19 abril, 2024
Fotografía tomada por Esperanza Mar

Entre los conciertos que últimamente nos está regalando Riff Producciones hay uno que nos llamaba especialmente la atención, y ese era nada menos que Paul Gilbert.

Considerado uno de los 10 guitarristas más rápidos del mundo y con influencias eclécticas que van desde Eddie Van Halen o Yngwie Malmsteen hasta The Beach Boys, The Beatles o The Ramones, entre otros muchos.

Verlo en directo presentando su nuevo disco Vibrato debía ser impresionante, y por supuesto, nosotros debíamos estar allí para contároslo.

Una de las veces que más llena hemos visto la sala Custom. A pesar de no salir todos los días en los mass media sí que tiene un público muy fiel de buenos amantes a la música que no se perderían una ocasión así por nada del mundo. Ya tuvimos el honor de verlo con Mr Big, pero en solitario la cosa cambia.

Un aplauso de nuestra parte para la organización y la sala ya que están haciendo un grandísimo trabajo en la difusión musical en nuestra ciudad. Poco a poco se van consolidando como una apuesta segura para ver música en directo cada fin de semana.

Fotografía tomada por Esperanza Mar

Salen los cuatro integrantes del grupo a escena y sus primeras palabras son en castellano “Hola Sevilla”. Es la primera vez que veo que todos lleven cascos en el escenario, aunque ya había visto a Paul en fotos con ellos.

Sevilla, are you ready? YESSS!!!

Y como no podía ser de otra manera la cosa empieza fuerte. Guitarra rojo carrocería, que con su primer tema consigue meternos el ritmo desacompasado de una versatilidad de estilos que rozan la poca vergüenza. De Eric Clapton pasamos a los Beatles sin olvidar el indie de Noel Gallaguer. Y todo desde un magistral recital de sonidos limpios y claros.

Teclados, batería, bajo y Paul contándonos una historia de enemigos y de cárcel. Se respira “vibrato” musical en toda la sala. En un momento dado, el bajo coge una baqueta para marcar el ritmo. La pianista se deja las manos y Paul ni suda ni sonríe.

El epicentro es él, todo surge y se escapa de sus manos. Cuando ves a un artista disfrutar de lo que hace parece que el gusto se contagia, y aquí los gritos de la gente se alternan casi a partes iguales con sus solos y muecas faciales.

Delgado, alto, desgarbado y puro nervio. Vestido al estilo inglés con camisa blanca, vaqueros y corbata, con una especie de falda negra para los utensilios artísticos. Parece un director de orquesta.

Una de las cosas que más me han llamado la atención es que incluso entre tema y tema cuando el silencio se apodera del escenario, él sigue moviéndose como si el ritmo no surgiera de su guitarra sino del mismo centro de su cabeza. O como si lo estuviera escuchando por sus cascos. Él se marca el paso y el compás, se automotiva. Claro, que las palmas no tardan en aparecer para acompañarlo en su ritmo.

[one_third]La fusión de estilos que engloba el rock, el jazz e incluso la psicodelia hacen de cada uno de sus temas un puro espectáculo auditivo.[/one_third]

Si aún no has tenido la oportunidad de verlo en directo, no dudes ni un solo segundo en aprovechar la mínima oportunidad que tengas. Su último disco “vibrato” está genial, pero evidentemente en casos como este el directo es incomparable.

Fotografía tomada por Esperanza Mar

La puesta en escena está llena de energía, aunque sin muchos aspavientos, porque lo realmente importante aquí es la música y todo lo que ella es capaz de transmitirnos. Siempre desde una abrumadora capacidad musical de la guitarra.

Por momentos recuerda bastante a Prince, salvando las distancias en cuanto a estilos musicales, ya que en cuanto a conocimiento musical creo que deberán ir parejos.

Fotografía tomada por Esperanza Mar

El público alucina en los temas más rockeros y psicodélicos. Los ojos cerrados, las caras de estupefacción y los gritos se entremezclan casi con la misma fluidez con la que los dedos de Paul vuelan por las cuerdas de su guitarra. Es en estos temas cuando vemos a un Paul concentrado y entregado al 100%. No por nada es considerado uno de los guitarristas más rápidos del mundo.

La sala es un hervidero de risas incontroladas, comentarios y gritos en los pequeños recesos que Paul nos regala. Estamos asistiendo a uno de esos conciertos que marcan a una sala. Uno de esos conciertos que marcan a toda una ciudad.

 

[two_third]

Desde 8pistas queremos hacer un llamamiento para que Paul Gilbert esté en una de las próximas ediciones de Territorios, además como cabeza de cartel. Ante miles de personas debe ser algo sobrecogedor.

