19 abril, 2024
En el panorama musical actual existe talento y mucho. Compositores, arreglistas, músicos, cantantes y productores construyen cada día nuevos proyectos musicales para deleitar nuestros sentidos. El 31 de mayo 8pistas tenía una cita con uno de estos talentos, el sevillano Joaquín Calderón, productor, cantante y compositor.

En el panorama musical actual existe talento y mucho. Compositores, arreglistas, músicos, cantantes y productores construyen cada día nuevos proyectos musicales para deleitar nuestros sentidos. En la actualidad no se valora este talento, que cae en detrimento del poder de la imagen y las ganancias. Estos son los valores del siglo XXI y su demanda. Pero eso no significa que no haya talento. El 31 de mayo 8pistas tenía una cita con uno de estos talentos, el sevillano Joaquín Calderón, productor, cantante y compositor.

8pistas: ¿Cuál es el origen de tu dedicación a la música, Joaquín? ¿Qué es lo que fue que te convenció?

Joaquín Calderón: El origen es básicamente familiar, en el que hay una serie de familiares que se han dedicado a la música, como mis abuelos o mi padre. Él, mi padre, me inyecta lo poco que sabe de lenguaje musical o sobre guitarra. Yo descubrí que me quería dedicar a la música y el resto depende de la paciencia y de la capacidad de trabajo.

Te formaste musicalmente hablando en el Conservatorio de Música de Sevilla, ¿no es así?

Yo estudié la carrera en el Conservatorio Superior de Sevilla, especializado en violín.

Y además, tocas la guitarra. ¿Te centras sobre todo en un instrumento o haces uso de varios?

En realidad no me centro en ningún instrumento. Yo siempre me he considerado un músico en general, “entre comillas” no soy especialista en nada, por mucho que tenga la carrera de violín. El violín supone un trabajo constante y un desarrollo diario que exige un tiempo que yo no tengo ahora mismo. He tocado el bajo también pero lo que más me ha gustado siempre ha sido la composición.

¿Cuándo empezaste a componer tu propio material?

Entré en el conservatorio en el año 85 con 10 años y ya llevaba 5 estudiando música. Un par de ellos en mi casa, después por mi cuenta y luego me presenté por libre en el conservatorio. Pasé las pruebas y entré directamente en segundo de solfeo. Tengo libretas de canciones de cuando tenía nueve y diez años.

¿Consideras que el proceso de composición ha sido una forma a través de la cual expresarte?

A veces no comparto determinadas cosas que son unos estándares. Es decir, “la música como medio de expresión”, yo creo que es una cuestión que sale. No sé si es una necesidad, es una cosa que surge y que sale. Para mí una canción no es una forma de expresarme contigo. Hay un emisor, un receptor y un mensaje, se produce…una casualidad. Que tú y yo logremos expresarnos a través de una canción mía es una mera casualidad.

¿Consideras que es un medio más para contar una historia?

Es un medio que surge de forma natural y que parte de una necesidad. Por ejemplo, yo estoy hablando contigo y mientras tanto me es imposible no escuchar el bajo que está sonando (una canción que se reproduce en el pub), no lo puedo evitar. Hay mucha gente que lo utiliza como un medio de comunicación. En muchas ocasiones no se produce una respuesta real. Umberto Eco no se sienta contigo a comunicarse, tú lees su libro. Le llegarán críticas mensuales pero no existe una comunicación. Es una cosa casi…unilateral. A mí me encanta Paul McCartney pero nunca me he comunicado con él.

¿Crees que se puede considerar a las nuevas tecnologías o las redes sociales como un método alternativo para los nuevos artistas de no depender de las exigencias de una discográfica?

En cierto modo sí, como muchas discográficas se han cerrado en banda a la inversión, ya nace de una necesidad. “Como nadie me echa cuenta, me voy a crear mi propio espacio web”, tenemos los casos de Carlos Chaouen, Rozalén o el mismo Pablo Alborán. Gente que nace en las redes sociales, después son rescatados por algunas compañías que ven el filón el económico. Así que sí, te da algo más de independencia, pero ocurre como todo, antes había veinte y ahora hay veinte mil. Es más difícil hacerse notar, como quien va a Madrid a hacer música porque es más grande, pero también hay quince veces más personas, la proporción…

Nos has hablado de tu pasado, ¿puedes hablarnos un poco de tu presente?

Entre pasado y presente hay una parte intermedia, que es la más larga de todas (risas). Tú inicias el trabajo musical con la formación y en mi caso terminé siendo profesor en el conservatorio durante cuatro años y decidí dejarlo. Porque esa parte de la formación la he combinado siempre con el trabajo en el estudio de músico o arreglarle temas a otra gente. Llegó un momento en que yo estaba trabajando en el conservatorio y me llamaba Javier Ruibal para ir de gira o Paco Cifuentes para hacer su disco y yo no podía. Me llamaba Tote King o Carlos Chaouen…había gente que me reclamaba en su día y decidí dejar el conservatorio hace siete u ocho años.

¿A qué te dedicaste a partir de entonces?

A partir de ahí mi carrera musical ha ido derivando hacia la composición o tocar con otros artistas como Vanesa Martín, Tote King, Javier Ruibal, María Rozalén, Manuel Carrasco…a partir de entonces he pasado a formar parte del gremio de músicos que se mueven trabajando con otros artistas y para otras cosas. Documentales, cortometrajes…

¿Crees que es viable en España poder vivir de ser compositor, aunque sea para otros artistas?

