Entonces decidimos que teníamos que ponerle Monzón, para que nuestras canciones lleguen, como los vientos de monzón, a todos lados.

¿Cuánto os interesan los festivales?

Nos interesan bastante. Este verano hemos estado en Sonorama, en Vic, y lo hemos pasado fenomenal, pero el encanto de una sala pequeña, donde la gente está calladita,  también tiene su aquel. Pero vamos, los festivales son únicos, existe una fusión increíble, miles de persona allí conociéndonos. He sido festivalero antes que músico. Es un gusto que se organicen festivales en toda España.

23 años de media. ¿Cómo se han tomado vuestros padres la entrada al mundo de la música?

Pues depende un poco de cada uno. En mi caso tampoco es que hayan alcanzado la felicidad porque yo haya decidido ser músico. Pero la cosa está en guardar el equilibrio, combinar el trabajo con la música y usar tus ratos libres para hacer música, y para llegar a un fin, que es  ese, terminar de lleno en la música. Luego hay otros miembros de la banda cuyos padres son músicos y, claro, están encantados, mucho más contentos.

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