Tuvimos el lujo de escuchar a Eric Sardinas en el Bluescazorla del año pasado, y aunque el delirio guitarrero podría llegar a ser el mismo, la base, la concepción sobre la que se construyen sus dos mundos es completamente distinto. Mientras Eric maltrataba a su guitarra, la utilizaba a su antojo y deseo, Paul la mima en cada nota, aunque sólo dure una fracción de segundo en el aire para dar paso a otra. Aun así la venera, la trata con cariño y la siente.

[/two_third][one_third_last]

Quizás por eso, es capaz de pasar del rock más frenético al blues lento y arrastrado sin despeinarse. Porque las notas no son notas, son pequeños niños que nacen, viven sus vidas y mueren para dar paso a la siguiente generación en milésimas de momentos.[/one_third_last]

Si tuviéramos que destacar una sola cosa de Paul y este directo, sin duda me quedaría con los cambios de ritmo que es capaz de llevar a cabo en cada tema. Creo que es imposible contarlos. Él no cuenta una historia unidireccional, sino que te cuenta una película con varios hilos argumentales, con muchos personajes y muchas situaciones. La música no está encorsetada en su guitarra, se expresa ella sola a través de la sombra de sus dedos.

Fotografía tomada por Esperanza Mar

Por si a estas alturas de la noche no habíamos tenido bastante, el rock & roll de los 50 hace su aparición para el disfrute de los aquí presentes. Seductor, endulzante y meloso en una noche calurosa aquí dentro. Densa en el ambiente y muy gustosa bajo la piel.

Pero ¿qué pasaría si este mismo tema lo mezclamos con jazz al piano?. Pues fácil, que nos dejaríamos engatusar…total….sólo se vive una vez, no?

Cuando el romanticismo hace su aparición confirmamos lo que sospechábamos antes, la influencia de Prince en Paul es fuerte.

Después de una horita de concierto llega el primer descanso. Y este es un momento tan bueno como otro para asistir a un gran solo de batería. Se demuestra entonces, entre juego de luces, el sentido del ritmo y la velocidad a la que maneja las baquetas Thomas Lang. Un solo de esos que no necesitan presentación, de esos que sacan a su banda del vestuario para sentarse a su alrededor y no perdérselo.

Paul es el epicentro de la actuación, pero el resplandor del virtuosismo instrumental brilla con fuerza en todos los integrantes del grupo.

Finalmente, 6 minutos de pura percusión, rematado por una entrada completa de la banda que termina en una apoteosis de aplausos y gritos.

Cambia de guitarra, y se queda sólo en el escenario. Nos regala un tema pop en acústico, con el que demuestra una vez más, por si no habíamos tenido suficiente, que el dominio del ritmo y de los estilos musicales es casi absoluto. La música encorsetada no va con él, ni entre temas, ni dentro de una misma canción. Eso le imprime vida a sus creaciones, como obras de arte que se conciben como una idea, pero que en el proceso de la creación mutan, evolucionan, se ríen, se divierten y se entusiasman. Simplemente mágico.

Fotografía tomada por Esperanza Mar

“Down to Mexico” termina con el concierto oficial. Tras hora y media de majestuosidad, este tema eléctrico deja el listón tremendamente alto para su vuelta. Gritos de Pablo Gilberto resuenan por toda la sala, y tras unos breves minutos por fin podemos volver a ver su delgada figura tras la guitarra que tantos buenos momentos nos está dando esta noche.

Curiosamente y tras la sorpresa inicial, nos damos cuenta que los bises van a ser covers de sus temas favoritos, entre los que podemos encontrar “Stay with me”, “Man on the Silver Mountain” de Rainbow o “Sin City” de ACDC, donde para colmo los integrantes del grupo cambian los papeles y Paul se mete a la batería, Thomas (batería) al bajo, Kelly LeMieux (bajo) a la guitarra y Emi Gilbert (teclista) la voz.

En definitiva, hemos tenido la suerte de asistir al concierto de uno de los mejores guitarristas mundiales. Y aún por encima de eso, un tipo que lleva la música metida en la piel.

De nuevo, desde 8pistas queremos agradecer a la organización y a la sala su esfuerzo continuo por acercar este tipo de eventos al público español y más concretamente sevillano.

Fotografía tomada por Esperanza Mar

Así que ya sabéis, si tenéis la oportunidad de verlo, no dudéis ni un segundo. Os garantizamos que será uno de los mejores conciertos que hayáis visto en vuestra vida.

About Author

DEJANOS TU COMENTARIO

Loading Facebook Comments ...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.