29 marzo, 2024
El festival que comenzó en una plaza, con un solo escenario y gratis en sólo seis ediciones ha llegado a reunir a artistas de la talla de Lauryn Hill, Cypress Hill, Steve Aoki, Calle 13, Nach y muchos más en un solo fin de semana. Aquí te contamos lo que dio de si el viernes 17

Si te gusta la música en directo, y si vives por el Sur, en algún que otro momento de tu vida te habrás encontrado despotricando sobre los pocos festivales “grandes” que tenemos por estos lares. No te preocupes, no eres el único.

Durante años hemos visto perplejos y con envidia cochina como los artistas de primer nivel paseaban su talento por Cruillas, FIBs, BBKs o Primaveras varios, olvidándose completamente de bajar más allá de Madrid. Pero en esta última década, para nuestro regocijo, un festival que comenzó en una plaza, con un solo escenario y gratis en sólo seis ediciones ha llegado a reunir a artistas de la talla de Lauryn Hill, Cypress Hill, Steve Aoki, Calle 13, Nach y muchos más en un solo fin de semana.

Si a eso le añadimos el poder gestionar a una legión de fans y festivaleros con la nada desdeñable cifra de casi 150.000 personas. Podemos empezar a creer que Andalucía será capaz de entrar en ese circuito que hasta ahora nos ha dado la espalda.

AlRumbo 2015 ha sido toda una declaración de intenciones. Por un lado ha servido para acallar las muchas críticas que han ido surgiendo en este trepidante crecimiento, y por otro, para aprender de los nuevos errores que evidentemente surgen a cada paso.

Esta edición del festival, como en todo gran espectáculo que se precie ha tenido luces y sombras que procuraré ir desentrañando, aunque sólo lo pueda contar desde la perspectiva de un humilde visitante de viernes que apenas ha rozado la superficie de todo lo ocurrido en la playa de la Ballena durante el pasado fin de semana.

Os cuento nuestro periplo y luego que cada uno saque conclusiones o añada experiencias propias. Tras un pequeño viaje de apenas hora y poco llegamos a la entrada hacia los aparcamientos. Tan solo 15 minutos después estábamos en el parking de pago por 10€. Alegres y con cierto nerviosismo nos dispusimos a meternos de lleno en la fiesta. Primer tropiezo por nuestra parte ya que hasta la entrada aún nos quedaba media horita andando por un camino de tierra entre campos de labranza. Que de día bien, pero a la vuelta buf. Hubo que tirar de linterna del móvil.

Cuando al fin llegamos nos encontramos, lo primero, con muchísima gente, lo que era normal. Lo que nos sorprendió algo más fue lo bien organizada que estaba la entrada. Todos nos acordaremos de esos vídeos de ediciones anteriores con horas y horas de colas en la entrada. En esta ocasión, comprar la entrada y pasar el control no supuso más de 20 minutos.

A partir de ahí todo fue aun mejor si cabe. Dentro, un césped decente nos esperaba en una gran explanada donde encontrábamos sin esfuerzo y con gran inmediatez un buen abanico de recursos. Decenas de servicios, barras en todos los flancos, multitud de “beberapid” y puestos de comidas colocados estratégicamente en el lado opuesto a los escenarios nos dejaron un gran sabor de boca inicial.

Según la organización, cada día han asistido casi 50000 personas y aun así no tenías la sensación de agobio. Nosotros llegamos una vez comenzado Chambao, y nos pudimos poner, sin problemas, a unos escasos 20m del escenario.

La distribución, dos escenarios principales (AlRumbo y Sur), uno al lado del otro, donde se turnaban sin descanso los grupos, el escenario secundario (Cruzcampo) colocado en un lateral de la explanada mirando hacia la playa, igual que los principales, y por último, el dedicado casi exclusivamente a la electrónica (Dub Corner) colocado en la propia playa, lo que era todo un acierto. El sonido no se acoplaba ni se pisaba, a la vez que molestaba lo menos posible a los vecinos.

Pero centrémonos en el apartado musical.

Como ya he mencionado, La Mari pegaba saltos de alegría y daba uno de los conciertos más positivos y enérgicos que he visto últimamente cuando llegábamos. Y es que tocar para más de 20 mil personas debe ser una gozada para el alma.

La gente estaba completamente rendida a los encantos de Chambao, que sonaban espectaculares. Su show termina con “Te la creío tú”, con el que aprovecha para presentar a toda su banda también.  Se despide entre gritos y aplausos. Nos da tiempo para hablar con algunos de los presentes y personas de la organización que nos cuentan que la anécdota de la tarde ha sido que se ha conseguido por primera vez en mucho tiempo que ¡El Sevilla le enseñe a todo el personal las tetas!, lo que ya nos dice que el concierto de Los Mojinos Escozíos también ha debido estar genial.

