25 abril, 2024
El pasado 8 de abril Dremen hizo una parada en Sevilla para ofrecer un directo no apto para corazones débiles.

Fotografías por Mario López y Marta Espinosa

El pasado viernes fui consciente de que ahora los huracanes vienen en furgoneta, porque el huracán es el fenómeno natural más apegado a los de Dremen. Con Day II como último lanzamiento, el numeroso grupo dejó claro que lo suyo son las fiestas, de esas de hacer temblar el altavoz. Antes, Giralda Sound fue preparando el terreno con una meritoria sesión con temas de su último EP Golden Tower. Aunque aún faltaba mucha gente por entrar en la sala (sólo los más puntuales lo disfrutaron), se trata de una pareja a tener en cuenta de cara a futuras actuaciones y trabajos.

Ya con Tony Karate preparando su maquinaria, la sala iba llenándose hasta la presentación definitiva del grupo. Lo hicieron colocados en fila e inmóviles, en un escenario que les venía pequeño: “parecemos gilipollas moviéndonos en este espacio”, bromearía más tarde Roy Mercurio. Y era cierto. Pero que esto no menosprecie el impecable trabajo de la sala a nivel de sonido que fue de diez para un directo en el que los artistas estaban en movimiento constante (y no precisamente movimientos suaves).

El esperar ajetreo para una música con tintes del lado más Hardcore de la electrónica era obvio. Por eso, tras varias canciones ya interpretadas, noté cómo justo detrás de mí iba conformándose un cúmulo de gente. Uno de ellos tenía la espalda tan grande como yo entero. Temiendo por mi cámara me refugié rápido en el lateral. “Seré observador ajeno” pensé (y me engañé) justo cuando la canción rompía y el pogo resultaba ya imparable.

El ritmo del concierto pasaría a ser frenético, con unas actuaciones que poco tienen que envidiar a las versiones de estudio. Especial mención a los temas “No Future” que nos recordó que ahí fuera el futuro nos lo dibujan negro pero que a pesar de ello tenemos el control de construirlo, o “Es un Trabajo Sucio” (tema en colaboración con Def con Dos) para traer a colación el lado oscuro por el que atraviesa la libertad de expresión.

Cercanos al final, bajaron al escenario provocando ese terremoto que parece invocar su música. En una de las sacudidas el micrófono de Roy sale volando, “acabo de joderle la vida al técnico” exclamaba ya en el escenario. En la despedida, Tawas repetía la mítica frase de “Sevilla tiene un color especial”. Sí, sin duda, y esa noche ese color se tiñó de la fuerza que la música de Dremen impregna, algo así como la mezcla del blanco de un relámpago y el gris de la fría y dura carretera.

Porque lo dejaron claro: “Levanta bien alto el puño y coge lo que sea tuyo. No seas capullo”.

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