Bueno, si tienes suerte y da el pelotazo…yo qué sé…”Bulería” o “El baile del gorila”. Eso es lo que triunfa en nuestro país, todo es selectivo. Jorge Drexler es un artista respetado pero con una carrera discreta y base de trabajo e insistir. Aun así, también se la juega, como cuando su canción tenía que ser cantada por otra persona en la gala de los Oscars. Al final pudo cantarla Antonio Banderas, que al menos es otro artista y es español. Yo mismo llevo haciendo música, aquí en Sevilla, 17 o 18 años y he trabajado con muchísima gente. Yo voy a un concierto mío y hay 40 o 50 personas, a veces 100. Hay que trabajar mucho.

¿Algún artista del panorama musical actual?

Alfonso del Valle es un gran cantautor y hace cosas muy interesantes, con él estuve colaborando en La Carbonería y tocando 7 años. Mi hermano Chiqui Calderón también hace un trabajo muy interesante…hay mucha gente. Hay un proyecto en Sevilla, al que yo pertenezco, que se llama La Catedral Sumergida y es una cosa que no se ha hecho a nivel nacional, pero no termina de salir. Es un problema de base, de reconocimiento de la calidad. ¿La gente por qué escucha a Melendi, sin desprestigiarlo? Porque es fácil. Hay también grupos de calidad como Zahara o Vetusta Morla, que han podido aprovechar el boom del indie. Sin embargo, en Sevilla tenemos un grupo anterior a este pelotazo del indie llamado Maga, de Migue Rivera. Muchas de las melodías actuales han sido influenciadas por la música de este grupo. Lo ideal sería que hubiese una diversidad de oferta musical y no que unos cuantos ocupen todo el espacio.

Háblanos un poco de tu faceta como productor

Es un trabajo que siempre he querido realizar, me ha gustado siempre mucho. He hecho trabajos con Maga, Ismael Serrano, Señor Chinarro…es un trabajo que requiere que sepas escuchar lo que el artista para el que vas a trabajar quiere. Hago los arreglos y estoy presente en todos los procesos de producción.

¿Cuál es la diferencia entre componer para otro artista y componer para ti?

Que tengo que pasar una serie de barreras. Si yo lo hago para mi es una cosa que me representa mucho, lo escuchen quinientas personas o dos. Me tiene que representar. Si tengo que escribir para otro artista tengo otra perspectiva.

¿En qué te inspiras para escribir tu música?

Los artistas deben quitarse de encima ese halo de especialidad. Puede ser que haya casos que sean reales, pero yo creo que con estar alerta a lo que pasa y prepararte de una manera personal para que no te la metan doblada. Te puedes inspirar en cualquier cosa, que puede ser un detonante y luego el oficio te permite desarrollar esa idea. Puede haber personas que tengan ideas increíbles pero no tienen el conocimiento musical para materializarlas.

¿Hay alguna canción que te haya supuesto un reto especial componer? He leído que has escrito canciones en una tarde.

La verdad es que no, aunque parezca pedante. Para mi es orgánico. Tengo canciones que han sido toda una improvisación, sin ningún tachón. También tengo canciones que van directamente a la basura. “Mirándote” es una canción que compuse para mi hijo y tiene poco que pensar. Si tienes un vocabulario musical que te ayude a plasmar tu idea y conoces los elementos, es suficiente.

¿Te ayuda alguien a decidir qué canción de las que has compuesto merece la pena?

Normalmente no, pero tengo una canción de mi primer disco que se llama “Mis avispas” que yo pensaba que era una mierda pero que un amigo me dijo que valía la pena.

¿Colaboras con otros artistas en tus discos?

En Anverso colabora Tote King en el primer tema, “No Change” y en el primer disco Anfibiótico colabora Javier Ruibal en la canción “Ve y dile”. A Tote King le hice los arreglos de su canción “Dos españolazos horteras en el Caribe” y con SFDK también colaboré para ellos…

¿Cuál es tu participación en La Sala del Pumarejo?

Hay gente que cree que tengo que ver con La Sala y no es así. Los que llevan eso son Chiqui Calderón, mi hermano, Alfonso del Valle y sus parejas. También colabora Carlos del Pazo. Es un proyecto que va bien y un espacio en el que la gente se reúne, se toma algo y escucha un concierto en directo. Tiene unas condiciones buenas y les va bien. Va creciendo poco a poco pese a la dificultad que conlleva llevar aquello y ya hay muchos artistas que quieren ir. Sin embargo, tienen los típicos problemas del vecino y la policía pero ya se sabe, aun siendo un sitio donde va percusión, es guitarra y voz. He escuchado decir a mucha gente que el arte debería ser libre y que no se debería cobrar por cantar. Todo hay que pagarlo, yo no lo comprendo, por un lado nos hacemos los adalides de la cultura y la intelectualidad, pero por otro lado no queremos pagar. Pero viene Silvio Rodríguez y pagan 80 euros por una entrada. Es complicado decir –no cuando muchos dicen –sí. Si nosotros mismos no valoramos nuestro trabajo…

¿Dónde puede verte la gente tocar a Joaquín Calderón actualmente?

En La Sala suelo tocar habitualmente y en Madrid suelo tocar. En mis redes sociales, mi facebook y mi twitter también pueden seguir mis pasos.

Un encuentro íntimo con el cantautor que fue llegando a su fin al mismo tiempo que el sol se ponía. En la Plaza de la Encarnación, 8pistas se despedía de Joaquín Calderón. El próximo 26 de junio tocará en La Fidula en Madrid. Ya sabéis, si os encontráis cerca –y si no también- de la capital, tenéis una cita a la que no podéis faltar.

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