No nos da tiempo para mucho más porque aunque ha llegado “solo” con 20 minutos de retraso la señorita Lauryn Hill ya está sobre el escenario. He de reconocer que un servidor ha venido a esta edición en gran medida por este momento. Y aunque, me impresiona un poco tanto la vestimenta como el comportamiento al salir en los primeros temas, vamos a darle el beneficio de la duda, para ver como evoluciona el concierto.

Los temas interpretados son en gran medida de su Unplugged y The Miseducation of Lauryn Hill pero con una patina de parafraseo algo ostentoso para mi gusto, y vamos a decirlo todo, con alguna que otra carencia de ritmo y continuidad.

Es quizás su carácter dictatorial con la banda y los técnicos lo que más nos choca. Sus órdenes son como si nunca hubieran tocado ni ensayado juntos. Entiendo que le guste que las cosas se hagan a su manera, pero esto es algo neurótico.

Y ya no hablemos del sonido, que tan buena impresión nos ha dejado con Chambao, y que aquí suena horriblemente mal. Y habrá quién critique mis palabras. Pero, por favor, seamos sinceros. A la banda sólo se la escuchaba si ella se callaba. El sonido de la batería era anecdótico, con el ritmazo que tenía el tipo. Y el coro… bueno, el coro estaba de adorno, porque apenas llegué a oírlas durante toda la actuación. Lo más triste es que daba la impresión de que estas descompensaciones provenían precisamente de sus indicaciones a los técnicos, a los cuales se llegó a dirigir expresamente y con muy malos modos varias veces durante la actuación.

El apartado vocal de Lauryn también dejaba mucho que desear. Si pretendíamos ver a la excomponente de Fugees alardeando de una de las voces más bonitas de nuestra adolescencia, nos hemos equivocado. Tiene ritmo, y aunque está bastante más grave se defiende bien. Pero no canta. Rapea, eso sí. Pero cantar no canta. Y es que simplemente no llega a los altos, y su registro es casi plano.

Tras 5 temas, al fin se levanta de la silla en la que llevaba sentada desde el comienzo. Y es a partir de aquí cuando el concierto empieza a coger forma. Tenía que ser precisamente con “Ex-Factor”, uno de sus temas más emblemáticos.

Una vez superado el susto inicial, y una vez te acostumbras al sonido, empiezas a disfrutar. Y como la señorita Lauryn no es cualquiera el concierto empieza a convertirse en toda una experiencia. Sus bailes incendiaban a la platea y el reconocimiento, aun siendo lejano, de sus temas hace que los brazos y los gritos se alcen con ganas.

Con “Fu-gee-la” vemos claramente que lo único que queda del tema original es el estribillo, lo demás está adaptado para su situación actual. Que no es ni mejor ni peor, es simplemente diferente. Este tema, por ejemplo,  se ha convertido en una especie de remix reggae.

La gente corre en tropel hacia el escenario cuando empiezan a sonar las primeras notas de “Ready or not”. Impresiona ver a tanta gente coreando el estribillo. Entusiasmo que continúa con “Turn Your Lights Down Low” de Bob Marley.

La noche se termina con “Doo-Wop (That Thing)”, pero los detalles no se terminan ahí sino que para sorpresa de todos se baja del escenario y saluda a los atónitos espectadores de primera fila. Sí señor, estas son las cosas que recuerdas para siempre.

En definitiva, sonido malo, principio muy flojo, voz cogida con pinzas, y aun así he disfrutado como un niño pequeño recordando por qué me gusta tanto la música.

A pesar de lo que se pudiera pensar, aquí no se mueve ni un ápice de la gente que hay congregada ya que a los pocos segundos los señores Zatu y Acción Sánchez (SFDK) tomaban posiciones en el escenario contiguo (Escenario Sur) para darnos toda una lección de cómo hacer un conciertazo en toda regla.

Y es que fue sentir “Manos en el Aire” y más de 40 mil personas se pusieron a botar al unísono como indica el propio nombre de la canción. Simplemente espectacular. Podríamos decir algo religioso si el propio concepto de unir cosas tan disonantes no fuera chocante.

En la hora y pico de espectáculo dio tiempo para hacer un buen repaso de temas actuales y otros ya clásicos, como una versión a capela de “¿A dónde van?”, “Todo lo que importa”, “Malviviendo” subido de revoluciones y con mucha más energía, donde hasta el más pintado canta aquello de “No woman no cry”.

