29 marzo, 2024
El mundo de las series se acercaba cada vez más al del cine, y ahora parece que Netflix pretende que sea el del cine el que se acerque a las series.

Netflix lo venía avisando y ha cumplido, en cierto modo, su promesa. Empezaría a producir películas propias cual estudio hollywoodiense de pleno derecho, para adelantar en la carrera que se reparte con otras plataformas de streaming como HBO o Amazon studios. Desde luego, vivimos un momento trascendental en la historia del entretenimiento audiovisual tal y como lo conocemos. Ahora un gran actor no se limita al cine, y cada vez son más los intérpretes de gran talla, incluso oscarizados, que se pasan a la pequeña pantalla. Ahora una gran producción no se limita a un solo filme, sino que puede abarcar diferentes capítulos. El mundo de las series se acercaba cada vez más al del cine, y ahora parece que Netflix pretende que sea el del cine el que se acerque a las series, permitiendo que los usuarios puedan disfrutar de largometrajes no solo en la pequeña pantalla del televisor, sino también en la Tablet o el portátil.

Con este panorama tan arriesgado decidieron que el pistoletazo de salida lo diera un director también muy arriesgado en una historia todavía más arriesgada. No podía ser otro que David Ayer, quién tanto defraudó con Escuadrón Suicida a pesar de que su papel como director del filme no era malo sino que lo era en su faceta de escritor de la misma, y que se arriesga ahora con Bright. Parece que desea resarcirse con esta cinta cuyo arriesgado guion corre a cargo de Max Landis, ofreciendo una visión totalmente nueva de los clásicos de la literatura de fantasía, pero que Ayer viste con los mismos elementos que Escuadrón Suicida para ofrecer algo más familiar en su dilatada experiencia como director del género de acción.

La acción plantea cómo sería la cuidad de Los Ángeles si las criaturas fantásticas como elfos, orcos, hadas o centauros cohabitaran con los humanos pero no en un mundo pseudo-medieval, sino totalmente actual, consumista, racista, clasista y dónde la magia está prohibida por su gran poder. En este panorama Will Smith interpreta a un policía al que le han puesto de compañero al primer orco policía de la historia del cuerpo, interpretado por Joel Edgerton, y al que el resto de los compañeros policías discriminan por el papel turbulento que esta raza jugó en el pasado en la lucha contra ‘El Señor Oscuro’. A todo esto se suma el descubrimiento de una poderosa varita mágica por parte de la pareja de agentes que hará que sean perseguidos por elfos corruptos, pandilleros latinos y orcos a lo largo de la noche más dura de sus vidas. Sinceramente un enfoque sorprendentemente novedoso que no puede defraudar, ¿cierto?

Pues lamentablemente, defrauda. La cinta que promete un universo fantástico sin los clichés del mundo medieval, sino ofreciendo una visión contemporánea de la convivencia con criaturas tolkianas y a su vez alejada de la pomposidad infantil potterana rápidamente se desinfla para convertirse en una historia policíaca más, solo distinguida muy lejanamente por su trasfondo. Además, el orco interpretado por Joel Edgerton, más que mostrar la crudeza de un ser marginado por ser diferente, se convierte en un personaje bufonesco para la mofa del espectador, que no empatiza con este incomprendido tanto por orcos como por humanos. A eso se le suma algún que otro giro de guion incoherente y gratuito que recuerda sospechosamente a otros patinazos de la filmografía de Ayer, además de ser una cinta que prometía originalidad y frescura y resulta ser una obra elaborada a base de piezas de anteriores trabajos de Ayer, recordando demasiado a estos, sin ofrecer todo lo novedoso que la ambientación de la historia podría ofrecer.

Por otra parte mirando el lado positivo del filme el siempre carismático Will Smith hace suyo el papel protagonista, insuflándolo de su característica presencia que tan bien sabe adaptar al papel del poli duro como vimos en BadBoys (1995) o el de líder chulesco carente de disciplina que mostró recientemente en Escuadrón Suicidaa las órdenes de Ayer. Una narrativa que, a pesar de su falta de originalidad, es coherente casi siempre y engancha hasta el minuto final, con sorpresas inesperadas en su conclusión y cabos abiertos que ofrecen esperanzas para una futura y más épica entrega, todo ello salpicado de grandes dosis de acción que se intercalan con momentos de humor y unos efectos especiales que exprimen la visualidad del momento suponen los puntos a favor de esta propuesta de Netflix por acercarse al mundo del largometraje. No dudamos de que es un campo que nos alegramos de que explore y se arriesgue, pero confiamos en que en adelante ofrezca productos en los que la etiqueta de ‘original de Netflix’ realmente comprenda el significado de ‘original’.

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