Club del río + Musgö en Sevilla

Fotografías por Valeria Navarro

Viernes 17 de noviembre. FunClub. Sevilla, noche. Quisimos ser puntuales para no perdernos detalle. Y así fue. Poco a poco la sala se fue llenando sin abarrotarse del todo, cosa que se agradece mucho ya que hace el concierto más íntimo y cercano con el público. Los primeros en abrir la veda fueron Musgö, grupo compuesto por Mar Gabarre -compositora, cantante, licenciada en Bellas Artes y arpista, entre muchas otras cosas-, el percusionista Epi Pacheco y el contrabajista Sebastián Moreno. Me sorprendió muy gratamente cómo fueron capaces de captar toda nuestra atención desde el inicio. Y eso, pocos lo consiguen. Sólo los buenos de verdad.

Lucen un sonido limpio, trascendente, curioso y fresco. He de decir, que incluso fuera de lo “normal” y es que, a mi parecer, lo normal, ya empieza a ser aburrido. Y ellos, es decir, Musgö, consiguen el efecto contrario. Mi mayor y sentida enhorabuena. Estoy convencida de que oiréis mucho más de ellos próximamente.

Tras una pausa para poder digerir mejor el menú musical que nos esperaba aquella noche, llegaba el ansiado directo de Club del río, compuesto por siete elementos imprescindibles para su supervivencia. Se podría decir que son el grupo del momento. Cuando los escuché por primera vez me robaron el corazón con sus palmas, sus guateques, su mezcla de sonidos tan dispares y, a la vez, potentes. Sus instrumentos, sus letras, su música…

Una banda con el poder de transformar una jornada cualquiera en un día brutal. Un día en el que todo está de tu parte, en el que todo te saldrá como tú quieras. Sonaron las míticas “Montaña”, “Guateque”, “Buen día”, “Estampida”, “Materia gris” y “Condición”, entre otras, de su último disco Un sol dentro, publicado en 2016. Recordemos que el álbum fue grabado en Sevilla y en él podemos escuchar numerosas colaboraciones, entre las que cabe destacar las aportaciones de Xoel López, Tomasito o Víctor Iniesta.

Un disco lleno de luz, de naturaleza, de cantos, de palmas y jolgorios. De pasión, de amor, de abrazos pendientes, de miradas, de sonrisas y saludos entre amigos. Un disco que te hace querer vivir aún más la vida. Esa vida que, por desgracia, a veces perdemos entre agendas, horarios y planes marcados por el tic tac de un reloj. Club del río consigue que todo eso desaparezca del planeta. Te hace vivir ese momento con la intensidad más bendita y preciosa posible. Con la felicidad más pura.

También hubo espacio para temas de su primer álbum, Monzón (2014) entre los que destacaron “Club del río”, “Lunes”, que consiguió generar varios bailes de grupo y público unidos sin prejuicios; “Lobo Amigo” o “Es Natural”, con el que nos recordaron que ser nosotros mismos no está de más. Y dejarse llevar, tampoco.

En resumen, tras el comienzo dibujado en un guiño de ingenuidad, poco a poco nos quitaron los ropajes de la rutina, la carga pesada de lo innecesario. Lo que no hace más que molestar y ensuciar el día a día. Ellos hicieron que nuestro antídoto esa noche fuera su música. Nos aportaron algo especial, una de esas cosas que no se olvidan. Y por eso les doy las gracias. Porque esa noche me hicieron la persona más feliz del mundo.