Estos tipos están cómodos sobre el escenario, se lo comen con patatas con cada nuevo tema, saben que la gente se sabe sus canciones y que lo están disfrutando. Aún rememoro como se escuchaba un coro a dos voces cuando Zatu cantaba aquello de “El liricista en el Tejado”. Es una tontería que siga citando temas, si no estuviste poco te van a decir así en frío. Para la próxima no te los pierdas porque sinceramente siempre, siempre dan un tremendo espectáculo.

Con la cosa de ver los demás escenarios, y porque, nada menos que, Def con Dos estaban en esos momentos en el Escenario Cruzcampo, nos fuimos con más pena que gloria. Era impactante salir del sonido embriagador de SFDK para meterte en apenas unos pasos en el demoledor sonido Def. No te daba tiempo a asimilarlo cuando ya estabas dando saltos por doquier y con la adrenalina por todo lo alto. El juego de luces y el repaso a temas emblemáticos de su extensa trayectoria hicieron que no nos durara mucho la pena por habernos ido del escenario principal. Sonido pulcro y otro gran concierto para la saca.

Un bocadillo rápido, ya que estábamos al lado y corriendo para Asian Dub Foundation. Tenía ganas de verlos en directo, ya que cuando estuvieron en Sevilla por motivos personales no pude asistir. Y desde luego ya os puedo decir con conocimiento de causa que son tremendos. La mezcla de estilos, como el Ska, la electrónica y el Reggae, o poniéndonos algo más técnicos, el raggamuffin y el drum and bass es, además de sorprendente, explosiva.

Mientras Steve Chandra Savale nos recita un parafraseo brutal, el señor Nathan “Flutebox” nos eriza la piel con unos solos de flauta que nos dejan a todos con la boca abierta. ¿Cómo pueden salir tantos sonidos de un instrumento como la flauta?. Desde luego, hace honor a su nombre.

El conjunto lo completan Ghetto Priest, con su carismática voz y porte, Rocky Singh a la batería, que como comprenderéis tiene un papel bastante importante en toda esta creación de sonidos y Dr Das al Dub Bass.

Vaya lote de bailar que nos pegamos con estos chicos, aunque he de decir que lo que empezó siendo un concierto ecléctico de sonidos exóticos hindúes se fue transformando en algo puramente electrónico.

Terminan con la frase “I am because They are, I am because we are”. Perfecta.

Daban ya las 3 y pico de la madrugada cuando el grupo de Chiclana Trashtucada se subía al escenario para revolucionar todo el festival. Y es que se vanaglorian de alterar a una gran marea de gente y en este caso han dado en el clavo. Comenzar con “Nada nos puede parar”, tema que da nombre a su último trabajo es sinónimo de conciertazo.

Saltos, bailes, empujones, gritos, descontrol. Nos posee una energía indescriptible, que parte desde el escenario y nos inunda por completo. La voz de Juanmi, peleona como pocas, y los coros de Eli y Juanacko nos llevan a un mundo de fiesta continua. Hay quien se lo toma demasiado a la tremenda y tiene un pequeño altercado con los gorilas del escenario, pero nada reseñable, lo normal.

Este festival se está convirtiendo en todo un acontecimiento. Y es que son más de las 4 y aquí no para de bailar nadie. Y eso, teniendo en cuenta que la peña lleva aquí desde antes de las 7 de la tarde. Más de 9 horas de música y como si nada. Esto se debe en gran medida al grandísimo nivel artístico y sonoro al que estamos asistiendo.

La mezcla de Ska, ritmos balkánicos, drum and bass o reagge nos van llevando poco a poco hacia el final de nuestra noche.

Desgraciadamente, tras el tremendo concierto de Trashtucada nos tenemos que marchar, que la carretera hasta Sevilla se hace larga a estas horas de la madrugada.

Vinimos para tantear el terreno, ya que es la primera vez que asistíamos, pero definitivamente el año que viene guardaremos tres días en nuestra agenda para poder disfrutar, como se merece, de este festival.

En resumen, en lo positivo: gran organización técnica; muy pocos fallos a nivel musical, altísimo nivel sonoro; gran cartel; buena organización para venta de entradas en los recintos; buena seguridad y control; muchas barras de bebidas, comidas y servicios que agilizan mucho las cosas; precio ajustado a nuestros bolsillos.

En lo negativo: El tema de la acampada inhumano, inviable; la seguridad en los alrededores dejaba mucho que desear; las fiestas fuera del festival y las concentraciones de coches y gentes no hacen más que molestar a los vecinos sin aportar absolutamente nada, no me explico cómo la policía permitía esto; el camino hasta el parking, sin luz ni seguridad puede traer más de un disgusto a más de uno que sale perjudicado del festival; hay que cuidar más la suciedad generada, sobre todo en las playas aledañas.

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